El baño de sangre en Iraq y la campaña electoral estadounidense

Arthur Shaw
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Axis of Logic/Rebelión
24/9/08

Nota del editor: la meticulosa investigación del articulista de Axis of Logic Arthur Shaw retira la cortina sobre el genocidio que se está perpetrando contra el pueblo de Iraq. Es obvia su angustia por el indescriptible sufrimiento del pueblo iraquí. Acusa condenatoriamente al gobierno estadounidense y a los dos únicos partidos viables en la actual campaña electoral. Les Blough, editor.

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La inmensa mayoría del pueblo estadounidense, esta masa compuesta de una mezcla de liberales e independientes, considera la agresión y ocupación del pueblo iraquí por parte del régimen estadounidense desde varios ángulos diferentes:

-¿Es buena o mala esta guerra?

-¿Es beneficiosa o costosa financieramente?

-¿El régimen estadounidense está ganándola o perdiéndola?



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Cada vez más estadounidenses consideran que esta guerra es mala porque nació de una codicia de petróleo falta de escrúpulos e imperialista, camuflada con una serie de mentiras indecentes del régimen estadounidense acerca de las armas de destrucción masiva de Iraq y de la complicidad iraquí en el 11 de septiembre, y estas personas consideran que esta guerra es mala porque el régimen estadounidense lleva a cabo esta guerra con un genocidio.

Así pues, el régimen estadounidense, ahora dirigido por el mentiroso y sanguinario Partido Republicano, debería retirar todas sus tropas de Iraq inmediata e incondicionalmente.

Fuera y aparte (desde el punto de vista político, ideológico y moral) de la gran mayoría del pueblo estadounidense existe un sector de reaccionarios estadounidenses bestiales (la mayoría de ellos del Partido Republicano, pero no todos ellos), aproximadamente un tercio del pueblo estadounidense, al que le gusta esta guerra contra el pueblo iraquí sobre el que el régimen y la prensa capitalista estadounidenses mienten tanto.

A los reaccionarios estadounidenses, absolutamente brutales e inhumanos, les gusta esta guerra porque es un baño de sangre.

En este artículo analizaremos primero la realidad de este baño de sangre, a continuación hablaremos sobre quién es responsable de él y, por último, hablaremos de la relación entre el baño de sangre y la campaña presidencial estadounidense.

OCULTAR EL BAÑO DE SANGRE PERPETRADO POR EL IMPERIALISMO EN IRAQ

El régimen estadounidense no informa oficialmente de las víctimas iraquíes, ya sean militares o civiles, pro-imperialistas o anti-imperialistas. Aparentemente, el régimen de Bush cree que los informes oficiales sobre las víctimas iraquíes no tiene interés periodístico o que pueden ser perjudiciales para los intereses imperialistas. A pesar de no haberlos publicado, el régimen estadounidense mantiene una detallada y precisa contabilidad de las víctimas iraquíes muertas desde que empezó esta guerra del régimen estadounidense.

Sin embargo, de manera no oficial el régimen de Bush utiliza varios grupos tapadera o compañeros de viaje reaccionarios para difundir mentiras sobre las víctimas iraquíes que rebajan extremadamente la magnitud de la baño de sangre de Bush en Iraq.

El principal de estos grupos tapadera o compañeros de viajes del Pentágono es el Iraqi Body Count (IBC) que los medios de comunicación capitalistas estadounidenses cinta más frecuentemente como fuente sobre la cantidad de muertos iraquíes.

Existen unos cien de estos grupos tapadera y compañeros de viaje reaccionarios del Pentágono, incluyendo el Iraq Coalition Casualty Count y el Brookings Institution Iraq Index, dos de los principales en los que confía la prensa capitalista. Ésta, el Pentágono y los grupos tapadera son los principales encubridores del baño de sangre que se está llevando a cabo en Iraq.

El Iraqi Body Count (IBC) disminuye aproximadamente en un 90% en número de muertos iraquíes si su muerte ha sido ocasionada por la agresión y ocupación estadounidense.

En su página web[1] el IBC afirma sobre sí mismo: “Las pruebas documentales del IBC se obtienen de reportajes contrastados de los medios de comunicación sobre acontecimientos violentos que provocan la muerte a civiles, o de cadáveres encontrados, y se complementa con la rigurosa revisión e integración de las cifras de los hospitales, las morgues, las ONG y las oficiales”.

El IBC afirma que utiliza “ reportajes de los medios de comunicación sobre acontecimientos violentos que provocan la muerte de civiles”. Entonces, si IBC no ve en la TV, un periódico u otro medio de comunicación capitalista un “reportaje de los medios de comunicación” sobre alguien a quien han matado, el IBC no contabiliza a esta persona como muerta; quizá esté desaparecida, pero no muerta.

