El “Guantánamo” de Calais

John Lichfield y Ben Russell
The Independent
Traducido para Rebelión por Christine Lewis Carroll
27/03/09

Ministros británicos y franceses discuten la apertura de un centro de retención en Calais

Los gobiernos francés y británico están discutiendo la construcción de un nuevo centro de retención dentro de los muelles de Calais que se situaría “dentro del territorio británico” al amparo de la ley de inmigración, y facilitaría la devolución de demandantes de asilo político a sus países de origen.

Aunque no se hayan acordado todavía los detalles, la idea es sacar provecho de la legalidad ambigua de una “zona de control” británica dentro del puerto de Calais creada en 2003, con el fin de atravesar la malla de dificultades legales que impiden la devolución de demandantes de asilo a sus países de origen.

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La idea – discutida por los ministros de inmigración francés y británico el mes pasado – busca devolver la pelota a los demandantes de asilo y las mafias que los pasan clandestinamente hacia el norte de Francia. En la actualidad, los inmigrantes reunidos en Calais, en su mayor parte procedentes de Afganistán, Kurdistán y el Cuerno de África, pueden sacar provecho de las contradicciones y zonas grises de las leyes internacionales y europeas sobre inmigración y asilo político para evadirse de la expulsión de Francia. Se les arresta repetidamente, pero una vez liberados, vuelven a intentar pasar ilegalmente a Gran Bretaña.

El centro de retención permitiría en teoría a Londres y París utilizar el estatus legal ambiguo de la “zona de control” británica en Calais para enviar a los emigrantes a casa. Si se aprobara, es probable que el centro atraiga la atención y posterior investigación de los grupos de derechos humanos y libertades civiles.

La creación de un centro de retención “extraterritorial, en territorio francés” que ayude a Londres y París a atravesar la maraña legal del asilo político, podría ser comparado con la bahía de Guantánamo. Aunque la idea sería retener a los demandantes de asilo por periodos breves en condiciones humanitarias, los inmigrantes se verían atrapados en un limbo legal de su propia creación.

El ministro de inmigración británico, Phil Woolas, hizo alusiones esta semana a las discusiones franco-británicas. Dijo que Gran Bretaña y Francia estaban considerando la creación de un nuevo “centro de detención” en Calais donde los inmigrantes ilegales serían retenidos “después de pasar los controles de inmigración británicos” dentro de los muelles de Calais. Se les devolvería a sus países de origen en vuelos charter.

El Sr. Woolas dijo que tanto Londres como París querían “mandar un mensaje” a los inmigrantes y las mafias: “Queremos incrementar el perfil de las deportaciones porque queremos que Afganistán e Irak sepan que Gran Bretaña no es la Tierra Prometida”.

Los comentarios del ministro fueron objeto de burla en la prensa británica después, supuestamente, de haberlos despachado el mismo día el ministro de inmigración francés, Eric Besson. De hecho, el Sr. Besson no repudió al Sr. Woolas. Dijo que Francia no tenía la menor intención de construir un nuevo campo de refugiados como el de Sangatte – o sea, totalmente lo contrario. El gobierno francés se sentía abochornado, y enojado, por los comentarios del ministro británico, porque las palabras “centro de detención” tienen una asociación histórica y siniestra para los franceses. París prefiere hablar de un “centro de retención”.

En la pugna de burlas al Sr. Woolas, las palabras claves fueron obviadas. El nuevo centro de detención – o retención – sería construido más allá de la línea de los controles de inmigración británicos dentro de los muelles de Calais.

El día siguiente, se hizo otra alusión en una declaración realizada por la Agencia de Fronteras de Reino Unido: “Estamos decididos a trabajar con los franceses para mantener una de las fronteras más conflictivas del mundo y estamos estudiando todas las opciones”. “El ministro de inmigración se reunió con su homólogo el mes pasado para discutir cómo conseguir esto y las discusiones siguen en curso sobre el tipo de instalación que podría construirse dentro del puerto de Calais.”

En 2003, Gran Bretaña y Francia acordaron en un tratado el establecimiento de controles de frontera yuxtapuestos que permitieron el cierre del campo de refugiados de Sangatte. La policía de fronteras francesa opera en Dover, armada, dentro de una “zona de control” que sigue perteneciendo a Gran Bretaña, pero donde rigen algunos aspectos de la ley francesa. La policía de inmigración británica opera también en una “zona de control” similar en los muelles de Calais, amparada por algunos aspectos de la ley británica, mientras sigue siendo parte soberana de Francia.

En efecto, una vez que alguien entra en la zona de control, él o ella se halla legalmente en el Reino Unido, aunque esté en Francia. Se cree que las negociaciones se centran en el estatus binacional ambiguo de esta zona “británica” en los muelles de Calais, la primera vez en 500 años que Gran Bretaña haya podido “establecerse” en Calais.

En la actualidad, los tribunales franceses se niegan a devolver a inmigrantes ilegales a sus países donde se les pueda procesar. Los demandantes de asilo con destino a Gran Bretaña rechazan reclamar asilo en Francia. Si lo hicieran, perderían todos los derechos, bajo los tratados internacionales y de la Unión Europea, de pedir asilo en Gran Bretaña. Los inmigrantes reunidos en Calais podrían solicitar quedarse en Francia, pero se niegan a hacerlo porque están convencidos de que tendrán más oportunidades en el Reino Unido.

Un caso típico es el siguiente: un inmigrante entra por la fuerza en los muelles de Calais y se le arresta antes de que se esconde dentro de un camión. Se le detiene pero las autoridades francesas tienen que liberarlo después de unos días. Vuelve al puerto de Calais y prueba suerte una y otra vez.

En el momento culminante de la “crisis” de Sangatte, había 2.000 inmigrantes en Calais. Después del cierre del campamento en 2002, la cifra descendió, pero ha vuelto a subir entre 700 y 1.000. La mejora en la protección del puerto significa que muchos menos inmigrantes llegan a Gran Bretaña. Esto ha contribuido a que la cifra y frustración en Calais hayan aumentado. Ha habido más peleas entre grupos de inmigrantes y hasta agresiones a camioneros. Las autoridades francesas están bajo mucha presión, incluso después del estreno reciente de la película “Welcome”, para prestar ayuda humanitaria a los inmigrantes viviendo como pueden en “la selva”, el monte bajo cerca del puerto de Calais.

El plan anglo-francés para un centro de “retención” dentro de la zona británica de los muelles de Calais cambiaría, se espera, las reglas del juego. Exactamente cómo está por ver. Los “ilegales” podrían ser enviados a casa sin el amparo ni de la ley británica ni de la ley francesa – pero esto sería cuestionado por los grupos de derechos humanos. Alternativamente, un centro de retención dentro de los muelles permitiría que las autoridades presionaran a los inmigrantes para solicitar asilo en Francia o en caso contrario devolverlos a casa directamente. Londres y París esperan poder anunciar algún progreso cuando el Presidente Sarkozy y el Primer Ministro Brown se reúnan en mayo.

Chris Hulme, portavoz de interior por los Liberal Demócratas, ha declarado que el gobierno tenía razón al buscar nuevas formas de dificultar el tránsito por el Canal de la Mancha, pero advirtió: “Tenemos que saber al amparo de qué ley – francesa o británica – están siendo retenidos y cuáles son sus derechos de representación.”

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