El bombardeo israelí de Beit Hanun podría constituir un "crímen de guerra"

Alberto García Watson
benalmadenadigital.es

EL arzobispo sudafricano y premio Nobel de la Paz, Desmond Tutu, ha acusado a la comunidad internacional de clara "complicicidad" en la tragedia palestina, por su silencio en el drama que hace décadas sufre el pueblo palestino en los territorios ocupados.

Tutu, que ha presentado un informe ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, elaborado por una misión encabezada por él mismo, y que viajó a Gaza en mayo pasado, concluyó con que "existe la posibilidad de que el bombardeo de Beit Hanun, fuera un crímen de guerra".


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Este informe, analiza la brutalida al tiempo que impunidad, con que el ejército israelí, atacó la localidad palestina de Beit Hanun, en la franja de Gaza el 8 de noviembre de 2006, causando una masacre con 19 muertos, entre los que se encontraban siete niños y seis mujeres a la vez que decenas de heridos, en su gran mayoría miembros de un mismo clan familiar.

"Lo que más ofende es el silencio de la comunidad internacional frente a lo que está ocurriendo. Este silencio significa complicidad', acusó el arzobispo".

"Lo que vimos en Gaza nos dejó conmocionados. Nada de lo que nos habían dicho antes nos había preparado para lo que vimos", afirmó, en una rueda de prensa posterior".

"Las heridas aún no se han curado, especialmente las psicológicas, y las destrucciones de casas, infraestructuras y tierras agrícolas son visibles", dijo el religioso.

Afirmó que "la historia de este bombardeo es la historia del fracaso del imperio de la ley.
Diecinueve civiles murieron y muchos más fueron heridos y todavía no se ha dado una explicación creíble, y no se ha hecho una investigación independiente, imparcial y transparente".

El Ejército israelí admitió en su momento su responsabilidad pero alegó que se debió a error técnico en el sistema de lanzamiento, que confundió el objetivo.

"Como decimos en nuestro informe, la investigación militar interna y secreta que efectuó el Ejército israelí es absolutamente inaceptable desde los puntos de vista legal y moral", insistió.
Tras lamentar el total rechazo de las autoridades israelíes a colaborar con la misión -de hecho tardaron 14 meses en autorizarla-, Tutu dijo que "la ocupación israelí está en la raíz de incidentes de ese tipo".

Y señaló que "Occidente es un penitente que está purgando su culpa por el Holocausto contra los judíos, pero la penitencia la están pagando los palestinos".

El entonces secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, llegó a exclamar en su momento;
"Naciones Unidas, no puede hacer nada para ayudar a los palestinos. No tengo un ejército. No puedo aplicar las resoluciones de Naciones Unidas en lo que respecta a Israel. Emitimos declaraciones de condena pero no podemos ir mucho más allá de eso".

La propaganda política y mediática sobre Palestina sigue poniendo el acento en lo que conviene al sionismo y a Israel, en la "seguridad israelí" y en el "terrorismo palestino", aunque la realidad sobre el terreno ha dilucidado de una manera cierta y desde hace demasiado tiempo, que los términos están claramente invertidos y que es la inseguridad de Palestina y de lo palestino (tierra, pueblo y proyecto nacional) lo que está en juego por el terrorismo de Estado que ejerce impunemente y con la complacencia de su gran benefactor (EEUU), el sionismo israelí.

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