John F. Kennedy y todos aquellos "ismos"

SOTT.net
Laura Knight-Jadczyk
10/11/06

Comentario: Esta es la quinta entrega de una serie de artículos escritos en el año 2006 en conmemoración del 43 aniversario del asesinato de JFK.

Se dice que siempre puedes reconocer quién es una persona por aquellos que lo rodean. Los asesores en política nacional e internacional de Obama y miembros de su administración son miembros prominentes del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR).

Mike Whitney describe al CFR como “la hermandad corporativa bancaria que cree que la riqueza del mundo debería dividirse entre ellos sin preocuparse por el sufrimiento o destrucción que ello pudiera ocasionar”.

Como ejemplo, uno de los asesores y miembro del CFR, Madelaine Albright, no es la excepción:
Cuando el programa de la CBS “60 Minutos” le preguntó sobre los efectos de las sanciones:

“Hemos escuchado que han muerto medio millón de niños. Es decir, más de los que murieron en Hiroshima. ¿El precio que se pagó vale la pena?”. Albright respondió: “Creo que es una decisión muy difícil, pero el precio – creemos que el precio lo vale”.

‘El cambio en el que podemos creer’ podría ser severamente ceñido por asesores sin conciencia ni remordimiento, expandiendo el imperialismo y totalitarismo de América, y preservando la actual versión destructiva del capitalismo del ‘libre mercado’.


Paul Johnson (centro, con sombrero) bloquea la entrada de Marshal James McShane y James Meredith (derecha) a la Universidad de Missisipi el día de la inauguración de Kennedy, 20 de enero de 1961.

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Hoy quiero volver a mi proyecto sobre JFK. Dentro de 12 días es el aniversario 43 del asesinato – un virtual golpe de estado por parte de la América Corporativa y sus varias conexiones. Como mencioné al empezar esta serie en conmemoración a John F. Kennedy, un cercano y cuidadoso estudio de la historia americana revela que el sistema americano fue establecido para promover el reinado de los ricos. Fue un Calvinismo con un toque, y ese toque era que atraía a personas desviadas sin conciencia para quienes parecía que el sistema Capitalista se había inventado.

Solo para llegar al punto, permítanme presentar algunas definiciones de la Web para el Capitalismo, a considerar:
Aunque en nuestros días existen capitalistas ideológicos – personas que apoyan un paquete de ideas acerca de los beneficios económicos y la importancia del “libre mercado” – el término capitalismo fue utilizado por primera vez para describir un sistema de inversión privada y de una industria con poco control gubernamental que emergía, sin una base ideológica, en Holanda e Inglaterra en los siglos 17 y 18. Un ‘capitalista’ era un individuo que invertía dinero (o capital) en un negocio determinado. Fuente.

Un sistema económico en el cual los medios de producción son privados y controlados, y que se caracteriza por la competencia y las ganancias. Fuente.

El capitalismo es una teoría económica que hace hincapié en que el control de los medios de producción de bienes económicos en una sociedad debe residir en las manos de aquellos que invierten el capital para la producción. Se supone que la propiedad privada y la libre empresa conducen a una mayor eficiencia, precios más bajos, mejores productos. Adam Smith popularizó esta teoría en su libro de 1776 La riqueza de las Naciones. Fuente.

Un sistema económico en el cual el capital es mayormente propio de individuos y corporaciones privadas. Contrasta con el comunismo. Fuente.

Un sistema económico construido por motivos de ganancias. El Capitalismo depende de individuos y compañías privadas que invierten dinero con el objetivo de obtener ganancias. En el análisis Marxista, estas ganancias están aseguradas al explotar personas que proveen su trabajo. Fuente.

El capitalismo es un sistema económico caracterizado por la posesión privada de la propiedad y de instituciones financieras bien desarrolladas. El capitalismo permite la iniciación individual, la competencia comercial, herencia, y ganancia de beneficios. Fuente.
Ahora, para ser justos, veamos las definiciones de Comunismo, la mortal amenaza al Capitalismo:
Es una teoría económica que hace hincapié en que el control de los medios para producir bienes económicos, en una sociedad debería estar en manos de aquellos que invierten su trabajo para la producción. En su forma ideal, las clases sociales dejan de existir, no existen estructuras de gobierno coercitivas, y todos viven en abundancia sin la supervisión de una clase dirigente. Karl Marx y Friedrich Engels popularizaron esta teoría en 1948 en su Manifiesto Comunista. Fuente.

Un sistema económico o político basado en compartir todo el trabajo y propiedad por la totalidad de la comunidad. Fuente.

Un sistema económico en el que el capital pertenece al gobierno privado. Contrasta con el capitalismo. Fuente.

Un sistema de gobierno totalitario en el que un solo partido autoritario controla los medios de producción pertenecientes al estado con el manifiesto objetivo de establecer una sociedad sin estado. Fuente.

Un sistema de gobierno en el que el estado planea y controla la economía, y un solo partido, generalmente autoritario, es dueño del poder, declarando realizar progresos hacia un orden social más elevado en el cual todos los bienes son idénticamente compartidos por el pueblo”. Fuente.
Socialismo:
Un sistema basado en la propiedad pública de los medios de producción y distribución de la riqueza. Fuente.

Una “doctrina económica, social y política que expresa la lucha por la distribución igualitaria de la riqueza eliminando la propiedad privada y la clase gobernante explotadora. En la práctica, semejante distribución de la riqueza se alcanza por la propiedad social de los medios de producción, intercambio y difusión”. (7). Fuente.

La visión de que el gobierno debería ser dueño y controlar las grandes industrias. Fuente.

Una de varias teorías o sistemas de organización social en la cual los medios de producción y de distribución de bienes son propiedad colectiva o de un gobierno centralizado que habitualmente planea y controla la economía. Fuente.

Teoría o sistema de la propiedad y operación de los medios de producción y distribución por la sociedad más que por individuos privados, con todos los miembros de la comunidad obligados a compartir el trabajo y los productos. En el marxismo, la fase de transición entre capitalismo y comunismo, se define como “abolición de la propiedad privada”. Fuente.
No podemos dejar afuera al Fascismo:
El nombre surge del latín fasces – un haz de varas con un hacha, que era el símbolo de autoridad en la antigua Roma. El término fue aplicado por Mussolini a su movimiento luego de alcanzar el poder en 1922. Los fascistas eran anticomunistas en extremo y antiliberales y, una vez en el poder, confiaban en un aparato de estado autoritario. También utilizaron emotivos eslóganes y viejos prejuicios (por ejemplo, contra los judíos) para reforzar el atractivo del líder. Fuente.

Una ideología social y política con el principio primario de que el estado o nación es la más alta prioridad, en lugar de las libertades personales o individuales. Fuente.

Un sistema político totalitario conducido por un solo dictador que no permite oposición, promoviendo un nacionalismo agresivo y habitualmente racismo. Fuente.

Filosofía política que se volvió predominante en Italia y luego en Alemania durante los 1920’s y 1930’s; atacaba la debilidad de la democracia, la corrupción del capitalismo; prometía vigorosos programas exteriores y militares; aplicaba el control estatal de la economía para reducir la fricción social. (p. 870). Fuente.