El IBC afirma que contabiliza la “muerte de civiles”. Así pues, ignora las muertes de iraquíes anti-imperialistas y pro-imperialistas que sirven en las fuerzas militares de cada bando. Estos “militares” iraquíes siguen estando muertos, pero el IBC no los contabiliza como tales. Muchos de los iraquíes muertos son considerados “resistentes”, lo que los saca de la categoría de “civiles”. El IBC no contabiliza a los “resistentes” muertos. Los resistentes no llevan un carné de identidad de resistente. Por tanto, cualquier muerto iraquí puede ser considerado resistente, especialmente las víctimas de los bombardeos aéreos estadounidenses, y no contabilizado por el IBC.

El IBC afirma que contabiliza “ cadáveres encontrados”. Las genocidas unidades operativas del ejército regular imperialista y de las unidades mercenarias imperialistas, que son increíblemente inhumana y brutales, arrojan los cadáveres a camiones o a camiones de basura y luego los arrojan y entierran en fosas comunes cavadas por bulldózeres. Con frecuencia las operaciones genocidas hacen todo lo posible para asegurarse de que no se encuentren los cadáveres. Algunas utilizan potentes ácidos que prácticamente no dejan nada de los cadáveres y otras, como los nazis, prefieren utilizar hornos que solo dejan cenizas.

El IBC afirma que revisa “las cifras de los hospitales, las morgues, las ONG y las oficiales”. Puesto que los hospitales, las morgues, las ONG (como, por ejemplo, el IBC), y los funcionarios están controlados directamente (al estar en Iraq) por el régimen colaboracionista con Estados Unidos en Bagdad de Nouri al-Maliki e indirectamente por George W. Bush que ejerce una dictadura militar y asesina sobre Iraq, la “cifras” de estos hospitales, morgues y funcionarios son sospechosas o carentes de valor.

Según informó [el diario] USA today [2], en diciembre de 2003 “el ministro de Sanidad iraquí ordenó dejar de contabilizar a los civiles muertos durante la guerra y ordenó a su departamento de estadísticas no publicar las cifras recopiladas hasta entonces”. Desde 2003 el régimen colaboracionista de Bagdad cambió varias veces de opinión acerca de publicar las cifras de los muertos. El régimen colaboracionista deja de publicar los datos, luego vuelve a hacerlo, deja de hacerlo, vuelve a publicarlas ... y así una y otra vez.

Dada la metodología del IBC [3], no es de extrañar que el IBC, otros grupos tapadera y compañeros de viaje del Pentágono, y los medios de comunicación capitalistas estadounidenses, que casi siempre se hacen eco de las cifras extremadamente bajas del IBC, suelan encontrar en Iraq menos de 100.000 víctimas mortales relacionadas con la guerra desde 2003, el año en el que el régimen estadounidense empezó su agresión y ocupación.

La verdadera cifra de muertos en Iraq relacionados con la guerra desde 2003 se acerca como mínimo al millón y medio de personas, una carnicería de proporciones históricas incluso para el parámetro de “el único piel roja bueno es el piel roja muerto” del régimen estadounidense.

El régimen estadounidense sigue hoy una macabra política basada en la máxima de que el único iraquí bueno es el iraquí muerto. Hoy, aproximadamente uno de cada 25 iraquíes es un iraquí bueno.

Sacar a la luz el baño de sandre imperialista

Para revelar la magnitud del baño de sangre provocada por el régimen y los imperialistas estadounidenses veremos cuatro estudios fundamentales sobre las muertes relacionadas con la guerra en Iraq:

1-El estudio John Hopkins publicado en octubre de 2004, que señala más de 100.000 iraquíes muertos a causa de la guerra,

2-El estudio John Hopkins II publicado en octubre de 2006, que señala más de 650.000 muertos,

3-El estudio de la OMS (o, más correctamente, del régimen colaboracionista con Estados Unidos en Bagdad), de enero de 2008, que señala 151.000 muertos,

4-El estudio de Opinion Research Business de septiembre de 2007, que señala más de 1.000.000 iraquíes muertos a causa de la guerra .

Estudio John Hopkins I, octubre de 2004

El primero de estos estudios sobre la mortalidad en Iraq relacionada con la guerra lo hizo un equipo de investigadores estadounidenses e iraquíes asociados a la Universidad John Hopkins, una de las más prestigiosas de Estados Unidos y del mundo.

El estudio [4], conocido como John Hopkins I o JH I, fue publicado por la revista médica británica Lancet en octubre de 2004.

A fecha de octubre de 2004 John Hopkins I o JH I descubrió que desde marzo de 2003 habían muerto más de 100.000 personas a causa de la guerra. JH I se interrumpió una vez terminado debido a una escalada en las hostilidades en Iraq durante el verano de 2004. Por lo tanto, el prematuro final de la contabilidad de víctimas del JH I indica que en 2004 la cifra real de muertos era superior a los 100.000.

Seguimos utilizando esta cifra de 100.000 muertos de este estudio a fecha de 2004 por ser la mejor que tenemos para este año.

La prensa capitalista estadounidense se hizo eco de la cifra del informe de más de 100.000 muertos iraquíes a fecha de 2004, pero la enterró en las últimas páginas o como noticia de cierre de los telediarios. Al cabo de menos de una semana de escasa cobertura la había olvidado por completo.

