La guerra de los "enemigos de paja"

IAR Noticias
11/03/08

La relación "vinculante" FARC-"gobiernos de izquierda" trazada por Washington como principal hipótesis de "terrorismo" y de "desestabilización" continental (y mundial) esconde una profunda razón maquiavélica de "dividir para dominar", creando un falso enfrentamiento y controlando en forma simultánea a los dos oponentes. En este escenario no domina la guerra sino la simulación de la guerra. Chávez y Uribe son las piezas más representativas del tablero.

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En un contexto de distensión de la llamada triple "crisis andina" Colombia-Venezuela-Ecuador, y con el patio trasero "sedado" luego de la confrontación de la semana pasada, EEUU salió a expresar su "satisfacción" por el modo en que Chávez y Uribe resolvieron sus diferencias en la reunió del Grupo Río.

No obstante, advirtió el Imperio que aún "queda pendiente" la financiación de las FARC por "algunos gobiernos".

Después de pedir para Chávez una "corte internacional" para que lo juzgue por "financiar terrorismo", Washington bajó el tono y calificó como "ciertamente positiva" la resolución de la crisis Colombia-Veenzuela-Ecuador durante el encuentro del Grupo de Río el viernes.

No obstante, el portavoz del departamento de Estado, Sean McCormack, advirtió que aún falta por resolver el apoyo que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) supuestamente han recibido de "algunos gobiernos".

Sin nombrar a Chávez, McCormack señaló que el tema de las FARC "todavía está pendiente de ser investigado".

"Ahora que el asunto inmediato fue superado entre las partes (Colombia, Venezuela y Ecuador), yo creo que siguen las preguntas sobre si algunos estados están permitiendo que las FARC, una organización terrorista, opere en áreas de la frontera con Colombia", indicó McCormack citado por Reuters.

En una palabra: Para el Imperio se resolvió "positivamente" el tema de los actores pero no de los causales que generaron la "crisis", o sea el "terrorismo" de las FARC que desató el conflicto.

El conflicto entre Colombia, Ecuador y Venezuela, comenzó el 1º de marzo tras una incursión militar colombiana en territorio ecuatoriano durante la cual resultó muerto el portavoz de las FARC, Raúl Reyes.

La operación militar fue repudiada y "condenada" por Venezuela y Ecuador, que retiraron sus embajadores de Bogota, a los que luego se agregó la ruptura de relaciones con Colombia por parte de Nicaragua.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, avanzó un poco más y desplegó tropas y tanques a la frontera con Colombia y ordenó el cierre de la embajada de Venezuela en Bogotá.

Por su parte, el gobierno de Colombia (el "invasor" de Ecuador) informó que los computadores incautados al segundo jefe de las FARC contenían "información" que supuestamente prueban vínculos entre las FARC y los gobiernos de Caracas y Quito.

Chávez denunció el viernes, durante su exposición ante el Grupo Río, que Bush y Uribe habían armado una farsa, utilizando el asesinato de Reyes, para enviarlo a una corte penal internacional y convertirlo en un "Milosevic latinoamericano".

Sin embargo, lo que ya se había tornado en una "crisis militar" regional, se resolvió con un apretón de manos entre el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, y sus homólogos de Ecuador, Rafael Correa, y de Venezuela, Hugo Chávez, en Santo Domingo en el marco del encuentro del Grupo de Río, con mediación de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Sutilmente, los analistas y medios internacionales calificaron de "poco seria" la distensión acordada entre Chávez, Correa y Uribe, a una situación de conflicto que atribuyeron a la necesidad de "superar sus crisis internas" que tienen los protagonistas.

La forma y el contenido

Como siempre, EEUU y sus estrategias regionales, así como los intereses del capitalismo transnacional (que controla las economías y los sistemas financieros de la región) no aparecen por ningún lado en los "análisis" de la prensa convencional que sólo analizan a los "presidentes" (como entidades autónomas) sin la trama de intereses económicos y geopolíticos imperiales que los rodean y condicionan.

En la construcción de la estrategia regional de Washington los "gobiernos de izquierda" (con sus sistemas económicos productivos controlados por el capitalismo transnacional) son los "enemigos de paja" que el Imperio utiliza para controlar con una metodología alternativa a la del "neoliberalismo" de "derecha".

El "terrorismo" de las FARC es el otro elemento "complementario de esa estrategia ya que le permite a Washington ensamblar a todos los gobiernos de la región (incluidos los de "izquierda" con Chávez a la cabeza) en la "guerra contra el terrorismo" y en los distintos "acuerdos de cooperación" tanto en el plano militar como económico.

En ese sentido, y como ya lo expresó Uribe en la reunión del Grupo Río, hay que destacar que todos los gobiernos regionales (incluidos los de "izquierda") se adscriben al combate contra el "terrorismo y el narcotráfico", y la mayoría (como es el caso de la Argentina) ya cuentan con legislaciones "antiterroristas", por más que expresen formalmente "independencia" de las estrategias de Washington.

Como lo sabe cualquier experto, las FARC, una guerrilla que sobrevive desde hace décadas negociando espacios de poder con el narco y la propia CIA, son, a su vez, el "caballito de batalla" que utiliza la inteligencia norteamericana y el Pentágono para implementar la nueva hipótesis de conflicto militar que alimenta la venta de armas, tecnología y equipos informáticos en todo el ámbito regional.

