Una sustancia del pepino de mar es anticancerígena

Gabriel Stekolschik
La Nación
03/02/09

Parientes cercanos de las estrellas y erizos de mar vagan por las profundidades marinas alimentándose de los sedimentos oceánicos.

Son imprescindibles para mantener el equilibrio de los ecosistemas del fondo del mar y, además, están altamente cotizados en los países orientales, pues allí se utilizan para la preparación de distintas comidas, como el sushi. Se trata de los Holoturios , llamados vulgarmente pepinos de mar debido a su forma alargada.

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Pepino de mar


Fruto de un trabajo interdisciplinario financiado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, el Conicet y la Universidad de Buenos Aires, un equipo de investigadores argentinos descubrió que un compuesto aislado del Psolus patagonicus , una de las aproximadamente 1200 especies conocidas de pepino de mar, tiene la capacidad de inhibir la proliferación de células cancerosas obtenidas de tumores humanos de mama, de hígado y de pulmón. Los resultados del estudio fueron publicados en la revista Chemotherapy .

La molécula en cuestión es un triterpeno glucósido (TG), bautizado Patagonicósido A por la doctora Marta Maier, una de las autoras del trabajo, que es investigadora del Conicet en el Departamento de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la UBA.

Los TG forman parte de los mecanismos de defensa del pepino de mar. Cuando el animal se siente amenazado, excreta algunas de sus vísceras -que después regenera- para que el depredador se distraiga comiéndolas y, a su vez, expulsa los TG, que son tóxicos para algunos peces.

Mecanismo de acción

Trabajos anteriores de la doctora Maier habían demostrado que el Patagonicósido A, así como un derivado desulfatado de éste, poseen una potente actividad antifúngica.

"Para nuestra grata sorpresa ahora encontramos que ambos compuestos también tienen actividad antiproliferativa contra tres líneas celulares derivadas de distintos tumores humanos", revela la doctora Laura Alché, otra de las autoras del estudio, que es investigadora del Conicet en el Laboratorio de Virología de la FCEyN.

Un inconveniente ampliamente conocido de los TG que se han obtenido hasta ahora de diferentes especies de pepinos de mar es que son altamente citotóxicos, es decir, producen efectos dañinos a las células, sean éstas normales o tumorales. Esta característica hace inviable su utilización farmacológica.

Sin embargo, los resultados del trabajo muestran que los Patagonicósidos inhiben la proliferación celular con muy baja citotoxicidad: "Lo interesante de estos compuestos es que, a diferencia de otros triterpenos ya descriptos, tienen actividad antiproliferativa sobre las células tumorales en una concentración mucho menor que la que produce citotoxicidad, lo cual permite pensarlos como potenciales antitumorales", se entusiasma Alché.

No obstante, la científica inmediatamente advierte que para que estas sustancias puedan ser utilizadas terapéuticamente en los seres humanos queda un largo camino por recorrer, pues todavía deberán hacerse numerosas pruebas en animales de laboratorio antes de que puedan ser autorizados ensayos clínicos.

Por el momento, el grupo de investigadores, que también integran Valeria Careaga, Carlos Bueno y Claudia Muniain, está abocado a dilucidar cómo actúan estos compuestos en el interior de las células. Para ello, estudiaron su efecto sobre una molécula, denominada NF-kB, que ha sido relacionada con la inducción de algunos procesos tumorales. "Esperábamos que los Patagonicósidos inhibieran la actividad de NF-kB, pero eso no ocurrió, por lo tanto tendremos que empezar a investigar otros mecanismos de acción", razona Alché.

Centro de Divulgación Científica de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA

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