Estudio John Hopkins II, octubre de 2006

John Hopkins II (o JH II) descubrió que a fecha de octubre de 2004 y desde marzo de 2003 habían muerto en Iraq más de 650.000 personas a causa de la guerra.

JH II fue publicado en octubre de 2006 [5], también por la revista médica británica Lancet.

Mientras que el IBC leyó reportajes de los medios de comunicación acerca de las víctimas, se negó a contar las muertes de combatientes amigos o enemigos media, buscó los cadáveres que todavía estaba en las calles y estudió las cifras de morgues y hospitales, los dos estudios de John Hopkins se basaron fundamentalmente en entrevistas hechas casa por casa.

En el estudio JH II los investigadores pidieron a las familias que afirmaban tener un familiar muerto a causa de la guerra después de 2003 que mostraran el certificado de defunción; el 92% lo presentó.

Por lo tanto, aplicando este porcentaje de un 92% de certificados de defunción a los 650.000 muertos de la muestra de 1.800 familias, tenemos 598.000 iraquíes muertos a causa de la guerra desde 2003 documentados con certificados de defunción.

A diferencia de su predecesor, el estudio JH II se terminó a pesar de las hostilidades.

El estudio JH II dejó anonadada a la mayoría del pueblo estadounidense que rehuyó horrorizada de la maldad y salvajismo del régimen, los reaccionarios y el imperialismo estadounidenses en Iraq.

Los viles reaccionarios estadounidenses (muchos de los cuales, aunque no todos, son republicanos) tras oír las noticias acerca de la muerte de 650.000 víctimas iraquíes parecieron regocijarse y celebrar que el régimen estadounidense hubiera masacrado o sido la causa de la masacre de tantas personas.

En aquel momento uno de los más destacados reaccionarios estadounidenses, el senador republicano John McCain, parecía consternado y utilizando un lenguajes muy correcto sugirió que la guerra no era lo suficientemente malvada. Insinuaba que 650.000 iraquíes muertos no era suficiente. Afirmó que la guerra necesitaba imperiosamente una “oleada” de tropas estadounidenses, aunque lo que quería decir realmente era una “oleada” en el índice de genocidio o en el terror que el régimen estadounidense infligía al pueblo iraquí.

Un mes después de la publicación del estudio JH II en octubre de 2006 una masa indignada de estadounidenses, mezcla de liberales e independientes, votó en contra de la reelección para el Congreso de varios legisladores favorables a la guerra, lo que obligó a Bush a despedir a Donald Rumsfeld, un reaccionario despiadado que entonces supervisaba las aplicación de las políticas genocidas del régimen estadounidense en Iraq.

El estudio JH II marcó una nueva etapa en la exposición del genocidio que los imperialistas estadounidenses están perpetrando en Iraq.

El régimen imperialista estadounidense y los animales reaccionarios estadounidenses, aproximadamente un tercio del pueblo estadounidense, no ven una diferencia esencial entre muertes en combate y muertes a causa del genocidio imperialista. Pare ellos éstas últimas no son más que una forma de las primeras. Algunos reaccionarios estadounidense argumentan desvergonzadamente que el genocidio (el exterminio sistemático de personas indefensas sin justificación o provocación) es una forma superior de combate, esto es, la lucha entre fuerzas enemigas.

Para mediados de 2006, unos pocos meses después de la publicación del informe JH II, los combates entre las heroicas fuerzas de la resistencia patriótica iraquí y las fuerzas imperialistas estadounidenses ocupantes llegaron a su punto más alto con unos 200 combates diarios por todo Iraq. Según Naciones Unidas la tasa de civiles muertos era de unos cien al día.

Así, cuando se publicó el estudio JH II en octubre de 2006 todos nosotros sabíamos que los imperialistas estadounidenses y sus fuerzas militares (los marines, los ejércitos de tierra, aire y mar, la CIA y los mercenarios estadounidenses) eran unos cobardes que junto con otras fuerzas imperialistas en Iraq habían recurrido al genocidio.

Las heroicas fuerzas de la resistencia patriótica iraquí generalmente luchan en unidades pequeñas de menos de 20 soldados y utilizan fundamentalmente explosivos y francotiradores para limitar sus bajas. Así, es imposible que los imperialistas estadounidenses puedan matar a suficientes combatientes de la resistencia patriótica como para llegar a la proporción de los 100.000 muertos del informe JH I, y mucho menos a los 650.000 de segundo a fecha de 2006.

Tomemos el recuento de Naciones Unidas de verano de 2006 de cien civiles iraquíes muertos al día [6]. Si la cifra diaria de muertos permaneciera como en verano de 2006, significaría 36.000 muertos al año.

¿De dónde proceden los 100.000 cadáveres del incompleto informe JH I de octubre de 2004, por no mencionar los 650.000 del JH II de octubre de 2006?

La única manera de llegar a esas cifras es acabar con la gente como hicieron los nazis y masacrarla.

Eso es lo que hicieron y y están haciendo los imperialistas estadounidenses.

