El cerebro nunca duerme

Eduardo Martínez
Tendencias Científicas
17/07/08

Aunque todavía no sabemos a dónde va la mente mientras dormimos, lo que hemos descubierto es que soñar tiene un cometido específico para la evolución de la especie: procesar el aprendizaje del día y aplicarlo a la solución de los problemas cotidianos, según se desprende de dos investigaciones diferentes realizadas en las universidades de Lübcek y Durham que reivindican un valor en decadencia en nuestra sociedad global y productiva: dormir lo necesario porque es fuente de salud y de creatividad.

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La creatividad tiene una relación directa con la calidad del sueño, ya que el cerebro permanece activo mientras dormimos ayudándonos a resolver los problemas cotidianos a través de un proceso de reestructuración de los recuerdos de las experiencias vividas.

Según la revista Nature, investigadores de la Universidad de Lübeck han comprobado por primera vez que el cerebro continúa pensando en los problemas cotidianos cuando alcanzamos el estado de sueño, propiciando el alumbramiento de las soluciones que en ocasiones percibimos al despertar.

A través de pruebas realizadas con 106 voluntarios, hombres y mujeres de entre 18 y 32 años de edad, los investigadores descubrieron que los que dormían ocho horas triplicaban las posibilidades de resolver problemas matemáticos, frente a los otros estudiantes que habían pasado la noche en vela.

La investigación pudo determinar que los cambios cerebrales que mejoran la creatividad y la capacidad de resolver problemas ocurren durante las cuatro primeras horas del ciclo del sueño, si bien este fenómeno no tiene todavía una explicación clara.

Recuerdos reestructurados

Para los investigadores de la Universidad de Lübcek, dirigidos por Jan Born, la experiencia confirma que los recuerdos son reestructurados antes de ser almacenados en la memoria, tal como han establecido los estudios bioquímicos del cerebro.

Se cree que esta reestructuración de los recuerdos es la que contribuye también a encontrar las soluciones en las que el cerebro trabaja durante el sueño, así como a desarrollar la creatividad de las personas.

De esta forma podemos decir que durante el día efectuamos las acciones cotidianas como el comer o respirar y que, cuando aprendemos algo nuevo, la memoria de estas cosas nuevas las archivamos y procesamos durante el sueño, aplicándolas cuando procede a la solución de problemas.

Esto es lo que ha comprobado una segunda investigación realizada en la Universidad de Duke en Durham (Carolina del Norte), y publicada en la Public Library of Sciences, según la cual amplias regiones del cerebro están implicadas en el procesamiento de la memoria durante una determinada fase del sueño, la de onda lenta.

Nuevo patrón de actividad cerebral

El equipo de Miguel Nicolelis, profesor de Neurobiología e Ingeniería Biomédica de la citada universidad, ha explicado cómo para el estudio se situaron cerca de 100 electrodos de grabación infinitesimal en el cerebro de las ratas, concretamente en cuatro regiones implicadas en la formación de memoria y el procesamiento sensorial.

Tal como explica al respecto Diario Médico, los objetos eran una pelota de golf, una lima de uñas, un palo de madera con agujas y una bolsa de cereales. Los científicos grabaron y analizaron las señales cerebrales de las ratas antes, durante y después de la exploración de estos objetos, en distintos momentos del ciclo circadiano.

El análisis de estas señales reveló reverberaciones de patrones de onda específicos por todas las áreas cerebrales que habían sido monitorizadas hasta 48 horas después de la experiencia.

Según uno de los autores, Sidarta Ribeiro, del laboratorio de Nicolelis, "encontramos que cuando el animal se encuentra en un ambiente familiar la actividad cerebral no es estática. Sin embargo, cuando el animal explora un nuevo ambiente, la novedad impone un determinado patrón de actividad, que se extiende a todas las áreas estudiadas. Asimismo, observamos que este patrón era mucho más prevalente durante la fase del sueño de onda lenta que durante la REM (rapid eye movement)”.

Antecedente

En 1999, una investigación de la Universidad Rockefeller había demostrado ya que mientras dormimos el cerebro se dedica a cimentar los recuerdos de nuestras experiencias.

Según describían en la revista Learning & Memory Sidarta Ribeiro y Constantin Pavlides, de la universidad neoyorquina, la exposición a los recuerdos del entorno obliga al cerebro a activar un gen llamado Zif-268.

Este gen está considerado como el responsable de fortalecer la comunicación entre las células nerviosas del cerebro y ahora se sabe que también pone en marcha el archivo en la memoria de las nuevas experiencias.

Ribeiro y Pavlides, junto con otros colegas de la Universidad Rockefeller, indicaban que la activación del gen Zif-268 es capaz de alterar el comportamiento de las células y ofrece por tanto una aproximación al modo en que el "cerebro durmiente" forma la memoria.

Recuperar el sueño

De todo ello se desprende que, aunque todavía no sabemos a dónde va la mente mientras dormimos, lo que hemos descubierto es que soñar tiene un cometido específico para la evolución de la especie: procesar el aprendizaje del día y aplicarlo a la solución de los problemas cotidianos.

Un descubrimiento que recupera un valor en decadencia en nuestra sociedad global y productiva: dormir lo necesario porque es fuente de salud y de creatividad, frente a la tendencia a reducir las horas de sueño para intensificar las experiencias y aprovechar mejor el tiempo. Algo que la ciencia desaconseja.

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