Los "enemigos de paja"

Como lo acaba de "sugerir" (para el buen entendedor) el Departamento de Estado, Chávez y Uribe (los símbolos más emblemáticos del falso enfrentamiento entre "gobiernos de izquierda" y "gobiernos de derecha" en América Latina) son solamente piezas políticas dentro de un tablero estratégico regional marcado por la "guerra contraterrorista" como metodología de dominio y control militar.

Chávez y Uribe, Colombia y Venezuela + el "terrorismo" de las FARC, son apenas la "cáscara" (disfrazada de "conflicto mayor") de un entrelazado de intereses subterráneos del Imperio norteamericano y del capitalismo trasnacional (corporaciones y bancos) que controlan a los gobiernos de América Latina, por encima de las instituciones jurídicas-estatales que las consagran como "naciones independientes".

La relación "vinculante" FARC-"gobiernos de izquierda" trazada por la inteligencia norteamericana como principal hipótesis de "terrorismo" y de "desestabilización" continental (y mundial) esconde una profunda razón maquiavélica de "dividir para dominar", creando un falso enfrentamiento y controlando en forma simultánea a los dos oponentes.

En este escenario el "terrorismo" de las FARC sirve:

A) Para que el complejo militar y las armamentistas vendan armas a los ejércitos latinoamericanos que combaten al "terrorismo" bajo "protección" del Comando Sur de EEUU.

B) Para justificar despliegues militares imperiales alrededor de las fuentes estratégicas de recursos naturales y de energía del "patio trasero" que Washington considera como suyos.

C) para las justificaciones doctrinarias de la represión y "criminalización" de los conflictos sociales que van a comenzar a cobrar impulso en la región con el proceso recesivo-inflacionario desatado por la disparada de los precios del petróleo.

¿Y para que sirven Chávez y los "gobiernos de izquierda"?

Chávez (tal como lo venden las grandes cadenas del Imperio) es la figura emblemática, la imagen representativa de la "síntesis", la materialización toda junta del "peligro subversivo" y "terrorista" que se cierne sobre América Latina.

Con el presidente venezolano como el cuco "comunista-terrorista" regional EEUU compensa la falta del "enemigo real" que en la época de la guerra por áreas de influencia con la URSS estuvo representado por la Cuba de Fidel Castro, por entonces exportadora de revoluciones armadas.

En Chávez se ensamblan mediáticamente -y psicológicamente- el "terrrorismo" de las FARC y el "enemigo rojo" de la época de la Escuela de las Américas y de la Doctrina de Seguridad Nacional.

Como dicen los preceptos básicos de cualquier libro de estrategia política: hay que inventar un enemigo falso, maleable y controlable, que opaque y reste protagonismo al enemigo real que pueda presentarse.

El marketing "terrorista" y "desestabilizador" que Washington y el Departamento de Estado le endosan a Chávez está orientado a neutralizar la aparición de enemigos verdaderos.

O sea los líderes populares que todavía hacen huelgas generales, cortan rutas, toman empresas, y ponen en riesgo la "gobernabilidad" y los "negocios" de los bancos y trasnacionales capitalistas en América Latina.

Y se produce el marketing a dos puntas. Al mito Chávez lo compran -por distintas razones- A) la ultraderecha asustada con el "terrorismo" y la "subversión, y B) la izquierda ilusionada con la leyenda inventada del "Chávez revolucionario".

Fuegos artificiales

La falsa pelea Uribe-Chávez, con las FARC como detonante, sintetiza a dos puntas la estrategia con el "enemigo de paja" para dominar y controlar por "izquierda" y por "derecha", según el viejo precepto maquiavélico aggiornado por Washington y sus herramientas de poder.

La falsa guerra de "izquierda" y "derecha" (con las FARC en el medio) , a nivel de gobiernos, quedó ampliamente graficada con la farsa del Grupo Río, el viernes, donde quedó demostrado que, más allá del enfrentamiento verbal, ni Chávez ni Uribe pueden manejar las decisiones de un enfrentamiento militar regional.

Si Chávez y Uribe, en una acto de demencia quisieran imponer la lógica "militar" como resolución de conflicto en sustitución de la logia de la "gobernabilidad democrática" imperante serían arrasados por todos los gobiernos regionales que integran la OEA y el Grupo Rio.

Tanto Chávez (en menor grado) y Uribe (en forma totalizada) tienen sus líneas de comando y de inteligencia militar infiltrados por la CIA y el Comando Sur de EEUU, los implementadores de la estrategia de control militar de Washington en la región.

En la práctica, si Chávez quisiese ordenar una guerra contra Colombia que no figurase en los planes de EEUU sería eliminado o derrocado por un golpe interno, lo que indica claramente que si detona finalmente un conflicto militar regional es porque Washington lo está utilizando para sus planes.

En este escenario, los superficiales analistas y periodistas del sistema (asalariados de las empresas y de los consorcios mediáticos) solo pueden ver la cáscara sin el contenido: La falsa guerra Chávez-Uribe, tiene su límite en la "gobernabilidad democrática" impuesta por Washington como estrategia de dominio en la región.

Una guerra militar Colombia-Venezuela solo puede detonar cuando Washington decida "militarizar" la región para contener los conflictos sociales que se avecinan con la escalada de los precios de petróleo y una ola recesiva mundial proyectada en América Latina.

Mientras tanto, Chávez y Uribe (piezas esenciales en la estrategia del "enemigo de paja") , seguirán armando sus jugadas en el tablero bajo la atenta mirada de Washington, el dueño de todos los títeres.

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