Con la publicación en octubre de 2006 del informe JH II el régimen de Bush, la prensa capitalista estadounidense y las repulsivas ratas reaccionarias que suelen infestar los puestos más altos de la academia convocaron a sus expertos para buscarle tres pies al gato a este informe y a su impactante cifra de 650.000 iraquíes muertos desde 2003. Pero los expertos de John Hopkins rápidamente los desbancaron.

Al cabo de varios meses, la prensa capitalista estadounidense que “no ve el mal” abandonó la noticia de JH II, pero las tertulias en internet y el continuo y cada vez mayor interés académico mantuvieron viva la noticia acerca de 650.000 muertos.

El único candidato demócrata a la nominación presidencial que públicamente urgió a la opinión pública a estudiar el JH II fue el representante estadounidense Dennis Kucinich cuya campaña nunca llegó a despegar, lo mismo que la mayoría de las demás esperanzas demócratas.

El representante estadounidense Ron Paul, candidato republicano a la nominación presidencial también llamó públicamente la atención sobre el estudio John Hopkins II. También su campaña fue abortada.

Para que el estudio JH II adquiriera cierto impulso, necesitaba que una primera figura republicana o demócrata se interesara por él o contra él. Pero las primeras figuras ignoraron las controvertidas conclusiones de JH II sobre un descomunal baño de sangre en Iraq y en aquel momento prefirieron debatir sobre si el régimen estadounidense estaba ganando o perdiendo la guerra. En general el público estadounidense no se enteró de la noticia del JH II, las masas estadounidenses siguieron el debate sobre si el régimen estadounidense estaba ganando o perdiendo la guerra o sobre si la “oleada” estaba funcionando.

Informe de la “OMS”, enero de 2008

La Organización Mundial de la Salud (OMS) es una agencia de Naciones Unidas que actúa como organismo de coordinación sobre cuestiones de salud pública internacional. Antes de la invasión de marzo de 2003 los imperialistas estadounidenses dieron a la OMS “el papel de dirigir el Grupo de Coordinación de la Salud, también conocido como Grupo de la Salud de Naciones Unidas, un paraguas de planificación y de implementación bajo el que se unieron las agencias de Naciones Unidas, gobiernos, organizaciones internacionales y ONG para proporcionar una repuesta coordinada a los riesgos para la salud en Iraq” [7] durante la agresión y ocupación estadounidense.

Dos años después de la publicación en octubre de 2006 del informe John Hopkins II, la OMS, actuando como falso portavoz del ministerio de Sanidad del régimen colaboracionista con Estados Unidos en Bagdad, anunció los resultados de un informe realizado únicamente por empleados del ministerio de Sanidad. En enero de 2008 el informe del ministerio de Sanidad [8] concluyó que “murieron 151.000 iraquíes a causa de la violencia entre marzo de 2003 y junio de 2006”.

Las familias entrevistadas temían razonablemente dar a los entrevistadores del gobierno que representaban a una de las partes beligerantes en la guerra información acerca de muertes relacionadas con la guerra. Éste era un conflicto de intereses que no se le podía pasar desapercibido ni siquiera a la OMS. Para tratar el conflicto de intereses desde un punto de vista de relaciones públicas, el régimen colaboracionista atrajo a la OMS para que defendiera y legitimara el informe del ministerio porque nadie iba a creer las mentiras de los colaboracionistas iraquíes.

Recordemos que el ministerio de Sanidad del régimen colaboracionista con Estados Unidos en Bagdad es la misma agencia, como dijimos antes, que ordenó “dejar de contar a los civiles muertos durante la guerra y ordenó a su departamento de estadísticas que no hiciera públicas las cifras recogidas hasta entonces", según informó USA today en diciembre de 2003 [9].

El llamado informe de la “OMS” era una obra maestra de la desinformación que mataba al menos tres pájaros de un tiro. Entre otras cosas, el informe de la “OMS”:

1- corroboraba aparentemente las mentiras de los grupos tapadera y compañeros de viaje del Pentágono, como el IBC, que reducían el número de víctimas iraquíes a unas 100.000,

2-refutaba John Hopkins II que había descubierto más de 650.000 víctimas relacionadas con la guerra para el año 2006,

3-promovió la falsa idea de que el número de muertos para 2008, no para el año límite de 2006 del informe de la “OMS”, era de 151.000.

El informe de la “OMS” concluyó que unos 151.000 iraquíes murieron a causa de la violencia entre 2003 y 2006, y según John Hopkins II 650.000 murieron por causas relacionadas con la guerra entre 2003 y 2006. Hay, por tanto, para el periodo comprendido entre 2003 y 2006 una deferencia de unas 500.000 víctimas entre las conclusiones de la OMS y las de John Hopkins II.

“Cuando los entrevistadores pedían a un familiar que informaba de una muerte que mostrara un certificado de defunción, éste se presentaba en un 92% de los casos”, afirma John Hopkins II.