Un término utilizado particularmente para describir los regímenes nacionalistas y totalitarios de Benito Mussolini (Italia, 1922-45), Adolf Hitler (Alemania, 1933-45) y Francisco Franco (España, 1939-75). Fuente.

Una forma extrema de nacionalismo que jugaba con el miedo al comunismo y rechazaba la libertad individual, el individualismo liberal, la democracia, y las limitaciones del estado. Fuente.
Las definiciones mencionadas no son exhaustivas. Creo que es obvio para cualquier persona pensante que cada una de estas ideologías son más o menos extremas en una dirección u otra y cualquiera de ellas, practicadas en cualquier sociedad, originará problemas.

El capitalismo como se practica en América ha probado ser una falla colosal. El comunismo como fue practicado en Rusia y en otros lugares ha probado ser un desastre. El fascismo practicado en Alemania e Italia fue catastrófico para todo el mundo. El socialismo en su sentido estricto no es mejor que el resto.

El problema es, al parecer, que las personas que fabrican estas teorías sociales son lisa y llanamente desviadas. Andzrej Lobaczewski escribe sobre este problema:
Esquizoidia: La esquizoidia, o psicopatía esquizoide, fue aislada por los mismos famosos creadores de la psiquiatría moderna. Desde el comienzo fue creada como una forma más leve de la misma contaminación hereditaria que es la causa de la susceptibilidad a la esquizofrenia. Sin embargo, esta última conexión nunca pudo confirmarse ni ser negada con la ayuda de análisis estadísticos, y en aquel entonces no se encontró ningún examen biológico que fuera capaz de resolver el dilema. Por razones prácticas, hablaremos de la esquizoidia sin hacer más referencia a esta relación tradicional. .

Los textos nos proveen descripciones de distintas variedades de esta anomalía, cuya existencia puede ser atribuida a los cambios en el factor genético o a diferencias en otras características individuales de una naturaleza no patológica. Esquematicemos pues a las características comunes a las subespecies.

Los portadores de esta anomalía son hipersensibles y desconfiados, pero prestan poca atención a los sentimientos de los demás, tienden a asumir posiciones extremas, y están ansiosos por vengarse ante la menor ofensa. A veces son excéntricos y extraños. Su escaso sentido de la situación psicológica y de la realidad los conduce a sobreponer interpretaciones erróneas y peyorativas de las intenciones de los demás. Se involucran fácilmente en actividades que son ostensiblemente morales, pero las cuales en verdad infligen daños sobre ellos mismos y otros. Su visión psicológica del mundo, empobrecida, los vuelve típicamente pesimistas en cuando a la naturaleza humana. Con frecuencia encontramos expresiones de las actitudes que les son características en sus afirmaciones y en lo que escriben: “La naturaleza humana es tan mala que el orden en la sociedad sólo se puede mantener a través de un poder fuerte creado por individuos altamente calificados en nombre de alguna idea más elevada.” Llamemos a esta frase, la expresión típica de la “declaración esquizoide”.

La naturaleza humana tiende efectivamente a ser mala, sobre todo cuando los esquizoides le amargan la vida a la gente. Cuando se ven enredados en situaciones de grave estrés, sus defectos hacen que colapsen fácilmente. Su capacidad de reflexión se ahoga inmediatamente, y a menudo los esquizoides caen en estados sicóticos reactivos tan similares en apariencia a la esquizofrenia que eso los conduce ser mal diagnosticados.

“El factor común de las variedades de esta anomalía es una palidez de emociones y una falta de sentimientos para las realidades psicológicas, un factor esencial en la inteligencia básica. Esto puede ser atribuido a alguna cualidad incompleta del sustrato instintivo, el cual funciona como si hubiese sido creado en arenas movedizas. La baja presión emocional les permite desarrollar un verdadero razonamiento especulativo, que es útil en actividades no humanísticas, pero a causa de su carácter parcial, tienden a considerarse intelectualmente superiores al “común” de la gente.

La frecuencia cuantitativa de esta anomalía varía entre las razas y naciones. Es baja entre los negros, y la más alta entre los judíos. Las estimaciones de esta frecuencia rondan entre una cantidad insignificante hasta el 3%... Mis observaciones sugieren que esta anomalía es autosómicamente hereditaria.

Una actividad ponerológica esquizoide debería ser evaluada de acuerdo con dos aspectos. A pequeña escala, tales personas ocasionan problemas a sus familias, se convierten en herramientas de intriga en manos de individuos listos e inescrupulosos, y por lo general realizan un mal trabajo al criar generaciones más jóvenes. […] Esta tendencia a ver la realidad humana según el modo doctrinario y simplista que consideran “adecuado” – es decir, “negro o blanco” – transforma a sus intenciones, por lo general buenas, en malos resultados. Sin embargo, su rol ponerogénico puede adquirir proporciones macrosociales si su actitud hacia la realidad humana y su tendencia a inventar grandes doctrinas son volcadas en un papel y duplicadas en grandes ediciones.

A pesar de sus déficits típicos, y mismo hasta de una declaración esquizoide abierta, sus lectores no se dan cuenta de cómo son realmente las personalidades de los autores. Ignorantes acerca de la verdadera condición del autor, esos lectores desinformados son llevados a interpretar tales obras de una manera que corresponde a su propia naturaleza. Las mentes de la gente normal tienden hacia una interpretación correctiva gracias a la participación de su propia y más rica visión psicológica del mundo. Al mismo tiempo, muchos otros lectores rechazan en forma crítica tales obras con indignación moral pero sin ser conscientes de la causa específica.

Un análisis del rol jugado por los trabajos de Karl Marx revela fácilmente todos los tipos de apercibimientos y las reacciones sociales mencionadas arriba que engendran animosidad entre grandes grupos de gente.

Cuando se leen cualquier de estos trabajos perturbadoramente divisivos, deberíamos examinarlos cuidadosamente debido a estos déficits de características, o incluso como una declaración formulada abiertamente esquizoide. Semejante proceso nos permitirá ganar una distancia crítica apropiada de los contenidos y hacer que sea más fácil la búsqueda de elementos potencialmente valuables entre el material doctrinario. Si esto se lleva a cabo por dos o más personas que representan interpretaciones marcadamente divergentes, sus métodos de percepción serán más acertados, y las causas de discrepancia se disiparán. Semejante proyecto podría ser abordado como un experimento psicológico y con propósitos de una higiene mental apropiada. [Ponerología Política]
Noten las variadas referencias a la falta de comprensión psicológica y apercibimiento de la realidad; este es el factor principal de los fallidos sistemas sociales: no toman en cuenta la realidad y a los verdaderos seres humanos.

