Palestina: Aldeas ocupadas por aguas servidas

Nora Barrows-Friedman
IPS
22/08/07

Bañado por la luz naranja de otro atardecer, el palestino Awad Abú Swai, de 36 años, muestra un fruto de la higuera al pie de la cual se encuentra. Debajo de la piel, verde y brillante, contrasta el carmesí de su interior.

Pero es una de las pocas cosas dulces que puede mostrar del pueblo de sus mayores en Cisjordania.

"Los militares israelíes irrumpieron en el valle y talaron medio centenar de nogales y albaricoqueros. Ahora vinieron a cortar más árboles, para construir en esta tierra... mi tierra", se lamentó Abú Swai.

"Están instalando un canal de saneamiento por el que pasarán las aguas servidas de cuatro asentamientos judíos cercanos", agregó el agricultor.

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Abú Swai es uno de los aproximadamente 4.000 habitantes de la localidad palestina de Artas, al sudeste de Belén, conocida por sus suculentas frutas y verduras y por sus nueces.

Pero en los últimos meses, las fuerzas israelíes llevaron docenas de aplanadoras a los predios agrícolas del valle al este de Artas, para la construcción de un muro de cemento en torno del canal de saneamiento, que crece día a día.

El asentamiento de Efrat, parte del bloque de Gush Etzion que salpica las cercanías de poblados palestinos alrededor de Belén, alberga a 9.000 judíos sobre la colina que se levanta junto a Artas.

Las aplanadoras trabajan allí día y noche en la construcción del canal y de sus muros.

La población de Artas inició hace un año una intensa campaña contra esa instalación, cuando supo, a través de canales extraoficiales, que la localidad estaba en peligro. Desde entonces, no dejan de ver aplanadoras bajando por las laderas, desde Efrat hacia los huertos palestinos del valle.

Abú Swai lidera desde mayo el comité popular de Artas que ha invitado a activistas de Israel y de todo el mundo a apoyar su lucha contra los designios de la ocupación.

Los manifestantes sufrieron disparos, golpes y arrestos a manos de las fuerzas ocupantes israelíes y guardias de la seguridad privada del asentamiento.

Abú Swai sufrió cinco días de cárcel luego de ser golpeado por un soldado israelí en una protesta.

En toda Cisjordania, aldeanos palestinos sufren confiscaciones de tierra a medida que los asentamientos judíos invaden las laderas de las colinas. Son varias las localidades que sufren la contaminación de sus cultivos por los sistemas de saneamiento que instala Israel.

Al sur de Artas, el saneamiento del bloque de Gush Etzion está acabando lentamente con las granjas de Beit Ommar, una pequeña comunidad exportadora de productos agrícolas.

Cerca de una viña propiedad de varias familias del lugar se encuentra la central de tratamiento de aguas servidas del bloque, rodeada por una valla con alambre de púas. Dos caños que parten de la pileta a cielo abierto se dirigen directamente a la viña.

"Verás que la tierra aquí está oscurecida por el bombeo desde la piscina de saneamiento", dijo a IPS el agricultor y líder comunitario Musa Abú Mariya, de 29 años, que señala hacia un área frente a la instalación israelí otrora repleta de albaricoqueros y ciruelos.

"Los bulldozers llegaron hace unos dos años", agregó. Cada pocos meses, en especial en la estación lluviosa, los colonos de Gush Etzion comienzan a bombear sus aguas servidas hacia la pileta a cielo abierta. "Están destruyendo todos nuestros cultivos", protestó Abú Mariya.

Para peor, gran parte del viñedo está completamente contaminado por una falla en la cañería que conduce a la instalación, explicó. Del otro lado de ella, una estrecha cañería naranja atraviesa el alambre de púas y vierte las aguas malolientes cerca del predio.

"Mire estas uvas", dijo Abú Mariya. "No están bien. Antes, eran hermosas, deliciosas."

Las hojas de una de las parras están amarillentas y combadas. Las uvas están grises, marchitas. "La viña está enferma. Las aguas servidas que bombean hacia nuestra tierra la envenenan y ensucian", afirmó..

Este asunto de apariencia banal es consistente con la política de despojo ejercida por el Estado judío contra la población palestina, dijo a IPS el cofundador del Comité Israelí contra la Demolición de Viviendas, Jeff Halper.

"La infraestructura parece inocua, pero su planificación sesgada expulsa a los palestinos de sus predios agrícolas ancestrales, que luego son expropiados para la construcción de asentamientos judíos o de carreteras israelíes, o inundados por aguas servidas procedentes de colonias que carecen de infraestructura propia", explicó.

"La planificación es dispuesta con impunidad, sin tomar en cuenta a los palestinos", agregó Halper. "Es, apenas, un medio más, más sutil, de despojarlos de la tierra y, finalmente, librar al Gran Israel de todo remanente de población no judía."

"Esto es genocidio, un crimen cometido a plena luz del día durante las últimas seis décadas y que debe ser atendido urgentemente por la comunidad internacional", advirtió.

Abú Swai está ansioso. La ampliación del canal de saneamiento es constatable día a día. Su comunidad prepara otra serie de acciones contra la confiscación y la destrucción de Artas.

"Nos quedaremos dos días frente a la Corte Suprema de Justicia de Israel para esperar que tomen una decisión. Deben darse cuenta de que toda esta destrucción es ilegal. Tenemos certificados de propiedad de la tierra que se remontan a 1936. Confiamos en que habrá justicia."

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