Por tanto, aplicando el índice de un 92% de presentación de certificados de defunción para la muestra de 1.800 familias de JH II al valor de 650.000 víctimas iraquíes hasta 2006, tenemos hasta esta fecha unas 598.000 víctimas iraquíes relacionadas con la guerra documentadas con certificado de defunción emitido por el régimen colaboracionista en Bagdad con el que la OMS colabora para engañar al mundo acerca del terror y la falta de humanidad de la ocupación estadounidense de Iraq.

El informe de la OMS no dice nada sobre si se pidió presentar un certificado de defunción a las familias que afirmaba tener algún familiar muerto a causa de la guerra entre 2003 y 2006.

Pero mientras que JH II documenta con certificados de defunción el 92% de las 650.000 víctimas hasta 2006, no importa si el informe de la OMS era lo suficientemente minucioso como para pedirlos.

De forma manipuladora la prensa capitalista, tanto estadounidense como extranjera, estiró hasta 2008 la cifra de 151.000 que el informe de la “OMS” afirmaba se aplicaba a 2006.

La BBC del 10 de enero de 2008 [10] mintió descaradamente sobre el informe de la OMS en un titular y entradilla: “Uno de los principales informes hasta el momento sobre los iraquíes muertos violentamente desde la invasión dirigida por Estados Unidos en 2003 establece la cifra de unas 151.000 personas”, afirmaba la BBC omitiendo toda referencia en su titular y entradilla a la fecha límite de 2006 del informe.

El Washington Post del 10 de enero [11] mentía al igual que la BBC en su titular, pero el artículo era más sutil: “Un nuevo estudio calcula que 151.000 iraquíes murieron a causa de la violencia en los tres años siguientes a la invasión del país dirigida por Estados Unidos. Aproximadamente 9 de cada 10 de esas muertes se produjo a consecuencia de las operaciones militares estadounidenses, de ataques de la resistencia o de la guerra sectaria”. El Washington Post no mencionaba 2006 como fecha límite del estudio de la OMS, pero decía “ en los tres años siguientes a la invasión del país dirigida por Estados Unidos”, por si el lector se tomaba el tiempo de pensar que eso quería decir 2006 .

Estos dos ejemplos son típicos de las tácticas de manipulación utilizadas por la prensa capitalista acerca del informe de la “OMS”.

Informe del Opinion Research Business, septiembre de 2007

En septiembre de 2007 el informe de Opinion Research Business (ORB ) [12] concluyó que desde 2003 había habido unas 1.200.000 víctimas iraquíes relacionadas con la guerra.

El ORB es una empresa de encuestas británicas con base en Londres que siguió la pista de la opinión pública en Iraq desde 2005.

En enero de 2008 el ORB publicó una actualización basada en trabajo adicional llevado a cabo en zonas rurales de Iraq. Se hicieron unas 600 entrevistas adicionales, a consecuencia de la cuales su cálculo de muertos se redujo de 1.200.000 a 1.033.000.

Ésta es la declaración del ORB sobre la revisión que redujo el número de víctimas [13]: “Un trabajo posterior de investigación emprendido por el ORB junto con su compañero de investigación, el IIACSS, confirma nuestra primera estimación de que más de 1.000.000 ciudadanos iraquíes han muerto a consecuencia del conflicto que empezó en 2003”.

“Siguiendo las respuestas del primer trabajo del ORB, basado en un trabajo de investigación realizado en localizaciones fundamentalmente urbanas, hemos llevado a cabo casi otras 600 entrevistas adicionales en comunidades rurales. En general los resultados coinciden con los 'resultados urbanos' y ahora calculamos que la tasa de mortalidad entre marzo de 2003 y agosto de 2007 probablemente sea del orden de 1.033.000 personas”.

Índice mensual del genocidio

Para entender mejor el tempo de la salvajada imperialista estadounidense en Iraq podemos dividir la guerra en cuatro periodos basados en los dos estudios de John Hopkins y en el de ORB. Luego podemos dividir el número que se calcula de víctimas para cada periodo por el número de meses de éste. Esto nos dará la media muertos al mes para cada periodo basándonos en los cálculos del informe o, dicho de otro modo, el índice mensual de genocidio.

El primer periodo de la guerra está comprendido entre el inicio de ésta en marzo de 2003 y octubre de 2004 en que se publica JH I, con un cálculo de 100.000 víctimas. Si las dividimos por los 19 meses que dura el periodo, el resultado es unas 5.200 muertes como índice mensual de genocidio infligido por el imperialismo estadounidense al pueblo iraquí en este periodo.

El segundo periodo empieza tras la publicación de las conclusiones de JH I de 100.000 muertes en octubre de 2006 y acaba con la publicación en octubre de 2006 de JH II, con un cálculo de 650.000 muertos. En primer lugar, al número total de víctimas calculado para octubre de 2006, 650.000, le restamos los 100.000 muertos anteriores al segundo periodo y obtenemos 550.000 muertos para el segundo periodo. Dividiéndolos por los 23 meses de este segundo periodo obtenemos una tasa mensual de genocidio de unos 24.000 al mes.