Ser dueños de la propiedad es importante para los seres humanos. Todos quieren – y necesitan – su propio espacio inviolable. El viejo dicho “la casa de un hombre es su castillo” habla de esta realidad. Los seres humanos también quieren dar regalos a aquellos que aman, incluyendo las cosas que han acumulado en el transcurso de sus vidas; es una forma de inmortalidad que una persona pueda entregar un legado a sus hijos bajo la forma de cosas que han amado y apreciado. Tal necesidad psicológica del ser humano debe ser considerada al formular un sistema social. Entonces, obviamente, el socialismo y el comunismo, si se interpreta como algo que niega la propiedad privada, nunca funcionará con seres humanos reales.

Al mismo tiempo, cualquier sistema, como el capitalista, que está diseñado para concentrar dinero en manos de los más despiadados, tampoco toma en cuenta la psicología humana. Efectivamente, favorece a la psicopatía, pero tiende, con el pasar del tiempo, a excluir los logros de seres humanos que poseen conciencia y sienten responsabilidad para con sus pares. Lobaczewski amplía sobre este problema y lo siguiente debe leerse con la Gran Sociedad Capitalista en mente:
Desde que las sociedades y civilizaciones humanas han sido creadas en nuestro globo, la gente desea tiempos felices planos de tranquilidad y justicia, lo cual habría permitido a todos cuidar de su rebaño en paz, buscar fértiles valles, arar la tierra, buscar tesoros, o construir casas y palacios. El hombre desea la paz así como también los beneficios acumulados por sus generaciones anteriores y observar orgullosamente el crecimiento de las generaciones futuras. Mientras tanto tomar un sorbo de vino o agua miel sería bonito. Le gustaría tener tiempo para pensar, conocer otras tierras y personas, o disfrutar al cielo estrellado del sur, los colores de la naturaleza, y las caras y vestidos de las mujeres. También le gustaría dar rienda suelta a su imaginación e inmortalizar su nombre en trabajos de arte, sean esculturas de mármol o eternizado en el mito y la poesía.

Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha soñado una vida en la que el medido esfuerzo de la mente y músculos sean puntuados con un descanso bien merecido. Le gustaría aprender las leyes de la naturaleza para poder dominarla y tomar ventaja de sus dones.

El hombre reclutó los poderes naturales de los animales para hacer que sus sueños se vuelvan realidad, y cuando esto no satisfacía sus necesidades, se volvió contra los de su misma especie, en parte privando a otros humanos de su humanidad simplemente porque él era más poderoso.

Los sueños de felicidad y de vida pacífica dieron origen a una fuerza a ejercer sobre los demás, una fuerza que priva a la mente de quien la utiliza. Ese es el porque los sueños de felicidad del humano no se han vuelto realidad a través de la historia. Esta visión hedonista de la “felicidad” contiene las semillas de la miseria y alimenta el eterno ciclo en el que los buenos tiempos dar origen a los malos tiempos, que en devolución causan el sufrimiento y esfuerzo mental que produce experiencia, buen sentido, moderación, y una cierta cantidad de conocimiento psicológico, todas virtudes que sirven para reconstruir condiciones de existencia más felices.

Durante los buenos tiempos, la gente pierde progresivamente el objetivo de la necesidad de una profunda reflexión, introspección, conocimiento de los otros, y de un entendimiento de las complicadas leyes de la vida. Vale la pena meditar sobre las propiedades de la naturaleza humana y de la fallida personalidad del hombre, sea la de uno o de otro. ¿Podemos comprender el significado creativo del sufrimiento por el que no hemos pasado, en lugar de tomar el camino fácil y culpar a la víctima? Cualquier esfuerzo mental excesivo parece un trabajo sin sentido si el gozo de la vida parece estar disponible para ser tomado. Un individuo inteligente, liberal y alegre es un buen partido; una persona más previsora de los terribles resultados se convierte en un aguafiestas.

La percepción de la verdad acerca del verdadero medioambiente, especialmente una comprensión de la personalidad humana y de sus valores, deja de ser una virtud durante los denominados tiempos “felices”; aquellos atentos que dudan son tildados de entrometidos que no pueden llevarse bien consigo mismos. Esto, en respuesta, lleva a un empobrecimiento del conocimiento psicológico, la capacidad de diferenciar las propiedades de la naturaleza humana y la personalidad, y la habilidad de moldear las mentes creativamente. El culto del poder, por lo tanto, suplanta aquellos valores mentales tan esenciales para mantener la ley y el orden por medios pacíficos. El enriquecimiento o involución de una nación con respecto a su punto de vista psicológico podría considerarse un indicador de si su futuro será bueno o malo.

Durante los “buenos” tiempos, la búsqueda por la verdad se vuelve incómoda porque revela hechos inconvenientes. Es mejor pensar sobre cosas más fáciles y agradables. La eliminación inconciente de información que es, o parece ser, inconveniente, gradualmente se vuelve un hábito, y luego se vuelve una costumbre aceptada por la sociedad en su conjunto. El problema es que cualquier proceso de pensamiento basado en ese tipo de información truncada no tiene la posibilidad de llegar a conclusiones correctas; ello conduce a una mayor sustitución subconsciente de premisas inconvenientes por otras más convenientes, acercándose, en consecuencia, a las fronteras de la psicopatología.

Tales períodos satisfechos para un grupo de personas – por lo general involucrados en alguna clase de injusticia sobre otro pueblo o naciones – comienzan a estrangular la capacidad de la individualidad y la conciencia social; factores subconscientes toman un rol decisivo en la vida. Semejante sociedad, ya infectada por el estado histeroide, considera toda percepción de verdad incómoda como un signo de “mala educación”. El iceberg de J. G. Herder está sumergido en un mar de inconciencia falsificada; solo es visible la punta del iceberg sobre las olas de la vida. En esos tiempos, la capacidad de un pensamiento lógico y disciplinado, nacido por la necesidad en tiempos difíciles, comienza a diluirse. Cuando las comunidades pierden la capacidad de la razón psicológica y el criticismo moral, el proceso de la generación del mal se intensifica en toda escala social, sea individualmente o macrosocialmente, hasta que todo vuelve de los “malos” tiempos. [Ponerología Política]
John Kennedy parecía estar al tanto de estos problemas. Era un pensador, un filósofo, y un hombre que había surgido de la gente común. Si, efectivamente, fue el sistema capitalista el que había dado a su padre los medios para situar a la familia en la clase de elite, pero John Kennedy no era Joe Kennedy; vio que se necesitaban cambios, y la única manera de hacerlos era inmiscuirse en el mismo sistema para modificarlo. Esa es la razón por la que tuvo que morir. No creo que Kennedy quisiera crear un sistema completamente socialista, pero vio claramente que el capitalismo no estaba haciendo lo que se suponía que debía hacer: crear una próspera sociedad.

Hoy, veamos los puntos de vistas sociales que tenía John Kennedy según Farewell America; de qué manera percibía la necesidad de cambiar el mundo por los más necesitados y oprimidos en la sociedad americana. Eso nos da la medida de este hombre: buscaba la manera de ayudar a los oprimidos y los desfavorecidos. Ten en mente también el hecho que EEUU era el último país “moderno” del mundo en abolir la esclavitud como parte de su sistema económico – el Capitalismo.

