JFK se retuerce en su tumba

Scott Ogrin
SOTT.net
Traducción de Miguel Ángel para SDLT/Sott.net
29/04/08


Una de mis recientes anécdotas favoritas es la de un francés amigo mío. En las últimas elecciones, él votó a favor de la candidata socialista Segolène Royal. Por supuesto, pretendió que en realidad le gustaba y había votado a favor del actual presidente Sarkozy, simplemente porque pensaba que ese era el deseo de todo el mundo. No quería mantenerse firme en sus opiniones y creencias - quería adherirse a la tendencia general. Ahora que las encuestas de aprobación de Sarko están en la friolera del 28%, ha puesto de manifiesto su verdadero voto, sin duda de nuevo para seguirle la corriente a la multitud. Ya ve, ese es exactamente el problema...

¿Por qué hacemos cosas tontas como esa? ¿Acaso tenemos tanto miedo de defender aquello en lo que creemos que somos capaces de sacrificar nuestras propias convicciones y quizá incluso nuestra propia alma sólo para asegurarnos ser aceptados por los demás? En caso afirmativo, ¿cuál es el límite de todo esto?

Así que, ¿qué hacemos al respecto? Esa es una pregunta muy recurrente hoy en día. Y creo que JFK podría llegar a tener la respuesta...

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He aquí un chiste malo para usted: ¿Qué le dijo el presidente francés Nicolas Sarkozy a Carla Bruni la noche en que se conocieron?

¿Se rinde?

"Voulez-vous karcher avec moi ce soir?"(1)

(Karcher es un fabricante de equipos y aparatos de lavado a presión.)

Y realmente, ¿podemos echarle la culpa por eso? Quiero decir, afrontémoslo: hay gente en este mundo a la que le encanta aprovecharse de los demás. Estos parásitos utilizan a todos los que los rodean para su propia gloria y beneficio personal. Se alimentan del trabajo duro de las personas normales como ustedes y yo. No creen en un arduo día de trabajo; creen en la dosis mínima de trabajo. Mienten, engañan, roban y luego se quejan más o menos de cómo están siendo tratados injustamente, utilizando una lógica de lo más distorsionada para justificar sus acciones. Bastante a menudo, incluso cuando se los pilla en una mentira, se limitan a seguir mintiendo.

Esa es la clase de escoria con la que estamos tratando aquí.

Por lo tanto, estoy totalmente de acuerdo con el bueno de Sarkonator: ¡a utilizar los equipos de lavado a presión, se ha dicho!

Por supuesto, no estoy hablando de esos molestos inmigrantes (*¡ESCALOFRÍO!*) que acaparan todos los puestos de trabajo que nadie más quiere porque el resto de la gente está demasiado ocupada tratando de "vivir a lo grande" en una casa gigante, con un automóvil familiar y una gran pantalla plana de televisión de 3000 pulgadas de altísima definición. No, no, no. Estoy hablando de psicópatas. Ya saben, esos hombres y mujeres que hoy en día parecen ser tan populares en los pasillos del poder, aun cuando los ciudadanos se miran unos a otros haciendo afirmaciones tales como: "Eh, tíos, no conozco a NADIE que haya votado a favor de este payaso. Por ende, ¿cómo entró en el poder? Quiero decir, ¿con el 60% de los votos?! ¡Vamos, hombre!

Una de mis recientes anécdotas favoritas es la de un francés amigo mío. En las últimas elecciones, él votó a favor de la candidata socialista Segolène Royal. Por supuesto, pretendió que en realidad le gustaba y había votado a favor del actual presidente Sarkozy, simplemente porque pensaba que ese era el deseo de todo el mundo. No quería mantenerse firme en sus opiniones y creencias - quería adherirse a la tendencia general. Ahora que las encuestas de aprobación de Sarko están en la friolera del 28%, ha puesto de manifiesto su verdadero voto, sin duda de nuevo para seguirle la corriente a la multitud. Ya ve, ese es exactamente el problema...