No está claro si el incremento de casi el 500% de víctimas en Iraq entre el primero y segundo periodo fue una respuesta a unos objetivos de genocidio programado o una respuesta a un número cada vez mayor de ataques por parte de la resistencia patriótica iraquí.

El tercer periodo coincide con la fase de la guerra conocida como la “oleada”. La “oleada” no fue (y no es), como se afirmó, un aumento del número de soldados estadounidenses, sino que fue un enorme salto en la tasa mensual de genocidio logrado principalmente gracias a 50.000 mercenarios brutales estadounidenses que ya estaban en Iraq desempeñando un papel cada vez mayor en la ejecución del programa de genocidio estadounidense.

El tercer periodo empieza tras la publicación del estudio JH II en octubre de 2006 que calculaba en 650.000 las muertes y acaba con la publicación en septiembre de 2007 del estudio del ORB que calculaba las muertes en 1.000.000. Restando a esta cifra la de 650.000 del estudio JH II tenemos 350.000 muertos para el tercer periodo que divididos por los 9 meses de éste da un resultado de unos 39.000 muertos como tasa mensual de genocidio.

Así pues, durante este tercer periodo hubo una “oleada” en la tasa de genocidio que pasó de unos 24.000 muertos a la espantosa cifra de 39.000 muertos al mes.

Las muertes relacionadas con la guerra a esta escala tan monstruosa tienen poco que ver con la intensidad de las operaciones de combate, los atentados suicidas y los asesinatos. Para llegar a una tasa mensual de genocidio en Iraq de 39.000 muertos se necesita un proyecto al estilo nazi sistemática y cuidadosamente organizado.

Después de la cifra 1.000.000 víctimas de las conclusiones del informe del ORB de septiembre de 2007 ha habido muchas más víctimas en Iraq. Pero tras este estudio no tenemos ningún otro que lo actualice.

¿Quién es responsable del baño de sangre desde el punto de vista organizativo, moral y legal?

Las personas responsables del baño de sangre son quienes iniciaron el genocidio, lo llevaron a cabo y lo continuaron.

Recordemos que los reaccionarios estadounidenses y algunas otras personas, engañadas por los reaccionarios y por la indiferencia de todos los sectores (liberal, de centro y reaccionarios) de la prensa capitalista en relación al genocidio, niegan la realidad del baño de sangre.

¿Quién inició el baño de sangre?

Ya en enero de 2001 el régimen estadounidense decidió robar el petróleo iraquí y más tarde dijo al pueblo estadounidense y a todo el mundo una sarta de mentiras acerca de las armas de destrucción masiva de Iraq y su complicidad en el 11 de septiembre para tener un pretexto para la agresión, ocupación, genocidio y robo del petróleo.

Todos los sectores de la corriente dominante de prensa capitalista estadounidense (liberal, de centro y reaccionaria) no sólo se hicieron eco de las mentiras del régimen estadounidense acerca de Iraq, sino que también, y especialmente el sector liberal, urdieron y vendieron las mentiras usadas por el régimen estadounidense como pretexto para la agresión contra Iraq.

Por supuesto, lo que sobre todo querían los reaccionarios estadounidenses, especialmente su vanguardia de mercenarios, era una oportunidad para ejercer su bestialidad matando seres humanos y no les importaba (y sigue sin importarles) si eran ciertos o no los informes sobre las armas de destrucción masiva de Iraq y sobre su complicidad en el 11 de septiembre.

¿Quién continúa el baño de sangre?

El régimen estadounidense y sus mercenarios continúan el baño de sangre al negarse a retirarse de Iraq.

¿Quién comete genocidio?

La mayoría aunque, por supuesto, no todas las víctimas descubiertas por estos estudios fidedignos han sido provocadas por el régimen estadounidense y sus aliados, incluyendo los degenerados y trastornados mercenarios que son la segunda fuerza armada de la coalición en Iraq tras las tropas estadounidenses. En otras palabras, los mercenarios son el principal aliado del régimen estadounidense sobre el terreno.

El régimen estadounidense, la mayoría de la prensa capitalista estadounidense y el sector reaccionario del electorado estadounidense niegan que ellos empezaran o continuaran el baño de sangre. Es más, niegan que haya existido y argumentan que la ocupación por parte del las fuerzas imperialistas estadounidenses evita que se produzca un baño de sangre.

Pero los tres (el régimen, la prensa y la base conservadora) son mentirosos confirmados y habituales respecto a Iraq. No se puede creer prácticamente nada de lo que dicen.

En esta guerra se ha establecido un especie de precedente o paradigma para futuras guerras de agresión, ocupación, genocidio y pillaje imperialistas.

Esta es la presunción moral y legal subyacente al baño de sangre

O bien el régimen estadounidense EQUIPARA moral y legalmente su conquista de Iraq a la resistencia del pueblo iraquí a esa conquista, o bien considera su conquista moral y legalmente SUPERIOR a la resistencia iraquí a dicha conquista. En otras palabras, el régimen estadounidense argumenta que el asesinato y la defensa propia para evitar el asesinato son lo mismo moral y legalmente. El asesino, amenazado por la defensa propia de su futura víctima, cree que también mata en defensa propia aunque es un asesino.