Negros

Para mí, las propuestas legislativas del presidente (sobre los derechos civiles) son claramente destructivas del sistema Americano y de los derechos constitucionales de los ciudadanos americanos. Debo oponerme a ellas con todos los medios y recursos a mi alcance. Senador Richard B. Russell

El problema racial, la úlcera de America, estalla bajo la presidencia de Kennedy.

En 1960, el Dr. Martin Luther King llamó a sus compañeros negros a votar por el Senador de Massachusetts, y el 78% respondió a su pedido. Una encuesta del año 1962 reveló que los negros eligieron al Dr. King como su héroe favorito, seguido de cerca por John Fitzgerald Kennedy. Kennedy inspira el respeto y entusiasmo entre muchos de ellos. Pero la mayoría lo vieron, si bien no como su redención, al menos como la mejor carta en sus débiles manos.

Pocos días después de la asunción de Kennedy, el 1ro de febrero de 1961, James Farmer, presidente de CORE (1), inauguró el movimiento de los Jinetes de la Libertad. Cientos de integracionistas militantes, entrenados en pasiva resistencia y preparados para enfrentar la brutalidad de la policía local, fueron enviados para poner a prueba instalaciones de segregación en el sur. Solo en el mes de mayo, hubo 24 marchas y protestas. Kennedy, que en aquel momento estaba atareado con problemas internacionales, prefirió no atacar el problema de los negros durante sus dos primeros años en el cargo, sino actuar a través de las agencias federales intermediarias, y en particular a través de su hermano, el Fiscal General.

En noviembre de 1961, la Corte Suprema legisló en contra de la segregación en hoteles y restaurantes. Hubo cierta resistencia local, pero el verdadero problema estaba en otro lugar, en los rubros del empleo, educación y vivienda. En 1961, el desempleo era el doble entre los negros en comparación con los blancos. Era particularmente difícil lograr un empleo igualitario en la industria. El problema era mucho más complejo de lo que parecía. Involucraba entrenamiento y reentrenamiento vocacional, y dependía de la migración de la población y la actitud de los sindicatos comerciales.

La administración Kennedy aumentó las contrataciones de empleados negros para el gobierno federal (2). Las agencias federales, como las administraciones de vivienda y veteranos fueron requeridas que justifiquen porqué empleaban un porcentaje tan bajo de negros. El Comité de Oportunidad Equitativa de Empleo recibió poderes para cancelar contratos gubernamentales en los que se establecía que las empresas participantes practicaban discriminación racial. Esta medida afectó a 38.000 empresas. Incluso la autoridad del comité se extendió a las empresas constructoras de edificios financiados por proyectos federales. No pasó mucho tiempo antes que el gobierno federal fuera acusado de discriminación laboral por favorecer a los negros. Cuando un oficial federal empleaba a una persona blanca, se le pedía que expusiera porqué no había elegido a un negro en su lugar. A las agencias federales se les pidió que demostraran porqué habían empleado gente blanca para ciertas posiciones para las cuales había personas negras disponibles.

Tres negros fueron promovidos a posiciones de supervisión en la Oficina de Correos de Dallas en junio de 1963. El primero de los negros estaba en la posición 54 de la lista de ascensos. La Federación Unida de Empleados de Correos y la Asociación Nacional de Carteros presentó una protesta formal. Oficiales del correo insistieron que los tres negros eran altamente calificados, y que era incorrecto asumir que los 53 blancos delante de ellos eran mejores. El Asistente General de Correos, Richard J. Murphy, sugirió que sus posiciones inferiores podrían haber sido resultado de discriminación racial.

Los críticos reclamaron que había dos categorías de mecanógrafos empleados por el Departamento de Trabajo: chicas blancas, a las que se le pedía que escribieran al menos 40 palabras por minuto, y negros, para quienes 20 eran suficiente. Discrepancias similares con respecto a la calificación profesional parecían existir en las administraciones de Seguridad Social y de Veteranos.

Sin embargo, responsables de la administración Kennedy negaron la existencia de una cuota de empleos para negros. El 9 de julio de 1963, en Nueva York, un miembro de la Comisión de Derechos Humanos demandó sanciones contra Anne M. Kelly, funcionaria del Consejo de Comercio de la Ciudad de Nueva York que había expresado su preferencia por una secretaria blanca.

Esta forma de presión produjo resultados. Aunque los negros representaban solo el 10.5% de la población durante el año fiscal que terminaba el 30 de junio de 1962, sumaban el 17% de los 62.633 trabajos de servicio civil durante el mismo período. (3) Entre junio de 1961 y junio de 1963, el porcentaje de negros empleados en los grados medios del servicio civil aumentaron un 35.5% y en los grados superiores en un 88.2%. El Fiscal General Robert Kennedy designó 40 fiscales negros.

Las reacciones fueron vehementes. El Senador John Stennis de Missisipi declaró en el Senado, “Si se designan empleados federales solo porque son miembros de la comunidad negra, no solo se estará violando las leyes de servicio civil, sino que desalentarán y evitarán que personas blancas calificadas apliquen para empleos”.

El editor negro S. B. Fuller declaró que los negros solo deberían buscar posiciones en las que fueran calificados para mantenerlas, y el Representante Huddleston de Alabama señaló, “el favoritismo es la regla y la completa indiferencia del sistema de merecimientos es la actitud que ahora prevalece”.

El presidente de la Comisión de Servicios Civiles de EEUU, John W. Macy, Jr., rechazó estos ataques, diciendo: “Lo que intentamos hacer es dar a todos los ciudadanos iguales oportunidades para competir por posiciones federales. Lo que decimos es que el negro tuvo que esperar mucho, y es bienvenido al servicio federal si alcanza las calificaciones apropiadas”. Y agregó, “El gobierno no puede vender la idea de emplear más negros para las empresas privadas si no da el ejemplo”.

El gobierno federal no tenía autoridad legal para obligar a los empleadores a que tomen negros. La administración, en consecuencia, intento actuar por otros medios, por ejemplo a través del entrenamiento vocacional en centros que eran parcialmente subsidiados por el gobierno federal. La AFL-CIO contó 1.5 millones de negros entre sus 13.5 millones de miembros, pero muchos sindicatos comerciales rechazaron admitir negros, y las reglas de los sindicatos constituyeron un gran obstáculo para los esfuerzos del gobierno. Muchos de los sindicatos estaban preocupados acerca del trato preferencial para los negros. Consideraban que cualquier favor acordado con los negros solo podía ser perjudicial para los blancos. (4)

Simultáneamente, Washington intervino directamente en la integración de colegios y universidades. En el mismo día de la asunción de Kennedy, el 20 de enero de 1961, James Meredith, un negro, pidió admisión en la Universidad de Missisipi. En septiembre de 1962, Missisipi comenzó una batalla en respaldo de su Gobernador, Ross Barnett, contra la admisión de Meredith. Varias personas fueron heridas y dos fueron asesinadas. Un miembro anónimo de la facultad de la Universidad de Leyes de Harvard declaró en el informe de la Comisión de Derechos Civiles (1962) que en Missisipi, “ciudadanos de EEUU habían sido baleados, por perros viciosos, y fueron aterrorizados porque deseaban votar…A los estudiantes les dispararon, los ministros fueron agredidos…niños, al borde de la inanición, han sido privados de asistencia por los crueles y discriminatorios actos de los funcionarios de Missisipi que administran los fondos Federales”.

