Economía mundial: Reordenando el mundo

Mario Osava
IPS/IAR Noticias
10/11/08

Reformar instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y sustituir el Grupo de los Siete países más ricos (G-7) por un foro más amplio son propuestas de Brasil y otras naciones emergentes que se discutieron en la reunión del G-20 este fin de semana en São Paulo.

Este Grupo de los 20 debe ser la instancia de decisiones económicas globales que ha sido el G-7 hasta ahora, afirmó el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mántega, al comentar en rueda de prensa los temas en debate y el resultado de sus reuniones del viernes con pares de varios países.

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El G-20, que se reunió este fin de semana en la mayor metrópoli brasileña, junta a los países más ricos del G-7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón), a 12 emergentes Arabia Saudita, Argentina, Australia, China, Corea del Sur, Brasil, India, Indonesia, México, Rusia, Sudáfrica y Turquía) y a la Unión Europea (UE), como bloque.

La propuesta formulada por Mántega tiene el respaldo del grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China), que por primera vez tuvo una "reunión formal de ministros de finanzas", y del Grupo de los Cuatro (G-4), formado por Brasil, China, India y Sudáfrica, a los cuales se sumó México en el encuentro que antecedió a la reunión del G-20.

Para asumir esa responsabilidad, el G-20 tendría que ganar funciones decisorias volcadas a la "acción directa" y elevar su representación al nivel de jefes de Estado y de Gobierno, ya que hasta ahora es solo un foro de reflexión entre los ministros de Finanzas y presidentes de Bancos Centrales, explicó Mántega.

Una alternativa sería la ampliación del G-7 a un grupo de 13, 14 o más países, con la incorporación de los principales emergentes, como ya sugirieron algunos gobiernos de países industrializados, pero "proponemos fortalecer el G-20", acotó.

También hay consenso entre los ministros del BRIC y del G-4+1 que se reunieron este viernes que los "países más avanzados", que provocaron la actual crisis por "liberalización excesiva del crédito", adopten medidas adicionales a las que ya pusieron en marcha y fueron insuficientes para recuperar la confianza del mercado, dijo el ministro brasileño.

Hacen falta medidas como "comprar los activos tóxicos, como hipotecas sin fondos" que están dispersas y traban el restablecimiento del crédito, ya que desconocer su ubicación disemina desconfianza en las instituciones financieras, ejemplificó.

Otra línea de acción necesaria es que todos los países adopten políticas fiscales y monetarias "anticíclicas", con aumento de inversiones estatales y reducción de las tasas de interés para contrarrestar la actual tendencia a la recesión en los países ricos y la desaceleración del crecimiento en todas partes, señaló.

Los organismos financieros internacionales también "fallaron al no identificar y prevenir a tiempo los problemas", evidenciando la necesidad de ser reformados y de una "reorganización del sistema financiero internacional", acotó Mántega, destacando que deben tener una mayor participación de los países emergentes en capital y poder de decisión.

Esos países poseen hoy reservas cambiarias más que suficientes para aportar capital al Fondo Monetario Internacional, pero quieren ser activos y participar de sus decisiones, subrayó.

Las autoridades financieras y monetarias del G-20 se reúnen anualmente desde 1999, pero poco influyeron en los destinos económicos de la humanidad, a tal punto que es más conocido otro G-20, el de los países en desarrollo que conciertan sus posiciones en las negociaciones de la Ronda Doha de la Organización Mundial de Comercio.

Pero este encuentro, que tuvo lugar en São Paulo porque Brasil ocupa la presidencia rotativa del grupo, ganó una inesperada importancia ante la crisis financiera que se inició en Estados Unidos y hoy afecta a todo el mundo.

Los cuidados de seguridad, inusuales para un foro ministerial, subrayan esa nueva importancia del G-20 financiero. El Hotel Hilton estuvo cercado por fuerzas de seguridad, convertido en estos días en espacio exclusivo de los ministros y presidentes de Bancos Centrales y sus asesores, con acceso vedado incluso a los numerosos periodistas que cubren la reunión.

La sala de prensa e instalaciones para los medios de comunicación se fijó en un hotel cercano, el también lujoso Hyatt, donde se realizaron las ruedas de prensa y se transmitieron por televisión los escasos momentos no cerrados, como el discurso del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en la mañana del sábado.

El clima fue de gestación de un nuevo orden económico mundial.

Además de una nueva institucionalidad en discusión, hasta ahora hay "gran convergencia en la necesidad de mayor regulación y control" de los sistemas financieros. "Nunca he visto una convergencia tan acentuada antes", reconoció Mántega.

Las diferencias pueden surgir cuando se deba definir qué instituciones pondrán en marcha las medidas acordadas. Los países avanzados tendrán que reconocer a los emergentes como "protagonistas en el área internacional", concluyó el ministro brasileño.

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