Cuando una conquista no provocada es considerada o bien el EQUIVALENTE moral y legal a la defensa nacional contra dicha conquista o bien, mucho, peor, cuando una conquista no provocada es considerada moral y legalmente SUPERIOR a la defensa nacional contra dicha conquista, entonces sabemos que se trata del mal y no sólo de la debilidad moral cotidiana del conquistador, en este caso, el imperialismo estadounidense.

La debilidad moral se produce cuando hacemos algo mal y disfrutamos con ello (y a veces mucho), aunque seguimos creyendo en la diferencia entre el bien y el mal, e incluso creemos en la superioridad del bien sobre el mal, pero simplemente no somos lo suficientemente fuertes como para hacer el bien todo el tiempo, la mayoría del tiempo o a veces. A menudo impulsados por un deseo irresistible de los peores deseos hacemos el mal contrariamente a lo que creemos que está bien.

El mal es algo muy diferente de la debilidad moral. Con el mal el principio del bien esta corrompido o perversamente transformado en lo contrario. El mal cree que lo bueno está mal y lo malo está bien, pero a diferencia de la debilidad moral, el mal cree o cree absolutamente que está bien hacer el mal y sólo el mal a algunas personas.

En este sentido, el régimen estadounidense bajo Bush, la mayoría de los medios de comunicación estadounidenses capitalistas y casi toda la base reaccionaria de apoyo a Bush son el mal y no sólo moralmente débiles.

Tal como lo hemos definido, el mal empezó, llevó a cabo y prolongó el baño de sangre.

Este mal que reside en el sector reaccionario de la política estadounidense es un problema no sólo para Iraq, sino también para el resto del mundo, incluyendo los aliados de los imperialistas estadounidenses. [La campaña presidencial de] noviembre de 2008 trata acerca de si el genocidio cometido por los soldados o por los mercenarios estadounidenses, o por ambos, es una herramienta legítima de la política exterior estadounidense.

La campaña presidencial estadounidense

En 2007-2008 el senador estadounidense Barack Obama ascendió en las encuestas de opinión y ganó las primarias en gran parte porque haber afirmado que el régimen estadounidense no podía ganar la guerra y, por tanto, debía retirarse [de Iraq]. Obama se oponía a la guerra fundamentalmente por razones pragmáticas de ganar o perder.

A consecuencia del baño de sangre o, más correctamente, a consecuencia del aumento del genocidio inhumano conocido como “oleada”, al régimen estadounidense [ahora] le va mejor la guerra que en 2007 cuando el argumento pragmático de Obama de retirar las fuerzas ganaba fuerza entre la opinión pública.

Ahora que aparente y temporalmente ha cambiado el equilibrio de fuerzas en el campo de batalla, las opciones de Obama son:

1-decir que hay que retirarse ahora gane o pierda el régimen estadounidense la guerra porque ésta es moral y legalmente mala,

2-decir que hay que retirarse ahora porque el régimen estadounidense no está ganando,

3-dar un giro de 180 grados y decir que no hay que retirarse ahora porque puede que el régimen estadounidense gane.

4-no decir nada o casi nada y tratar de desgastar a McCain*.

La opción 2, negar la eficacia de la oleada es difícil de apoyar y la 4, el desgaste, es un suicidio político. Aunque no podemos descartarlas, lo más probable es que Obama elija la 1 o la 3.

Si Obama elige la 3, el giro de 180 grados, perderá en noviembre. Si elige la 2 puede ganar o perder.

La elección que haga Obama entre estas cuatro opciones no es sólo una cuestión de moralidad o de legalidad, sino una cuestión política. ¿Qué efecto tendrá entre los sectores liberales, independientes y reaccionarios del electorado estadounidense?

Los reaccionarios, aproximadamente un tercio del electorado estadounidense, están perdidos para Obama y no se los ganará con ninguna de las cuatro opciones, ni siquiera con la del giro. Afróntelo, los reaccionarios son el mal, carecen de valor y están podridos.

Obama ya ha ganado entre los liberales que suponen aproximadamente una tercera parte del electorado estadounidense. Los liberales se oponen a la guerra en gran parte por cuestiones morales del bien y del mal, no por cuestiones pragmáticas de si el régimen estadounidense esta perdiendo o ganando. Pero Obama todavía puede perder a los liberales o a una parte de ello si elige mal, esto es, si elige las opciones 3, el giro, o la 4, el desgaste.

La convención del Partido Demócrata en Denver fue en gran parte una cuestión de desgaste.

La consecuencia más probable si elige la opción 3, el giro, es que Obama NO ganará a los viles reaccionarios estadounidenses a los que les gusta la guerra porque es el mal y perderá a algunos o a la mayoría de los liberales que la odian por ser el mal.

Con poco éxito por ahora McCain sigue básicamente una estrategia y unas tácticas de empujar a Obama a la opción 3, el giro, para alejarlo de su base liberal o de una gran parte de ella. McCain quiere que Obama acabe eligiendo o la opción 3, el giro, o la 4, el desgaste, McCain quiere demostrar al pueblo estadounidense que Obama, al elegir la 3 o la 4, carece de agallas para defender en circunstancias de una probable adversidad política los principios que profesa.