Meredith ingresó a la Universidad de Missisipi bajo la protección de 16.000 soldados federales. La gente del sur, pero también muchos otros americanos, sintieron que esto no era una integración, sino la presión de una minoría. En Missisipi y a través del sur hasta la frontera con México, la gente se dio cuenta que su estilo de vida estaba llegando a su fin. William Faulkner escribió, “Si tuviera que elegir entre el gobierno de EEUU y el de Missisipi, elegiría el de Missisipi, incluso si eso significa que tenga que salir a la calle a disparar negros…”

Con el apoyo de Kennedy, la marea de la Revolución Negra arrasó Nashville, Raleigh y Greensboro, Cambridge, Albany, Selma. Oleadas de negros marcharon, oraron, realizaron sentadas y requisas de máquinas de votación, sabiendo que tenían el apoyo del gobierno federal. Durante el año escolar de 1962-63, solo Alabama, Missisipi y Carolina del Sur, de todos los estados sureños, continuaron manteniendo escuelas totalmente segregadas. (5) Las escuelas privadas y universidades presentaban un problema completamente diferente. (6)

Pero el problema de los negros había superado el nivel local o regional. No solo se había vuelto una preocupación nacional, sino que se había desplazado geográficamente. El norte, en el amplio sentido del término – todos los estados a excepción de los once del sur – ahora tenían mayoría de población negra, (7) y la migración de negros hacia las grandes ciudades del norte aumentaban año tras año. (8) Solo en la ciudad de Nueva York, la población de negros (más de un millón) era mayor que la de las siete ciudades más grandes del sur. La ciudad con el porcentaje más alto de negros en 1950 había sido Jackson, Missisipi. En 1960, fue Washington, DC. (9). Entre 1950 y 1960, 1.5 millones de negros emigraron hacia el norte. El negro siempre sueña con otra ciudad que no sea la de su nacimiento. Actualmente, los expertos estiman que antes del fin de este siglo, a excepción de la ciudad de Nueva York quizás, la mayoría de las 50 grandes ciudades de EEUU tendrán más del 50% de negros. (10) Esta es una de las más importantes migraciones raciales en la historia de la humanidad, y es seguro que si una guerra civil se desatara nuevamente en EEUU, esta vez sería en el norte.

Tan rápido como los negros se movían hacia las ciudades, los blancos se dirigían a los suburbios. En el sur, la integración fue resistida en casi todos los ámbitos: escuelas, tiendas, teatros, hoteles, restaurantes. En el norte, los negros siempre habían sido, en teoría, admitidos en estas instalaciones de la misma manera que los blancos, pero el importante aumento de la población negra creó un problema persistente en los colegios. Las instalaciones educacionales en el norte fueron teóricamente integradas, pero los niños blancos dajaban las escuelas al mismo tiempo que ingresaban niños negros. (11)

Los líderes negros demandaron que los alumnos sean transportados en ómnibus hacia otros vecindarios para mantener un balance racial en los colegios, y la administración de Kennedy apoyó en primera instancia sus demandas. Los negros querían representación proporcional en todos lados. Pero los traslados de alumnos eran prácticamente por cortas distancias, y provocaron fuertes protestas en los suburbios blancos. Líderes de derechos civiles señalaron que esto era causa de la segregación de facto. (12)

Abandonados por sus habitantes blancos, ciertos barrios de la ciudad se convirtieron en 100% negros. Los negros que querían salir de estos ghettos intentaron comprar casas en barrios blancos, pero generalmente los dueños blancos o agentes del estado rechazaban venderles, o no eran capaces de obtener la hipoteca. Las alianzas restrictivas mediante las cuales los dueños de casas en un vecindario no vendían a negros fueron declaradas ilegales en algunos estados.

El gobierno federal luchó contra la discriminación en todos los frentes. Su arma principal era de 70 a 80 billones de dólares en fondos de ayuda federal. El 11 de junio de 1963, Kennedy se dirigió a la nación sobre el tema de los derechos civiles. A la semana siguiente, envió su proyecto de derechos civiles al Congreso.

Esta legislación sobre derechos civiles no era simplemente, como muchos extranjeros asumieron, una nueva Declaración de Derechos Humanos. Para muchos americanos, pareció ser más una amenaza a su sistema tradicional de libre empresa y para el balance de la sociedad misma. En julio de 1963, US News y World Report titularon uno de sus artículos, “El Plan de Derechos Civiles y tus negocios”. Los sureños no fueron los únicos en protestar. (13) Las reacciones fueron vertiginosas a través de todo el país, incluso en regiones donde la población de negros era prácticamente inexistente. No solo el presidente, sino los gobernadores, senadores y representantes se convirtieron en objetivos de críticas. Varios miembros del Congreso quedaron en medio del fuego cruzado entre los blancos, las varias minorías étnicas (polacos, italianos, judíos) y los sindicatos. América se preguntó a sí misma, “¿Dónde terminará todo esto?”.

Algunos esperaban que el Proyecto de Kennedy fuera completamente reformulado en el Congreso, y muchos sintieron que los derechos civiles serían para Kennedy en 1964 lo que su catolicismo había sido en 1960. Los analistas políticos calcularon que no solo perdería automáticamente todo el sur, sino también Illinois, New Jersey, Missouri, y Michigan. (14) A veces se sentía que los “derechos civiles” constituían una infracción a los derechos de los blancos, particularmente de aquellos que, a diferencia de los Kennedy, no tenían el dinero para enviar a sus hijos a colegios privados, (15) para quedarse en el Carlyle, (16) vivir en un adinerado vecindario, o ser dueño de una segunda casa. (17)

Para el ciudadano promedio, las leyes de apertura constituían una violación de su libertad personal. Demandaban la libertad de elegir sus propios inquilinos y vecinos. Bajo las nuevas leyes, una corte federal podía emitir un requerimiento judicial forzando al dueño de un hotel a admitir negros en su establecimiento, y quedaba expuesto a ser arrestado si se negaba. Los clubes de country que hacían disponibles sus instalaciones a los invitados de un hotel vecino serían obligados a admitir a todos, sin tener en cuenta su color. Los salones de belleza de los hoteles, las piscinas, tiendas de ropa, bares, dentistas y doctores ya no podían rehusarse a atender clientes negros. Cualquiera que se sintiera víctima de discriminación en cualquier lugar podía presentar una demanda ante las cortes federales. De encontrarse culpable, el ofensor podía ser obligado a pagar los costos de la corte, y podría incluso ser enviado a prisión.

