Israel responde a la caída de la valla dejando a Gaza sin electricidad

Gara
25/01/08

La respuesta de Israel no se ha hecho esperar. Al día siguiente de que activistas palestinos derribaran la valla fronteriza de Rafah para permitir a cientos de miles de palestinos aprovisionarse en Egipto, las autoridades sionistas ordenaron retener el envío de gasoil para la Compañía de Electricidad de Gaza, según informó Jamal al-Hudari, presidente del Comité contra el Bloqueo.

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El martes, Israel permitió que cinco camiones aprovisionaran mínimamente la central que suministra electricidad a Gaza después de que este territorio estuviera sumido en la oscuridad desde que el viernes anterior el bloqueo se convirtiera en total. Entonces, Israel advirtió de que si se producían nuevos ataques con cohetes artesanales contra posiciones sionistas en el Neguev, el suministro a la central volvería a interrumpirse.

En esta ocasión, sin embargo, el detonante del nuevo corte de suministro -también se impidió el paso de camiones con ayuda- fue el derribo de la valla en Rafah, según informó la radio pública israelí.

El viceministro israelí de Defensa, Matan Vilnai, señaló que el Estado sionista quiere dejar de suministrar electricidad, agua y medicinas a Gaza como castigo al derribo de la valla.

En este sentido, el diario «Haaretz» informó ayer de que el Gobierno israelí está molesto con Egipto por permitir el paso de los palestinos para comprar los alimentos que el bloqueo sionista les impide tener en su propia casa.

«Creo que Egipto sabe cuál es su trabajo y esperamos que lo cumpla en el marco de los acuerdos alcanzados», señaló el ministro de Defensa, Ehud Barak, al Canal 10 israelí.

Junto a ello, el Gobierno israelí hizo un llamamiento a los turistas de ese Estado que se encuentren en el Sinaí egipcio que abandonen este lugar al considerar que por la valla de Rafah pueden llegar a Egipto «terroristas de Hamas que puede secuestrar a ciudadanos israelíes y llevarlos a Gaza».

En este contexto, la radio pública israelí hizo pública ayer una encuesta en la que se muestra que la mayoría de los ciudadanos del Estado sionista son favorables a endurecer las sanciones impuestas a los gazatíes.

A la pregunta «Debe Israel endurecer o aligerar las sanciones contra los palestinos de la franja de Gaza», el 63,7% de los encuestados optó por el endurecimiento, mientras que el 22,1% abogó por el aligeramiento y un 10% por mantener la actual situación. La encuesta fue realizada por el instituto Shivouk Panorama.

EEUU, con el sionismo

Israel puede mantenerse firme en sus posiciones, puesto que continúa teniendo a EEUU como aliado. Así, ayer Washington rechazó una resolución aprobada horas antes en Ginebra por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en la que se denuncia a Israel por la crisis humanitaria que se está produciendo en Gaza, al tiempo que se culpaba a Hamas de la situación.

En una declaración del embajador de EEUU ante la ONU en Ginebra, Warren Trichenor, Wa-shington afirma que «Hamas tiene, en última instancia, la responsabilidad de lo que está ocurriendo».

Haniyeh, por el diálogo

El primer ministro del Gobierno de Hamas en Gaza, Ismail Haniyeh, realizó un llamamiento al Gobierno egipcio y a la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas para llegar a un acuerdo sobre la manera de gestionar la frontera de Rafah.

«Lo que está sucediendo en Gaza demuestra que hemos llegado al límite. La solución no es un poco de combustible, sino que se levante el bloqueo», señaló a al-Jazeera.

Abbas y Olmert

Pese a todo lo sucedido en la última semana, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, se reunirán el domingo en el marco del diálogo post-Annapolis.

Familias palestinas se reencuentran en Rafah tras años separadas

Aturdida por las numerosas horas de viaje por el Sinaí y el frenesí de Rafah, convertida en un bazar gigante, Rahmeh Naji va a cumplir un sueño: en el lado palestino de la frontera le espera su familia, a la que no ha visto desde hace siete años.

Con su marido, Mohammed, y sus tres hijos, abandonaron al amanecer la ciudad egipcia de Al-Jura, a diez kilómetros de la frontera, y tomaron el camino a Rafah, donde la frontera ha dejado de existir.

La joven sujeta firmemente la mano de sus hijos frente a la oleada de decenas de miles de palestinos que llegan desde todos los rincones de Gaza. «Mi marido es egipcio y yo soy de Nousseirat (en el centro de Gaza). Me casé hace siete años y desde entonces no he podido ver a mis allegados», explica Naji.

En al-Jura vive con la familia de su marido. «Mis padres, mis hermanos y hermanos, mis primos, todos viven en Nousseirat», explica. «Gracias a Mubarak y gracias a los que han derribado el muro», añade su marido.

Alrededor, los compradores corren y gritan en busca de productos que no se encuentran en el lado palestino: tabaco, detergente, lejía en polvo, patatas fritas, alimentos, televisores, lectores de DVD, cemento, neumáticos, motos,...

Salma Abú Chaar también podrá visitar a sus seres queridos. Señala la casa de su familia en el lado palestino y la suya propia, en tierra egipcia. «Vivimos muy cerca, pero el muro nos separaba. La última vez que pude verles fue hace dos años y medio. Antes Rafah era una sola ciudad y nosotros formábamos una sola familia», recuerda.

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