Aparte de las cuestiones de moralidad o legalidad, dos cuestiones tácticas clave son: primero, ¿qué porcentaje de independientes se opone en cualquier circunstancia a la guerra?, y segundo, los independientes que se oponen a la guerra ¿lo hacen principalmente por cuestiones morales o por cuestiones pragmáticas?

Para ganar, Obama tiene que elegir, por supuesto, la opción 1, esto es, el régimen estadounidense debe retirarse ahora esté ganando o perdiendo porque la guerra es moral y legalmente mala. Pero tiene que actuar sutilmente hasta que la opinión pública, especialmente su base, entre en la discusión acerca del baño de sangre. El problema es que esta base liberal sigue los medios de comunicación capitalista, y sólo reacciona con ellos, la inmensa mayoría de los cuales ignora el baño de sangre en Iraq, excepto para argumentar que el régimen estadounidense no debe retirarse porque entonces HABRÁ un baño de sangre, y no que éste YA ha ocurrido antes de su retirada.

El propio McCain (véase el vídeo de You Tube [14]) dio una oportunidad a Obama o lo suplantó al relucir en la campaña el baño de sangre cuando en abril de 2008 McCain habló de “cientos de miles” de víctimas iraquíes desde 2003. Si Obama puede es capaz de poner las cosas en su sitio, posiblemente expondrá la maligna naturaleza de la guerra obligando a las masas de liberales confusos a rehuir horrorizadas ante la guerra del mal y del terrorismo imperialista.

El primer paso para Obama o para su sustituto es documentar hábilmente y con autoridad la realidad del baño de sangre y cuándo se estableció éste como un hecho incuestionable para los liberales y la mayoría de los independientes (no debe preocuparse o perder tiempo con la basura reaccionaria); entonces Obama puede argumentar que el baño de sangre hace que la retirada de las fuerzas estadounidenses sea moral y legalmente obligatoria.

El baño de sangre pondrá a Obama la victoria en bandeja de plata en noviembre si tiene el cerebro y las agallas de usarla.

Por último, la pregunta fundamental en esta lucha es si Estados Unidos sigue siendo una nación bajo la ley o bajo un comandante en jefe que está por encima de la ley.

Bush afirma que como comandante en jefe de Estados Unidos tiene el poder y el derecho de implicar a su país en una guerra independientemente de lo injusta que sea o de lo grandes que sean las mentiras [que la sustentan]. Bush afirma que puede ignorar e ignorará cualquier ley interna o tratado estadounidense que interfiera con el ejercicio de los poderes de la guerra, incluyendo las leyes y tratados que prohíben la tortura y el genocidio. Bush afirma que “la Constitución no es más que un maldito trozo de papel”.

La nueva doctrina militar que Bush presenta es que el comandante en jefe de Estados Unidos puede empezar las guerras sin consideración por la moralidad o la legalidad, y que las fuerzas militares estadounidenses no tienen que retirarse a menos que pierdan. Y para evitar perder, las fuerzas militares pueden practicar la tortura y el genocidio con autorización del comandante en jefe.

Si esta doctrina prevalece en noviembre de 2008 podemos esperar muchas guerras imperialistas estadounidenses en el futuro.

“Bush tiene razón”, afirma McCain.

Con frecuencia McCain da la impresión de haber elegido ya los países que piensa atacar y las mentiras que piensa decir acerca de estos países.

Así pues, de lo que realmente se trata en las elecciones de noviembre de 2008 es de si en Estados Unidos prevalece el imperio de la ley o sólo lo que el senador estadounidense Robert C. Byrd llama la ·cloaca de la legalidad”.

Notas:

[1] http://www.iraqbodycount.org/about/

[2] http://www.usatoday.com/news/world/iraq/2003-12-10-iraq-civilians_x.htm

[3] http://www.iraqbodycount.org/

[4] http://iraqmortality.org/studies/lancet

[5] http://iraqmortality.org/studies/lancet

[6] http://www.iht.com/articles/2006/07/18/news/iraq.php

[7] http://www.iht.com/articles/2006/07/18/news/iraq.php

[8] http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2008/pr02/en/index.html

[9] http://www.usatoday.com/news/world/iraq/2003-12-10-iraq-civilians_x.htm

[10] http://news.bbc.co.uk/2/hi/middle_east/7180055.stm

[11] http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2008/01/09/AR2008010902793.html

[12] http://www.opinion.co.uk/Newsroom_details.aspx?NewsId=78

[13] http://www.opinion.co.uk/Newsroom_details.aspx?NewsId=88

* N. de la t: el término que emplea el autor (y explica a continuación) es “To play rope-a-dope”, una táctica pugilística que consiste en retirarse a las cuerdas y permitir que el oponente golpee con el objetivo de cansarlo.

[14] http://www.youtube.com/watch?v=7M6eWmfvBpU

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