Refugiados en el cibercafé

DATOS DE UN INFORME DEL GOBIERNO DE JAPÓN
• Al menos 5.400 japoneses sin recursos ni residencia digna viven habitualmente en esos locales
• Cada día, más de 60.000 personas los utilizan para pasar la noche
El Periodico
JORDI JUSTE 11/09/07
KIOTO

Un estudio del Gobierno japonés ha revelado que 5.400 personas, el 82% de ellas hombres, pasan cada semana más de la mitad de las noches en alguno de los miles de cibercafés que hay por todo el país. Son los llamados net-cafe nanmin (refugiados en el cibercafé), una parte de una amplia capa de la población formada por personas que, o no consiguen un trabajo estable, o este no les alcanza para acceder a una vivienda digna.

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Los cubículos Un joven navega por internet mientras otro duerme en un cibercafé japonés. Foto: EFE / EVERET K. BROWN

Muchos de los usuarios nocturnos de los cibercafés son licenciados universitarios que perdieron la oportunidad de encontrar un buen empleo durante la recesión económica de los años 90. A menudo, su problema es que no pueden ahorrar el dinero suficiente para pagar el depósito inicial necesario para firmar un contrato de alquiler o la entrada para comprar una vivienda.

Problemas laborales
La mitad de los refugiados del cibercafé son trabajadores con contratos a tiempo parcial o jornaleros, 1.300 están parados y solo 300 tienen empleo estable a tiempo completo. Su nivel de ingresos oscila entre los 107.000 yenes (650 euros) de Tokio y los 83.000 yenes (525 euros) de Osaka. Por edades, el principal grupo lo forman los que están en la veintena, que son más del 25%, pero sorprende que un 23% tenga entre 50 y 60 años.
"No hemos hecho más que empezar a comprender la dinámica del fenómeno. Este estudio nos ayudará a afrontar los muchos problemas laborales y de asistencia involucrados", declaró Jun Teraoka, del Ministerio de Trabajo, al presentar el estudio y anunciar la creación de programas de inserción laboral de los afectados.

Café y ducha
Los llamados net-cafe (cibercafés) son locales que combinan salas abiertas con ordenadores y cubículos de entre uno y dos metros cuadrados de superficie, que pueden ser usados por una o dos personas, y están equipados con un asiento reclinable, un ordenador y un televisor. Además, muchos incluyen en el precio del servicio la posibilidad de tomar café sin límite durante toda la noche y ducharse. Se paga por tiempo de permanencia y en función de si se va a usar un ordenador de la sala común o se opta por un espacio individual o doble y con una silla reclinable u otra de las que también hacen masaje. Usando las opciones más económicas se puede pasar la noche por unos 10 euros.
Los usuarios diurnos de los net-cafe son personas de diversas edades y condiciones sociales. Cerca de la medianoche, sin embargo, se pueblan sobre todo de hombres jóvenes. La mayoría simplemente han perdido el último tren de regreso desde el centro de la ciudad a su domicilio en las afueras, pero un gran número de individuos han hecho del cibercafé su lugar de residencia habitual, a falta de una alternativa mejor. Según el estudio del Gobierno, la media de personas que pernocta en los más de 3.000 cibercafés analizados cada noche supera las 60.000.

Término peyorativo
El término net-cafe nanmin, creado en enero por un documental de televisión, ya empieza a ser combatido desde el mundo de las oenegés y por los propios cibercafés, por considerarlo peyorativo. "Para nosotros todos los clientes son igual de importantes y no creemos que sean refugiados", declaran desde la asociación JCCA (Japan Complex Café Association), que agrupa a empresas del sector.
Los sitios diminutos para pasar la noche por un precio módico no son una novedad en Japón. En los años del crecimiento económico acelerado, las grandes ciudades contaban con áreas donde abundaban las pensiones especializadas en alquilar espacios poco mayores que un nicho a los jornaleros de la construcción.

Para turistas sin dinero
Hoy siguen existiendo estos negocios en zonas marginales, aunque muchos han cerrado o se han reciclado como alternativa para turistas de bajo presupuesto. Además, en los alrededores de las estaciones de tren, existen los llamados Capsule Hotel, donde por un precio equivalente a 25 euros se tiene derecho a dormir en una litera con televisor y a usar las duchas y las saunas comunes.

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