Comer es un lujo en Haití, el país más pobre de América

Gotson Pierre, EFE - Vía El Nacional (16-10-2007)

Haití, el país más pobre de América, sufre verdaderos problemas para alimentar cada día a su población, lo que ha llevado a organismos como la Plataforma de Organizaciones de Defensa de los Derechos Humanos (PODH) a afirmar que en esta nación caribeña “comer es un lujo".

Según esta organización, “la mayoría de los productos de consumo como el maíz, el arroz, el azúcar, las legumbres, el queso, las frutas, la carne de vaca o de cabrito, el pescado y la leche no son accesibles para las pequeñas economías a causa de su coste elevado en el mercado".
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La evolución del precio de la harina, que forma parte del conjunto de alimentos básicos, refleja muy bien cuál es la situación.

Durante los últimos días, este producto experimentó una subida que ha provocado el descontento de los vendedores de pan en los mercados públicos y de los consumidores más pobres.

Comerciantes de un mercado del sector Delmas 33 (norte de la capital) se lamentan de que las ventas de pan han bajado y que, del mismo modo, otros productos se han vuelto menos accesibles para los compradores.

“Ahora, caminamos con las manos vacías”, dice Anna, una joven vendedora que se queja de que “nadie hace nada en este país” para poner remedio a la situación en Haití, donde la tasa de inflación se sitúa en el ocho por ciento.

El pan es considerado como un alimento básico para la gente pobre en Haití, un país de 9,6 millones de habitantes en el que más de la mitad de la población no puede conseguir la ración alimentaria mínima establecida internacionalmente.

Según el Documento Oficial de Estrategia Nacional para el Crecimiento y la Reducción de la Pobreza, que está en fase de estudio, “el 27 por ciento de los niños sufre carencias alimentarias”, principalmente en las zonas rurales.

“Hay que crear riqueza y estimular el crecimiento para sacar a Haití de esta situación”, plantea el presidente de la comisión que ha elaborado el texto, Jean Robert Simonise.

Durante los últimos años, varios especialistas han visitado Haití para hablar de creación de riqueza en este país donde, durante veinticinco años consecutivos, la producción nacional no dejó de disminuir, mientras que hubo un crecimiento demográfico constante.

La mayor crisis económica de los últimos años se produjo en 2004, cuando hubo una recesión del 3,5 por ciento.

Para este año las autoridades del país esperan un crecimiento del cuatro por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) por habitante, que es actualmente de 1.742 dólares.

Estos datos, sin embargo, no reflejan la situación real, puesto que Haití está considerado como uno de los países con más desigualdad del planeta, con la mitad de la riqueza concentrada en manos del diez por ciento de la población.

Precisamente, el 70 por ciento de esa población está catalogada como pobre o por debajo de la línea de la pobreza.

“De cada 10 personas se calcula que 7,6 son pobres, con ingresos de sólo dos dólares por día”, precisa un estudio oficial.

La tasa de mortalidad materna -de 0,63 por ciento- y la de mortalidad infantil -un 5,7- son las más elevadas en Latinoamérica y el Caribe, mientras que la esperanza de vida es de 52 años.

Rémy Montas, ex dirigente del Banco Central, considera que esta situación es el resultado de la “ineficacia de los modelos de desarrollo” aplicados durante años en Haití, que no contribuyeron a mejorar las condiciones de vida de la población.

Montas promueve el cambio de este modelo para poder alcanzar en 2015 los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), entre los que figuran la reducción a la mitad de la pobreza en Haití.

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