El Ejército británico, acusado ante los jueces de torturas en Irak

Varios testigos aseguran haber visto cadáveres con genitales mutilados y ojos arrancados
El País
WALTER OPPENHEIMER - Londres - 19/10/2007

El Ministerio de Defensa británico deberá defenderse hoy en el Tribunal Superior de nuevas acusaciones de tortura en la guerra de Irak. Las acusaciones se sustentan en los testimonios presentados por varios testigos y los certificados de defunción emitidos por un médico local tras una feroz batalla el 14 de mayo de 2004 cerca de Amara. Esos testigos afirman haber visto heridas sospechosas en varios cadáveres, desde genitales mutilados a ojos fuera de las órbitas y síntomas de ahorcamiento, según el diario The Guardian.

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El Ejército británico reconoció en su día que al menos 14 iraquíes, y quizás más, murieron en uno de los enfrentamientos más feroces protagonizados por tropas británicas en Irak. Los hechos ocurrieron cerca de Majar al Kabir (sureste), en la carretera que une Amara y Basora. El Ministerio de Defensa abrió una investigación interna tras las primeras denuncias de abusos, pero tras un año de pesquisas concluyó que no había "pruebas de mutilaciones deliberadas". La palabra "deliberadas" venía a reconocer que algunos cuerpos tenían heridas sospechosas, como cráneos fracturados, pero que se habían producido durante el traslado del cadáver.

Sin embargo, el grupo de abogados de Birmingham que lleva el caso, Abogados por el Interés Público, ha recibido ayuda financiera pública para pleitear contra el Gobierno y hoy pedirá al Tribunal Superior que inste la apertura de una investigación independiente sobre el caso. Uno de los abogados de ese grupo, Phil Shiner, ya acusó en el pasado al Ejército británico por la muerte de un civil iraquí, Baha Musa, cuando estaba detenido en una base británica en Basora. Aunque está probado que Musa murió debido a las torturas padecidas durante su detención, el juez renunció al caso en marzo pasado porque no se pudo concretar quién le provocó las heridas mortales. El mismo juez admitió que estaba ante un caso de encubrimiento después de que los soldados que prestaron declaración alegaran 677 veces que no recordaban lo sucedido.

Filmaciones
Según The Guardian, existe la sospecha de que algunos de los fallecidos en Amara en realidad no murieron en el enfrentamiento con el Ejército, sino como consecuencia de haber sido sometidos a torturas. Las acusaciones se basan en las declaraciones de algunos testigos que afirman haber visto las mutilaciones, en filmaciones tomadas por los familiares cuando les entregaron los cadáveres y en los certificados de defunción emitidos por el director del hospital de Majar al Kabir, el doctor Adel Salid Majad, tras examinar siete cadáveres al día siguiente de la batalla. Los certificados han sido puestos en cuestión por un destacado médico de Amara que examinó uno de los siete cuerpos.

El Ministerio de Defensa no ha publicado en su totalidad el informe interno que exculpa a los soldados británicos y que achaca las mutilaciones en los cadáveres a la variada gama de armamento utilizado en aquella batalla, capaz de producir heridas muy aparatosas.

La exculpación de sus soldados ha sido la norma del Ejército británico en las investigaciones internas que ha llevado a cabo desde la invasión de Irak en 2003.

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