Las implicaciones de esta legislación fueron muchas. Si un banco se rehusaba a garantizar una hipoteca a un negro que quería comprar una casa en un barrio blanco, por ejemplo, si temía que el valor de la casa cayera si el barrio se convertía en negro, podría ser acusado de discriminación racial, y la Corporación Federal de Seguros de Depósitos podía retener su garantía de seguro. El gobierno federal podía recortar toda la ayuda federal, para la construcción de una autopista estatal, por ejemplo, si alguno de los contratantes del proyecto era encontrado culpable de discriminación racial. Si, en cualquier empresa con más de 15 empleados, un empleado se quejaba de haber sido despedido por su raza, el caso podía ser tomado por el Comité de Oportunidad Igualitaria de Empleo que, si encontraba culpable a la compañía, podría obligarla a recontratar al empleado. En ciertos casos, la legislación podía ser utilizada incluso para hacer cumplir prácticas de ascensos “justas” dentro de una compañía. La ayuda federal para la construcción de viviendas también comprendía las mismas restricciones. (18)

Esta legislación aparentemente justa, con la reserva de que perjudicaba las clases media y baja de blancos en su mayoría, de hecho dejó el camino abierto a toda clase de abusos. Muchos americanos pensaron que había ido demasiado lejos – incluso los judíos que habitualmente eran víctimas de discriminación en clubes de country, hoteles y colegios privados. Puso en duda el principio sacrosanto del respeto por el individuo y de la libre empresa por parte del gobierno federal.

La elección de Kennedy era clara, aunque debía haber sabido que solo con la legislación no resolvería el problema de los negros. Para restaurar la identidad de los negros, era necesario reformar la estructura de la sociedad americana.

La economía era una parte importante del problema, pero no era la única, ni la más esencial. Aquellos que se oponían al Proyecto Kennedy produjeron estadísticas para mostrar que, desde el punto de vista internacional, la posición económica del negro americano era muy satisfactoria, y que los negros progresaban a una velocidad muy diferente comparada a otros lugares del mundo (19). Hay razones para cuestionar si los derechos civiles no ocultaron, o al menos demoraron, el reconocimiento del verdadero problema, el problema mediante el cual el éxito de la legislación dependía.

Pero el problema del negro no es, primordialmente, un problema económico. Mientras permanecieran en el sur, los negros constituían una familia étnica que vivía su propia vida y tenía su propia cultura. Era una sociedad subordinada pero homogénea. Esta sociedad negra incluso practicaba la segregación interna. En Atlanta había una iglesia negra donde los negros de piel muy oscura no eran admitidos, y similares formas de discriminación no eran poco comunes en otros lugares.

En el norte, no había una gran familia étnica – solo una serie de ghettos o barrios residenciales negros. El negro en el norte del año 1963 era mucho más descorazonado que su hermano del sur, que, si no era confrontado con la segregación legal, no obstante se encontraba con la discriminación a cada lugar que iba. Poco a poco, su alma fue destruida. El negro americano se convirtió en un lisiado psicológico. ¿Qué podían significar los derechos civiles para los inadaptados desempleados sin metas que vagaban por las calles de Harlem o Watts, o para los adolescentes olvidados que se habían perdido en el mundo de las drogas y la prostitución? (20)

Muchos negros pensaron que John Kennedy, como su hermano Robert, no estaba de su lado ni en su contra – que sus acciones se basaban exclusivamente en el respeto por la Constitución y la creencia en la justicia. Recordaban esa frase de Mark Twain, “Los negros no son solo negros, también son hombres”. Lo que buscaban no era solo el reconocimiento de su derecho a existir. Tampoco querían que los derechos civiles parecieran un regalo. Lamentaban que la emancipación de los esclavos no había sido el resultado de su propia insurrección. Intentaron convencerse a sí mismos que los primeros esclavos habían llegado a América con los peregrinos en el Mayflower y que el padre de la emancipación no era Abraham Lincoln, sino Frederick Douglass, un negro de Maryland. Pero dondequiera que fueran, siempre terminaban contra la pared.

La pared, para un negro, es la necesidad de ser amado. Los negros quieren amor, particularmente de aquellos que los desprecian – y no un amor condescendiente porque sean negros. James Baldwin está en lo cierto cuando dice, “Poder, eso es todo lo que un negro le pide a un blanco en estos días”. Los negros no quieren un Lincoln blanco, quieren un Lincoln negro. Sin querer, Kennedy les recordó que son, por el momento, incapaces de producir un Kennedy negro. Stokely Carmichael diría después, “No confío en blancos que están interesados en negros”.

La legislación de Kennedy apuntaba a los blancos, pero no le daría poder a los negros, ni lo hizo. Se lo tendrían que ganar ellos mismos. Así es como comienzan las revoluciones.

¿Actuó correctamente Kennedy al abrir las puertas de una revolución que, a largo plazo, podría destruir a América? ¿Es posible mantener a una minoría oprimida? ¿Podía haberse hecho de otra manera?

Esa no es la pregunta. Al menos, no es nuestro propósito responderla. Los Kennedy no inventaron, ni siquiera despertaron, el problema de los negros. Pero fueron los primeros en reconocerlo en su totalidad, y apelaron a la sensatez no solo de los blancos, sino también de los negros.

Durante los disturbios de Detroit, la Guardia Nacional tuvo la impresión de que estaba “en guerra con otro país”, y el Gobernador Hughes de Nueva Jersey estaba probablemente más cerca de la verdad de lo que muchos sospechaban cuando declaró, “Estas personas dicen que odian a los blancos, pero en realidad, odian a América”.

Un siglo de miseria, de desilusiones, de humillaciones, de brutalidad y odio han transformado a América en un cuerpo externo en la carne de la nación. El odio de los negros es tan fuerte que han dejado de odiarse a ellos mismos. Las mujeres negras han aprendido a usar su pelo ondulado, y los negros han adoptado un nuevo interés por su cultura. Incluso están volviendo a los dialectos africanos. Después de soñar con la integración en la gran mezcla que es América y de darse cuenta que solo son una suciedad gris en su superficie, encerrados en sus ghettos sin fronteras, los negros inevitablemente eligieron la independencia. Y cuando se propusieron ganársela en serio, incluso Rap Brown, quien llamó a “¡Matar!” habría sido sustituido.

Martin Luther King declaró que “Kennedy está haciendo todo lo que puede, pero lo mejor no es suficiente”. Para la mayoría de los americanos, lo mejor era demasiado.

Kennedy imaginó su reforma de los derechos civiles como parte de una gran transformación moral, social, intelectual y económica de los EEUU. Sabía que “Esto no terminará antes de los primeros cien días. Tampoco terminará en los primeros mil días, ni en la vida de esta administración, quizás ni siquiera en nuestra vida en este planeta”. Pero agregó que esa no era razón para no empezar. El 9 de octubre de 1962, en La Voz de América, Robert Kennedy había proclamado la creencia y la esperanza que compartía con su hermano: “Lo que el mundo ha visto en Missisipi es una nación democrática poniendo su casa en orden. Es la prueba de nuestra intensión de no vivir bajo el dominio del hombre, sino bajo el dominio de la ley”.

