No es una reunión de paz, sino una conferencia de guerra


Michael Warschawski, alternativenews.org (22-10-2007) - Traducido por Carlos Sanchis y revisado por Caty R., Rebelión (25-10-2007)

Para entender de qué trata una conferencia, uno cree habitualmente que la pregunta es “quién asiste”. Sin embargo creo que la verdadera cuestión siempre debe ser “a quién no se invita”.

Un encuentro de paz para tratar el conflicto israelo-palestino en el que no se invita a Hamás no es una reunión de paz, sino una conferencia de guerra contra, entre otros, Hamás y una parte sustancial de la población palestina de Cisjordania y Gaza que eligió mayoritariamente a Hamás en el Consejo Legislativo Palestino.
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El contexto estratégico de la conferencia de Annapolis es la estrategia neoconservadora de una guerra preventiva global y sin fin contra la “amenaza islamista” que los fundamentalistas cristianos de derechas de Estados Unidos que aconsejan al presidente George W. Bus llaman simplemente y sin eufemismos “la guerra contra el Islam”. Hamás sólo es un objetivo al que hay que añadir Irán, Hezbolá en Líbano y posiblemente Siria, aunque el régimen sirio es laico y uno de los que más islamistas han masacrado de todos los estados de Oriente Próximo. Pero, ¿a quién le importa? Para algunos de los neoconservadores de la línea dura que todavía están alrededor de Bush todos los árabes son musulmanes y todos los enemigos de Washington son objetivo de la cruzada para defender la llamada civilización judeocristiana contra la amenaza del Islam, incluso si sus nombres son Hugo Chávez o Evo Morales.

En su visita a Oriente Próximo, la Secretaria de Estado Condoleezza Rice está organizando sus tropas para la guerra que viene, distribuye dinero a los estados mercenarios, amenaza a los que dudan y da instrucciones al gobierno israelí. El frente de los “estados moderados”, como el Departamento de Estado se atreve a denominar a los estados clientes de Washington, debe estar ahora preparado para la guerra y la conferencia de Annapolis servirá de primera reunión del “gabinete bélico” de esa guerra.

Sin embargo está ausente un elemento en los preparativos estadounidenses: ¿cuál será el desquite iraní y los costes, tanto humanos como materiales, de semejante guerra? Teherán no es Gaza e Irán tiene medios para responder a una agresión israelo-estadounidense. Los residentes de Tel Aviv bien podrían ser quienes pagaran un precio muy alto por los lunáticos planes de George W. Bush… a quien realmente no le importan mucho.

La última declaración del demente de la Casa Blanca es aterradora: ¡está avisando de la “III Guerra Mundial”! 'Avisando' es una expresión neoconservadora para decir “amenazando”. En resumen, inmerso en una demencia absoluta, Bush amenaza con iniciar una guerra nuclear en Oriente Próximo que fácilmente puede extenderse a todo el mundo. Haciendo gala de un cinismo total, los neoconservadores presentan esta guerra como una guerra “para defender a los judíos”. Los judíos como pretexto para la nueva cruzada dirigida por cristianos fundamentalistas y el estado israelí como primera línea del frente de la guerra de defensa de la civilización judeocristiana.

¡No, gracias! Nosotros, los judíos, tendremos que pagar dos veces precios muy altos por esta guerra: primero como los batallones avanzados de cruzados y segundo como los chivos expiatorios cuando la guerra fracase. No hay ninguna duda de que cuando la aventura estadounidense acabe finalmente en un sangriento fiasco, los mismos líderes que usan a los judíos como pretexto culparán a los judíos por su fracaso. No hace falta ser profeta para predecir que los fundamentalistas cristianos que rodean a Bush y empujan por “el choque de civilizaciones” -supersionistas y a la vez profundamente antisemitas– una vez más culparán a los judíos por la crisis a la que su santa cruzada contra el Islam habrá llevado al mundo occidental.

Una voz alta y clara en Israel y en el planeta entero debe levantarse para decirle al mundo ¡'No en nuestro nombre! ¡No utilicen a los judíos como pretexto para su agresión imperial”! Lamentablemente, y se podría decir trágicamente, en Annapolis, los dos Ehuds, Olmert y Barak, harán exactamente lo contrario, y caerán directamente en las manos y en la propaganda de los peores antisemitas de nuestra era, que ofrecerán nuestra nación y a los judíos de todo el mundo como pretexto y principal herramienta de la III Guerra Mundial.

Que Dios, o cualquier otro que pueda detener esta locura, nos ayude.

Michael Warschawski, es un judío israelí de origen polaco; escritor, analista y sobre todo experimentado militante político en la lucha por la paz y la justicia en todo el planeta. En 1984 cofundó el “The Alternative Information Center, AIC”, del que actualmente es codirector. Ha escrito numerosos libros, e ntre ellos: 33-day War: Israel’s War on Hezbollah in Lebanon and It’s Consequences, con Gilbert Achcar, Hardcover, 2007; La frontière, Paperback, 2002; Israël-Palestine : Le défi binational, con Elías Sanbar, Hadcover, 2001; y Towards an Open Tomb: The Crisis of Israeli Society, Hardcover, 2004.

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