¿Por qué hacemos cosas tontas como esa? ¿Acaso tenemos tanto miedo de defender aquello en lo que creemos que somos capaces de sacrificar nuestras propias convicciones y quizá incluso nuestra propia alma sólo para asegurarnos ser aceptados por los demás? En caso afirmativo, ¿cuál es el límite de todo esto? ¿No significa esto que también aceptaríamos el asesinato de millones? ¿Realmente creemos que la gente de hoy en día es tan especial, tan diferente de aquellos alemanes que hicieron la vista gorda durante el reinado de Hitler y los nazis? ¿Lo cree usted? Bien, vuelva a reflexionar, ¡amigo mío!

Así que, ¿qué hacemos al respecto? Esa es una pregunta muy recurrente hoy en día. La gente quiere hacer algo, pero como siempre, desea seguir a la mayoría. Quiere que alguien más determine la dirección. Quieren seguir siendo seguidores en lugar de líderes.

Y es por esta misma razón que estoy aquí sentado escribiendo este pequeño artículo. Pero, afrontémoslo: yo no soy un genio literario. Y además, soy ingeniero, y los de mi gremio sencillamente odiamos la ineficiencia. Así que pienso, "¿para qué reinventar la rueda?" Hay un hombre en particular, cuyas palabras siguen siendo tan poderosas y pertinentes en la actualidad, que yo apenas podría esperar mejorarlas. Ese hombre es JFK(2).

Ahora bien, antes de que algunos de ustedes protesten acerca de cómo siempre todo el mundo alaba a JFK, quien en realidad era un mujeriego, un ladrón, etc, permítanme señalar lo siguiente: en palabras y en hechos, JFK indudablemente hizo más que cualquier otro líder de los Estados Unidos para combatir esta enfermedad llamada patocracia, la psicopatía que tan evidentemente ha tomado el control de nuestras naciones actuales.

Si no comprenden la verdad de esta afirmación, necesitan informarse. Comiencen por lo siguiente: Evidence of Revision (próximamente estarán disponibles los subtítulos en español). Sí, es posible que les haya llamado incultos. No deberían ofenderse, ya que es así como todos los días los psicópatas en el poder les tratan a ustedes, sólo que tal vez aún no se hayan dado cuenta. Ellos confían en que no sepamos nada acerca de nada, ni nos preocupemos por las cosas que verdaderamente importan si hemos de tener un verdadero futuro. Confían en que ustedes estarán tan ocupados deseando simplemente "vivir su vida" y "tener bebés y ser felices" que siempre buscarán a un líder, con el fin de poder seguir siendo los seguidores. Y luego hacen lo que quieren, cuando quieren, y consiguen difundirlo por cada medio de comunicación como "el camino correcto a seguir" – restregándoselo por la cara, por así decirlo. Insultan su inteligencia cada vez que ven las noticias de la tarde o leen un periódico, y ustedes lo permiten.

Así que, francamente, me importa bien poco con cuántas mujeres durmió JFK, o si se sirvió de la mafia para llegar al poder. Yo juzgo al hombre por lo que dijo e hizo, y por lo que tenía la intención de hacer de no haber sido asesinado. Las grandes personas a veces tienen grandes defectos, pero eso no niega la magnitud de lo que lograron cuando se tiene en cuenta el todo. En mi opinión, con eso basta. Y a menos que ustedes disfruten señalando la paja en el ojo ajeno sin tener en cuenta la viga en el propio, debería parecerles suficiente también.

Creo que después de leer lo siguiente, comenzarán a ver realmente que la respuesta a la pregunta "¿qué podemos HACER con este lío?" es perfectamente clara, y siempre lo ha sido. Es sólo que siempre tendemos a buscar soluciones por el camino equivocado. En este caso, creo que muchos de nosotros esperamos a que alguien nos diga qué hacer. Esperamos a que otra persona dé el primer paso para luego seguirla, como siempre. Seguimos haciendo lo que hemos hecho siempre, por lo que continuamos obteniendo lo que siempre obtuvimos.

Algunas veces es necesaria la más poderosa de las facultades humanas de la cual carecen los psicópatas para ayudarnos a encontrar nuestro camino.

Lo siguiente es una recopilación de diversas citas de JFK, mezcladas con una pizca de libertad creativa. Y así, sin más preámbulos, les entrego al Hombre mismo:

Para saber cómo luchar contra la patocracia en nuestro mundo actual, primero debemos recultivar un cultivo extinto hace tiempo: el coraje.