Las reformas de Kennedy fuero, y solo podían ser, medias-medidas. Volvieron a la gente en su contra sin darle apoyo. (21)

La revolución negra fue, y es probablemente, inevitable. Hubiera ocurrido incluso sin derechos civiles, y sin Kennedy. Está escrita en las estadísticas de la migración, en los retumbes de otras, más distantes, revoluciones, en los complejos que producen la opresión, y especialmente en la indeleble color de piel de 20 millones de americanos. La ley no puede transformar a los negros en blancos. Los negros todavía son negros americanos, y no americanos negros.

La reforma de los derechos civiles probablemente no fue más que una medicina que sirvió para demorar la operación, y nadie puede decir si una cirugía salvará al paciente. En aquel momento, sin embargo, la legislación de Kennedy perturbó a América y aumentó sus ansiedades.

En una declaración emitida luego de una conferencia de dieciocho senadores sureños el 12 de junio de 1963, el senador Richard B. Russell, vocero clave del sur, dijo:
“El discurso del presidente (del 11 de junio) apeló elocuentemente a las emociones pero no tuvo en cuenta a la razón, a la experiencia humana y a la verdadera equidad de la Constitución. El hecho que cada ciudadano posee el mismo derecho para ser dueño y utilizar una piscina o un comedor constituye una equidad. Utilizar el poder federal para obligar al dueño de un comedor o piscina a aceptar de mala gana a aquellos de raza diferente como invitados crea un nuevo y especial derecho para los negros derogando los derechos de propiedad de todo nuestro pueblo para ser dueños y controlar los frutos de su labor e ingenuidad.

“La gran diferencia entre un gobierno de hombres libres y un estado socialista o comunista es el hecho que los hombres libres pueden ser dueños y controlar una propiedad, mientras que el estatismo niega los derechos de propiedad. ‘Desde cada uno según su habilidad y para cada uno de acuerdo a su necesidad’ puede tener un mayor atractivo emocional que ‘trabajar duro para adquirir propiedad y la ley te protegerá para disfrutarla’. Sin embargo, el marxismo no ha funcionado y nunca podrá funcionar porque no toma en cuenta la naturaleza humana. Para refutar el atractivo emocional, tenemos el innegable hecho que en nuestro sistema de libre empresa tenemos suficiente, mientras que los marxistas – aunque nunca han sido capaces de aplicar literalmente su confesado credo – todos sufren de escasez y privaciones.

“Nuestro sistema americano siempre ha rechazado la idea de que un grupo de ciudadanos pueda privar a otro de sus derechos legales sobre la propiedad mediante procesos de agitación, manifestación, intimidación, desafío a la ley y desobediencia civil.

“Yo no creo que el pueblo americano descarte tan fácilmente nuestro sistema para aventurarse en el socialismo que ha sido desechado donde se ha puesto en práctica.

“El más alto cargo debería simbolizar respeto por la ley, sea por ordenanzas emitidas legalmente o por la palabra escrita de nuestra Constitución.

“Quedé, en consecuencia, impresionado de escuchar al presidente justificar, sino fomentar, la presente ola de masivas manifestaciones, acompañadas por las sentadas en las calles públicas y bloqueos de tránsito: formando paredes humanas ante las puertas de comercios y asaltando a oficiales de la ley con armas mortales cuya única ofensa fue mantener el orden y proteger la propiedad privada.

“El sur tiene sus defectos como cualquier otra área. Pero una calculada campaña conducida por la prensa metropolitana, televisión y radio, han magnificado las desafortunadas ocurrencias en el sur mientras los crímenes de violencia en otras áreas han sido minimizados. Esto ha generado resentimiento y odio contra personas blancas de los estados sureños al nivel de una enfermedad nacional. También está alentando a una condición que roza la anarquía en muchas comunidades. Estas terribles condiciones se deteriorarán más a menos que el presidente de EEUU desista de utilizar amenazas de violencia masiva para aprobar rápidamente su legislación social-igualitaria a través del Congreso.

“Ningún ciudadano americano tiene el derecho de elegir las leyes que obedecerá y cuales desobedecerá. El presidente de EEUU tiene una mayor responsabilidad de liderazgo antes que utilizar amenazas de violencia masiva y de indiferencia de las razonables leyes locales como medios de asegurar la acción en las cortes y en el Congreso…

“Creo en la equidad ante la ley para cada americano. En igual medida, rechazo la idea de que el poder federal pueda ser invocado para obligar la mezcla de las razas en las actividades sociales para alcanzar una neblinosa dirección de la igualdad social. Cada ciudadano negro tiene cada derecho legal que tiene cualquier ciudadano blanco, pero no existe nada en los principios de la Constitución o Judeo-Cristianos o de sentido común y razón que obligaría a un ciudadano a compartir sus derechos con uno de otra raza en el mismo lugar y momento. Semejante compulsión contribuiría a una completa negación de los derechos inalienables del individuo para elegir o seleccionar a sus asociados.

“Espero que el pueblo americano no sea succionado en un camino hacia el socialismo por la presente, y sin precedentes, ola de propaganda. Para mí, las propuestas legislativas del presidente son claramente destructivas del sistema americano y de los derechos constitucionales de los ciudadanos americanos. Me opondré con todos los medios a mi alcance. No creo que la mayoría del Congreso se amedrente ante evidentes amenazas de violencia”.
NOTAS

1. El Congreso de Equidad Racial, fundado en 1942, tiene 80.000 miembros. Luego de apoyar una política de no-violencia en los 50’s, se concentró en el movimiento por el Poder Negro en 1966.

2. La desegregación del empleo federal comenzó bajo la presidencia de Roosevelt. Entre 1932 y 1937, designó negros a su “Gabinete Negro”, duplicó la cantidad de negros empleados por el gobierno federal, y el 25 de junio de 1941, prohibió la discriminación racial en las industrias de defensa. La segregación desapareció de la armada en 1950, durante la guerra con Corea. En 1954, la Corte Suprema prohibió la segregación en los colegios, y en 1956 en el transporte público. En 1957, el Acta de Derechos Civiles, que prohibía la discriminación para votar, fue aprobada por el Congreso. Pero mientras el problema de la segregación en el transporte fue resuelto, el problema de la segregación escolar permaneció: hubo serios disturbios en Tusca1oosa en 1956, y en Little Rock en 1957. El problema estalló en Nashville en 1960 acerca de la desegregación en restaurantes, y los derechos de votación de los negros fueron habitualmente obstruidos por las autoridades locales.

3. Este porcentaje era de un 25% en la Administración de Veteranos, y 20% en el Departamento de Correos.

4. En 1963, mientras el empleo de personas blancas continuaba aumentando (de 5.6% a 5.7%), el desempleo negro cayó del 11% al 10.9%.

