Retrospectiva: Hallan vestigios de ceremonias rituales de los indios pampas

lanacion
05/05/05

Un sitio arqueológico descubierto durante la construcción de un camino contiene miles de huesos y restos de cerámica. El hallazgo replantea la complejidad de estas sociedades.

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Las bandas de cazadores de guanacos y venados que mil años atrás poblaron el centro de la provincia de Buenos Aires, y cuyos descendientes fueron los indios pampas con los que se toparon los españoles recién llegados a estas tierras, habrían tenido un mayor grado de complejidad del que hasta ahora se les atribuía.

Eso es lo que sugiere el reciente hallazgo de un sitio arqueológico en las Sierras Bayas de Olavarría, provincia de Buenos Aires, en donde estos grupos de indígenas nómadas habrían oficiado ritos ceremoniales. La ausencia de evidencias hacía pensar que las sociedades pampeanas prehispánicas no realizaban esas prácticas.

"Es el primer sitio de estas características en la arqueología pampeana que nos permite acceder a conductas de los indígenas de las que hasta ahora no se tenía conocimiento alguno", dijo a LA NACION el doctor Daniel G. Poiré, geólogo del Centro de Investigaciones Geológicas de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata.

Poiré se encontraba trabajando en el predio que Cemento Avellaneda tiene en Olavarría cuando los operarios que removían con palas mecánicas el terreno para luego construir un camino notificaron al encargado de geología de la empresa, José María Canalicchio, del hallazgo de cientos de huesos y restos de cerámicas.

Canalicchio a su vez dio el aviso a Poiré, quien al llegar al lugar del hallazgo se dio cuenta de inmediato de que estaba delante de algo inusual. "Era impresionante la cantidad de huesos muy bien preservados, junto con vasijas rotas, puntas de flecha y collares", contó el geólogo.

Poiré a su vez informó del hallazgo al doctor Gustavo Politis, del Departamento de Arqueología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Centro. Politis y sus colegas Pablo Messineo y Cristian Kaufmann debieron llevar adelante una tarea nada fácil: rescatar todo el material arqueológico en no más de una semana, que era el tiempo que la cementera accedió a esperar antes de retomar la construcción del camino.
Guanacos y zorros

Los miles de restos arqueológicos hallados en Olavarría se encontraban en un perímetro de no más de ocho metros cuadrados. "Ningún otro sitio arqueológico relacionado con estas sociedades indígenas tiene esa densidad de objetos", aseguró Politis, y explicó que los restos se hallaban enterrados en una suerte de cubetas excavadas en el suelo, de no más de 90 centímetros de profundidad, que tenían varios niveles.

"Cada uno de estos pozos tenía tres niveles, uno arriba del otro, separados por lajas -describió el arqueólogo-. Este y otros elementos nos señalan que este gran depósito de materiales tenía un fin ritual de tipo ofrendatorio." La misma ubicación del sitio, en una zona alta, que no era tan frecuentada por estos moradores de los llanos, habla de una intencionalidad ritual.

El elemento más frecuente en el sitio -hay miles de ellos- son huesos de patas de guanaco, enteros y en perfecto estado de conservación. "Que no estén rotos y el grado de conservación hablan de que fueron enterrados con carne, una conducta que demuestra que este no era un basurero donde tiraban los huesos después de comer a los guanacos, que constituían su fuente de alimento", señaló Politis.

Además, los investigadores hallaron cráneos de guanaco dispuestos en hileras, así como restos de otros animales, entre los que se destacan los pertenecientes a una especie de zorro hoy extinta.

"Este zorro era dos veces más grande que los zorros que hoy habitan la pampa y la Patagonia -dijo Politis-. Creemos que tenía un papel importante en el mundo mitológico de los antecesores de los indios pampas, ya que encontramos colmillos de este animal enterrados en el sitio."

Hasta ahora, los registros fósiles sugerían que estos grandes zorros se habían extinguido hace 3000 años, pero el reciente hallazgo extiende la vida de esta especie hacia días más cercanos a los nuestros.

Trabajo por delante

De todos modos, la antigüedad del sitio ceremonial de Olavarría todavía no ha sido determinada con precisión. Mientras esperan los resultados de estudios con carbono 14, los investigadores calculan que tendría entre 1000 y 2000 años de antigüedad, sobre la base de los materiales presentes en la cantera.

Resta mucho trabajo por delante, coinciden Politis y Poiré, al tiempo que enumeran los distintos trabajos de investigación en torno de los miles de restos arqueológicos rescatados del sitio, que también incluye caracoles del Atlántico, materias primas para pintar y hasta una estatuilla con inscripciones.

"Este es el primer sitio arqueológico que nos aporta un punto de partida para entender el mundo simbólico de estos indígenas, a los que por ser bandas de cazadores y recolectores se les asignaba una complejidad menor, no compatible con estas prácticas rituales", concluyó Politis.

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