No es muy probable que un mundo que ha olvidado la calidad del coraje, la cual en el pasado fue traída a la vida pública, insista en o tome en cuenta dicha cualidad en los líderes que elige hoy en día. Y de hecho, hemos olvidado hacerlo. Pero los esfuerzos y el coraje no son suficientes si no van acompañados de un propósito y una dirección. La dirección exige la verdad, y la verdad requiere de hechos.

Nuestros dirigentes no deberían tener miedo a encomendarse a la gente con hechos desagradables, ideas extrañas, exóticas filosofías, y valores competitivos. Los dirigentes que temen dejar a que gente juzgue la verdad y la falsedad en un mercado abierto son líderes que tienen miedo de su pueblo.

Sin estos hechos e ideas, hemos llegado a disfrutar de la comodidad de la opinión sin la incomodidad del pensamiento. Muy a menudo, el gran enemigo de la verdad no es la mentira (deliberada, perpetrada, y deshonesta), sino el mito (persistente, persuasivo, e irrealista).

Además de los mitos perpetrados en nosotros por nuestros dirigentes, el secreto se ha convertido en un modo de vida para ellos, mientras que destruyen nuestra intimidad. Tan sólo la palabra 'secreto' es repugnante en una sociedad libre y abierta. Nosotros, como pueblo, deberíamos oponernos intrínseca e históricamente a sociedades secretas, a juramentos secretos, y a procedimientos secretos.

Para resolver estos problemas, no busquemos la respuesta "republicana" o la "demócrata", sino la respuesta correcta. No busquemos fijar la culpa en el pasado, excepto en la medida en que nos permita entender hacia dónde debemos dirigirnos en el futuro. Aceptemos nuestra propia responsabilidad frente al futuro. Todo el mundo cuenta. La ignorancia de un votante en una democracia deteriora la seguridad de todos. No basta con ajustarse simplemente a las normas del día: la conformidad es el carcelero de la libertad y el enemigo del crecimiento.

Debemos tomar consciencia de cómo obrar para poner fin a este juego tan peligroso. Sin restar importancia a la valentía con la que muchos hombres y mujeres han muerto, no debemos olvidar aquellos actos de valentía gracias a los cuales algunas personas han vivido. Una persona debe hacer lo que él o ella debe -a pesar de las consecuencias personales, de los obstáculos, los peligros y la presión- y esa es la base de toda la moralidad humana.

Ahora que nos encontramos al borde del abismo patocrático, no hay cabida para un segundo lugar. Una vez que uno afirma que se conforma con ser el segundo, eso es lo que le sucede en la vida. Pues el tiempo y el mundo no permanecen inmóviles: el cambio es la ley de la vida. Y aquellos que miran sólo hacia el pasado o el presente, sin duda se perderán el futuro.

Ahora tampoco es el momento de la neutralidad, sino de adoptar una postura. Dante afirmó una vez que los lugares más abrasadores en el infierno están reservados para aquellos que en un período de crisis moral, mantienen su neutralidad.

Pero los problemas del mundo tampoco pueden de ninguna manera ser resueltos por escépticos o cínicos cuyos horizontes se limitan a las realidades obvias. Necesitamos personas que puedan soñar con cosas que nunca sucedieron.

Para soñar con un mañana nuevo, tenemos que conocer los hechos, sin importar cuán dolorosos sean. Afirmar los hechos francamente no equivale a perder la esperanza en el futuro ni a acusar el pasado. El heredero prudente hace cuidadosamente inventario de su legado y provee una fiel contabilidad a aquellos a quienes debe una obligación de confianza.

Porque en última instancia, nuestro más básico vínculo común es que todos habitamos este pequeño planeta. Todos respiramos el mismo aire. Todos valoramos el futuro de nuestros hijos. Y todos somos mortales.

En el transcurso de la larga historia del mundo, sólo a unas pocas generaciones se les ha concedido el papel de defender la libertad en su hora de máximo peligro. No debemos eludir esta responsabilidad, sino acogerla con satisfacción. No debemos olvidar nunca que el más alto reconocimiento no se limita a pronunciar palabras, sino a vivir en base a ellas.

Un programa de acción implica riesgos y costes. Pero estos son mucho menores que los altos riesgos y costes de la cómoda inacción.