5. El porcentaje de integración en los 8 otros estados sureños fue muy pequeño:
Arkansas: 0.25%
Louisiana: 0.04%
Virginia: 0.56%
Florida: 0.53%
Carolina del norte: 0.27%
Texas: 2.16%
Georgia: 0.01%
Tennessee: 1.13%

6. En 1962-1963, había 270.000 negros entre los 4.2 millones de estudiantes en universidades y colegios preparatorios. Algunos ejemplos.
Universidades privadas:

Columbia: 20 Negros de los 700 estudiantes.
Princeton: 15 de los 3,045.
Yale: 75 a 90 de los 8,350.
Universidades estatales:
Universidad de Illinois: 1,200 a 1,500 Negros de los 23,490.
Universidad de Pensilvania: 800 a 1,000 de los 10,350.
Universidad del Estado de Michigan: 300 a 500 de los 24,000.
Colegios preparatorios privados:
Georgetown (Maryland): l de los 276.
Groton (Massachusetts): 3 de los 200.
Lawrenceville (New Jersey): 0 de los 630.
Horace Mann (New York): 16 de los 600.

7. En 1950, 60% de la población negra (9.053.000) vivía en los once estados del sur, el restante 40% (4.989.000) en el norte. En 1963, solo 10.100.000 negros (49%) permanecieron en el sur. 51% de la población negra (10.400.000) vivían en el norte.

8. La migración fue alentada por los segregacionistas del sur, que financiaron la partida en ómnibus de cientos de miles de negros hacia el norte. El Consejo de Ciudadanos de Nueva Orleans inauguró estos “envíos” el 21 de abril de 1962.

9. Para otras ciudades del norte, los números poblacionales son los siguientes:

1950 1960
Washington 35% 54.8%
Newark 17.1% 34.4%
Baltimore 23.7% 35%
Detroit 16.2% 29.2%
St. Louis 18% 28.8%
Chicago 13.6% 26.7%
Philadelphia 18.1% 23.7%

10. Entre 1950 y 1960

994,000 Blancos se fueron de New York City y 172,000 Negros ingresaron
678,000 Chicago 153,000
344,000 Philadelphia 63,000
542,000 Detroit 82,000
211,000 Washington 134,000

Durante el mismo período:

Mississippi perdió 323,000 Negros y California sumó 354,000
Alabama 224,000 New York 282,000
South Carolina 218,000 Illinois 189,000
North Carolina 207,000 Ohio 133,000
Georgia 204,000 Michigan 127,000
Louisiana 92,000 New Jersey 112,000
Virginia 70,000 Florida 101,000
Tennessee 57,000 Pennsylvania 77,000
Hawaii 52,000 Dist. of Col. 54,000
W. Virginia 40,000 Indiana 45,000
Texas 27,000 Connecticut 39,000
Oklahoma 26,000 Maryland 36,000
Kentucky 15,000 Wisconsin 29,000
Arizona 10,000 Missouri 28,000

(Estadísticas de U.S. Publishing Corp., 1962)

11. Englewood, New Jersey, un suburbio de New York City, es un ejemplo típico. Sus escuelas siempre estuvieron integradas. Pero cuando la población negra aumentó a 27% (en una ciudad de 26.000 habitantes), una escuela primaria quedó con un 98% de negros, otra con un 65%, mientras que las otras permanecieron 90% blancas.

12. En Washington, tres cuartos de los colegios públicos no están realmente integrados: 27 son completamente negros, y otras 88 son entre 90 y 99% Negros. Diecisiete son de 90 a 99% blancos, y tres son totalmente blancos.

13. En Atlanta, un editor de un periódico de Georgia escribió en 1962: “¡Ahora está relativamente de moda integrarse!”

14. Sin embargo, el Acta de Derechos Civiles fue votada en 1964, el Acta de Derecho a Voto en 1965, y en 1966 se aprobó una ley que establecía como crimen federal la obstrucción de los derechos civiles penados con prisión perpetua.

15. Choate, el colegio preparatorio de Kennedy, tenía un estudiante negro de los 550 en 1963.

16. Un lujoso hotel en Manhattan donde los Kennedy se alojaban.

17. Los Kennedy tenían una casa de invierno en Palm Beach, un centro de invierno segregado.

18. De los 5905 empresas de construcción interrogadas acerca de las repercusiones de esta legislación, el 41.2% declaró que perderían entre el 50 y 75% de sus negocios, 1.3% que sus negocios aumentarían, 34.9% que no produciría ningún cambio, y 22.6% que no opinaron. (Estadísticas de US News y World Report)

19. En 1930, 3 de 4 negros eran empleados en plantaciones de algodón o como trabajadores no calificados. En 1963, este número había caído 1 de 3, y el 20% tenía trabajos no calificados.

El ingreso promedio de un americano blanco había aumentado un 475% desde 1940, de $1.112 a $5.287. El promedio negro para el mismo período había aumentado un 555%, de $460 a $3.015, y la discrepancia entre los ingresos de blancos y negros se achicaba día a día.

El ingreso promedio per cápita de un negro americano era 40% más elevado que el de un ciudadano soviético, y tres veces mayor que el promedio japonés.

Este promedio ($1.100 por año) cayó a la mitad entre el ingreso promedio per cápita de Australia ($1.200) y de Alemania Occidental ($1.040), y era igual al ingreso promedio per cápita de Inglaterra.

El promedio per cápita de algunos de los otros pueblos de piel oscura del mundo era (en comparación con los $1.100 del negro americano):

México: $300

Ghana: $200

Haití: $100

Congo: $70

India: $60

20. Tres de 4 americanos necesitados son negros. En 1963, el porcentaje de la población con ingresos menores a $300 por año era de 15.9% entre blancos y 43.1 entre negros.

21. El 10 de junio, solo un día después del discurso del presidente por los derechos civiles, la Guardia Nacional de Alabama fue puesta en acción para detener disturbios raciales, y el 19 de junio en Savannah, 3.000 negros protestaron contra blancos. El pánico se esparció por el Sur en la perspectiva de una invasión de negros a escuelas y distritos residenciales blancos. En los estados del sur, el odio hacia el presidente Kennedy estaba en su apogeo.

Al mismo tiempo, líderes militantes y extremistas negros, que ya habían atacado a Robert Kennedy el 28 de mayo por ser “demasiado débil”, multiplicaron sus declaraciones amenazantes. En agosto de 1963, James Meredith, rindió sus exámenes finales. El 28 de agosto la marcha por los derechos civiles tuvo lugar en el capitolio al sonido de “Venceremos”. La marcha de Washington marcó un cambio en la estrategia de los líderes por los derechos civiles. John Lewis, titular del Comité Coordinador de Estudiantes por la No-Violencia, preparó un discurso que contenía declaraciones tales como: “No esperaremos a que el presidente, el departamento de justicia o el Congreso, pero tomaremos la cuestión con nuestras propias manos y crearemos una fuente de poder externo a cualquier estructura nacional…Marcharemos por todo el sur, atravesando el corazón de Dixie, de la forma que lo hizo Sherman”. (El Sr. Lewis eliminó estos pasajes luego que el Arzobispado Católico de Washington se opusiera)

El 9 de noviembre de 1963, Richard Nixon declaró que las “extravagantes promesas de campaña” del presidente Kennedy eran las grandes responsables de la crisis racial en EEUU.

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