Regreso a casa

Sherine Tadros
Al Jazeera
Traducido para Tlaxcala.es por S. Seguí
26/03/09

Sherine Tadros, periodista de Al Jazeera, informó desde la Franja de Gaza durante la ofensiva de 23 días de Israel, que finalizó por un alto el fuego unilateral a mediados de enero. En el presente artículo, describe la situación del territorio a su regreso.

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Un porteador me da el primer saludo cuando cruzo al lado de Gaza por el paso de Erez, en la frontera con Israel. “Dijo que volvería en un par de semanas, pero ha pasado más de un mes.”

Es agradable ver que me han echado a faltar. Curiosamente, me siento como si volviera a mi casa. De hecho, hace casi dos meses que salí de Gaza, poco después de la ofensiva de Israel sobre el territorio.

Todo tiene exactamente el mismo aspecto; todo el mundo tiene exactamente el mismo aspecto y, peor aún, pronto descubro que todo el mundo siente exactamente lo mismo: frustración y aislamiento.

En dos meses, no ha habido reconstrucción, el cerco se ha estrechado e Israel sigue manteniendo los pasos de entrada a Gaza casi permanentemente cerrados.
Algunos cambios poco perceptibles

Y sin embargo, Israel ha introducido algunos cambios poco perceptibles en estas últimas semanas. Por ejemplo, los pescadores pueden salir a faenar pero sólo hasta a tres millas de la costa de Gaza. Antes de la guerra, podían salir hasta seis millas. Muchos de los 3.000 pescadores de Gaza han abandonado, y no salen porque hay demasiadas embarcaciones en las aguas.

Israel ha cerrado uno de los pasos de mercancías sin razón aparente. Los otros dos que siguen abiertos al paso de mercancías tienen todavía más restricciones en cuanto a sus horas de apertura.

La ayuda humanitaria sigue llegando con cuentagotas –unos 100 camiones al día–, pero los suministros no alcanzan para lo que se necesita. Y 50.000 personas siguen sin tener agua potable, mientras la ciudad de Gaza tiene cortes de electricidad de hasta 12 horas al día.

No es sorprendente mi decepción ante la ausencia de reconstrucción, pero lo que sí resulta sorprendente es la ausencia de periodistas extranjeros en Gaza. Una vez más.

Cuando me fui, después de la guerra, había 400 periodistas internacionales cubriendo este acontecimiento “no cubierto”. Se quejaban de que los habían encerrado fuera, de que se veían obligados a informar sobre Gaza desde la periferia. Así que, llegaron, vieron y se fueron…¿ya no hay acontecimiento?

No hay operaciones militares en Gaza, pero sigue habiendo una tragedia que bien merece un reportaje periodístico. Es el mismo acontecimiento que ha tenido lugar durante dos años: sitio, ocupación, violencia, estrangulamiento de una población.

Lo ignoraron antes de la guerra y lo vuelven a ignorar ahora. No sé por qué me sorprendo tanto.
Sin ningún lugar a donde ir

Una cosa que sí es nueva son las tiendas… tiendas, tiendas por todas partes, de cualquier color y tamaño, todas con algo en común: son incapaces de proteger de las inclemencias climáticas.

Estos días ha habido algunos vendavales muy fuertes y bajas temperaturas, y las tiendas se vienen abajo como si fueran de papel.

Y, en Gaza, cuando tu tienda se la lleva el viento nadie puede hacer gran cosa por ti.

Hoy día, 100.000 personas no tienen hogar, y lo que me parece tan terriblemente injusto es que ni siquiera pueden considerarse refugiados. No pueden salir de la zona de guerra y comenzar de nuevo en otro lugar, tal como la gente que se ha visto atrapada en otros conflictos ha podido hacer.

Siguen viviendo encima, o debajo, o al lado o incluso dentro de lo que queda de sus hogares, esos mismos hogares que guardan tan dolorosas memorias de la carnicería israelí que duró 23 días.

Eso se refiere a los que se ven obligados a vivir en sus tiendas, que son los más afortunados.

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