Por lo tanto, demos ese primer paso. Retrocedamos de las sombras de la guerra y la destrucción eterna, y busquemos el camino de la paz. Y aunque ese sea un viaje de mil millas, o incluso más, dejemos que la historia deje grabado que nosotros, en este planeta, en este momento, dimos el primer paso.

Las cosas no ocurren porque sí. Algo las provoca. Sólo aquellos que se atreven a fallar en gran medida pueden alguna vez lograr algo en gran medida.

Tenemos el poder para hacer que ésta sea la mejor generación de la humanidad en la historia del mundo, o la última.

Deberíamos elegir dicha dirección no porque sea fácil, sino porque es difícil, porque ese objetivo servirá para organizar y medir lo mejor de nuestras habilidades y talentos, ya que ese es un desafío que estamos dispuestos a aceptar, uno que no estamos dispuestos a aplazar, y uno que tenemos la intención de ganar.

Así que no recemos por una vida fácil. Recemos para ser hombres y mujeres más fuertes. Si somos fuertes, nuestra fuerza hablará por sí misma. Si somos débiles, las palabras no serán de ninguna ayuda.

Que no quepa la menor duda de que este es un esfuerzo difícil y peligroso que nos hemos fijado. Nadie puede prever con precisión el curso que tomará o en qué costes o bajas se incurrirá. Nos esperan muchos meses de sacrificio y auto-disciplina, meses en los que tanto nuestra paciencia como nuestra voluntad serán puestas a prueba, meses en los que muchas amenazas y denuncias nos mantendrán al corriente de nuestros peligros. Pero el mayor peligro de todos sería no hacer nada. Nuestro objetivo no es la victoria del poder, sino la reivindicación de la verdad. No es la paz a expensas de la libertad, sino la paz y la libertad en todo el mundo. Debemos lograr ese objetivo.

Lo que de verdad importa no es el acto inmediato de coraje o de valor, sino aquellos que soportan la lucha en todo momento. No los patriotas que sólo dan la cara cuando las cosas van bien, sino los que están dispuestos a resistir durante un largo periodo de tiempo.

Nosotros en este planeta, en esta generación, somos, por destino más que por elección propia, los vigilantes de las murallas de la libertad mundial. Pedimos, por tanto, llegar a ser dignos de nuestro poder y responsabilidad, ejercer nuestra fuerza con sabiduría y moderación, y lograr en nuestra época y para siempre la antigua visión de "La paz sea en la Tierra, un buen futuro hacia todos". Ese ha de ser siempre nuestro objetivo, y la verdad de nuestra causa debe ser siempre la base de nuestra fuerza.

Ustedes ya saben qué hacer: utilizar el fuego que arde en sus corazones para luchar por su futuro y por el de sus hijos. Ese fuego es nuestra mayor fortaleza, y algo que un psicópata no puede siquiera comenzar a comprender.

Y ustedes ya saben cómo hacerlo: "qué hacer" es diferente y único para cada persona. Todos tenemos algo que aportar a un cambio pacífico.

El batir de un millón de pequeñísimas alas de mariposa... Evolución, no revolución...

Entonces, ¿qué opinan?

Notas

(1) Esta frase es un juego de palabras derivado del francés. Una canción famosa en Francia dice así: “Voulez-vous coucher avec moi ce soir?”, y significa: “¿Desea usted acostarse conmigo esta noche?”. El romance entre Sarkozy y Bruni fue un gran tema de discusión en la farándula francesa debido a la rapidez con la que la pareja oficializó su relación. Por otro lado, los Karcher son utilizados, además de para lavar a presión, para calmar a las multitudes durante algunas manifestaciones. –NdT

(2) John Fitzgerald Kennedy (29 de mayo, 1917 – 22 de noviembre, 1963) (conocido como John F. Kennedy, llamado por sus amigos Jack Kennedy y popularmente conocido como JFK) fue el trigésimo quinto Presidente de los Estados Unidos. Fue asesinado en 1963. Para más información diríjase a la siguiente página: http://es.wikipedia.org/wiki/John_F._Kennedy

1 comentarios:

jos_nqn dijo...

Se retuerce y ya casi "se levanta"

ver:http://www.taringa.net/posts/info/1194142/%C2%A1%C2%A1Al-Qaeda-No-Existe!!-Ni-existi%C3%B3___.html