Un rincón de “paz”

Layla Anwar
An Arab Woman Blues
Traducido por Sinfo Fernández
4/10/07

He estado escuchando algo de música sufí. La música sufí es excepcionalmente hermosa.

Tiene muchas modalidades y es escuchada desde África Occidental hasta su Cuerno, hasta en África del Norte, en Egipto, en Siria, en el Líbano, en el Iraq ocupado, en la Palestina ocupada, en Irán, en Turquía y en los Balcanes. También alcanza el sub-continente indio con la versión Kawwali hasta llegar a Malasia, Indonesia y la parte más remota de Asia Central, incluida China. Dondequiera que el Islam se halle, encontrarán alguna forma de música sufí como una especie de manto temporal de paz.

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Cuando escucho música sufí, me siento como si estuviera en un rincón del mundo donde hubiera siempre paz. Ese rincón no se encuentra en ningún mapa geográfico, los sufíes dicen que se halla en el Corazón. El célebre faro de todos los mapas.

Mientras me dejaba inundar por la melodía, me sentí en ese rincón de Paz. Y en ese lugar, pensé que escuchaba hablar a Dios.

¿Ven?, no sólo Bush oye hablar a Dios. Yo también le oigo.

Dios me dijo, y en esa ocasión adoptó un aura masculina: “Diles que no me preocupan sus fastos, sus rituales ni sus plegarias. No veo más que mataderos cerca de aquí. ¿Piensan que la Sangre se convierte en Agua? ¿Creen que su pacífico Silencio les salvará?”

Quizá yo sea algo ilusoria, pero cuando Vds. se apresuran a comprar las “Conversaciones con Dios” en tres volúmenes que Paulo Coelho vende como rosquillas, no se ponen a pensar que sean ilusorias. Pero yo sí lo soy: la Herética Mujer Árabe.

Me pregunto si todo esto es a causa del funeral de Ahmad. Es como si me hubiera saltado el último fusible que me quedaba.

Ahmad era huérfano. Tenía dos hermanas casadas. Una está en el extranjero, la otra en Bagdad. Sacó adelante a sus hermanas al perder a sus padres cuando era un adolescente. Las crió. Era un padre y una madre para ellas. Tenía sólo 31 años. Vivía solo en la casa familiar en Saydiyya. Había alquilado el piso de arriba a una mujer chií que le trató como a un hijo. Hace una semana, las Brigadas Badr, entrenadas, financiadas y apoyadas por Irán, junto a los Maghawir, asaltaron la zona y prepararon el camino para que el Ejército del Mahdi de Muqtada al Sadr entrara e hiciera limpieza.

La primera vez que llegaron, la mujer iraquí chií dijo: “Es mi hijo, no le toquéis”. Pero, en la segunda ocasión, no pudo hacer nada por salvarle.

Agruparon a 36 personas, todas sunníes y cada una recibió tres balas en la cabeza, un regalo por Ramadán.

Pocos días después, la gente de esa barriada salió a la calle pidiendo seguridad. ¿Quién se la va a proporcionar? ¿Los estadounidenses, las milicias sectarias del gobierno, la policía sectaria, o quizá Blackwater?

Cuando su hermana fue a la morgue para recuperar el cadáver de Ahmad, algunas de las mujeres que hacían cola para intentar recobrar los cuerpos de sus seres amados le dijeron: “¡Qué afortunada eres, has encontrado su cuerpo. Al menos tendrá un entierro decente. Te envidiamos!”.

Al reunirnos para darle nuestro pésame, las mujeres nos sentamos en un rincón y los hombres en otro. Todo era muy pacífico. Rincones de paz. La paz de los que se fueron, la paz de la Muerte. Había lágrimas silenciosas, lágrimas pacíficas.

Escuché a alguien susurrando: “¿Has oído hablar del plan de partición?”

La otra persona respondió: “Sí, quizá eso nos traiga la Paz. Cualquier cosa, deja que hagan lo que sea pero que nos traigan la Paz”.

Así es, ese es el precio de vuestra famosa Paz. Ese era vuestro plan de Paz. Ese era el anteproyecto diabólico orquestado para ti, Paz.

Matarles a todos para silenciarles en Paz. Asesinarles a todos para que puedan rendirse y entregarse en Paz. Darles caza, exiliarles y permitirles desear un retorno en Paz. Hacerles pedazos para que puedan meterles la Paz garganta abajo, como si fuera un corcho, antes de que su dolor haga estallar vuestra Paz. Convertirles en esqueletos de Paz. Freírles con Radiaciones, Bacterias, Gérmenes, Virus y hacerles tragar la Paz. Encarcelarles y torturarles hasta que se les caiga la piel y se les formen costras de Paz. Matarles de inanición para que podáis mirar a través de sus costillas y entonces os suplicarán y se comerán la Paz. Dejarles tartamudear de miedo para que puedan murmurar Paz. Un bello y pacífico genocidio. Un silencioso, y pacífico Holocausto de los fabricantes de Paz.

Oraciones y discursos de Paz. Derechos humanos y convenciones sobre Paz. Leyes y jurisdicciones sobre Paz. Congresos y Premios Nóbel de la Paz. Un maravilloso trabajo.

Bagdad-Iraq, Dar Al Salam. La ciudad de la Paz. Islam, la religión de la Paz. Musulmanes, aquellos que se rinden a la Paz. Una tranquila Paz hecha de Silencio. Una Paz bendita.

Una Paz silenciosa como la que encontráis en los cementerios, en las tumbas, interrumpida esporádicamente por un lamento aquí y allá.

Por favor, no permitan que todo esto les incomode. Perdónennos, quien quiera que sean, si nosotros, por unos segundos, hemos interrumpido o molestado su Paz.

Se lo prometo, nos reprimiremos a partir de ahora. Nos estrangularemos. Secaremos nuestros ojos y nuestras gargantas… No queremos causarles molestia alguna.

Continúen con lo que estaban haciendo. Son todos Vds. muy importantes, gente pacífica.

Les pagaremos nuestros tributos: seremos estatuas de Paz.

Desde Oriente hasta Occidente, quizá NUESTRA Paz descienda también sobre Vds.

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