El nuevo canciller israelí rechaza los acuerdos firmados con los palestinos

Shlomo Slutzky
Clarín
02/04/09

Durante la ceremonia de asunción como jefe del gobierno israelí, el líder de la derecha Benjamin Netanyahu se comprometió públicamente a continuar bregando por la paz, al tiempo que el presidente Shimon Peres alabó la fórmula de "Dos Estados para dos pueblos" como solución al conflicto entre israelíes y palestinos. Nada indicaba entonces el escándalo que estallaría un rato después en la sala mayor de la Cancillería israelí, durante la asunción del ultranacionalista Avigdor Lieberman como ministro de Exteriores.

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En la sala donde se hizo el traspaso de mando -donde por lo general se intercambian alabanzas ministros entrantes y salientes- el plenario del cuerpo diplomático israelí, junto con representantes del los medios nacionales y extranjeros, presenciaron el discurso inaugural de un canciller decidido a dejar las medias tintas y a abandonar las expresiones "diplomáticas". "Israel estuvo en su mejor momento en la opinión pública mundial después de la Guerra de 1967 y no tras todas las concesiones que devinieron de los acuerdos de Oslo 1, 2 , 3 y 4". Fue la réplica de Lieberman al discurso de despedida de la ex canciller Tzipi Livni, quien habló de la importancia que Israel debe dar a la opinión pública mundial. Lieberman agregó: "Quien quiere que lo respeten debe antes que nada respetarse a sí mismo, que es algo que no hicieron los gobiernos anteriores".

El nuevo responsable de las relaciones exteriores subrayó que las "concesiones" no traerán a Israel "elogios y paz", sino "más guerras". "Decir veinte veces al día la palabra paz no nos llevará a ningún lugar. Cuantas más concesiones hagamos, más empeorará la situación", agregó Lieberman. Lieberman aseguró que Israel no está comprometida con el "proceso Annapolis", refiriéndose a la conferencia de noviembre de 2007 en EE.UU. donde el entonces presidente George W. Bush impulsó un plan para la creación de un Estado palestino.

"Hay un sólo documento que nos obliga (la Hoja de Ruta de 2003) y no es la conferencia de Annapolis, que no tiene validez", dijo Lieberman, despertando incómodos movimientos en el público cautivo del cuerpo diplomático y la protesta instintiva de Tzipi Livni, quien a esa altura interrumpió el discurso de Lieberman para señalarle que Annapolis fue votado y adoptado por el gobierno israelí.

Livni, quien trató de actuar en forma respetuosa escuchando las palabras de Lieberman, comprendió rápidamente que éste aprovechaba su presencia pasiva para atacarla. Si en un primer momento optó por sonreír a cada exageración del nuevo canciller, más tarde comenzó a dar señales de furia y finalmente no resistió y salió a combatir inexactitudes en las palabras de Lieberman, aún interrumpiéndolo en su discurso inaugural. Entre los palestinos no se perciben esperanzas. Aunque el presidente de la Autoridad Palestina afirmó estar dispuesto a seguir las tratativas con todo gobierno israelí que respete lo acordado, tras la asunción del nuevo gobierno, Mahmud Abbas declaró que "Netanyahu no cree en la paz", y solicitó a la comunidad internacional que trate de "presionarlo" para que acepte la solución de dos Estados.

Netanyahu no respeta los acuerdos firmados y no quiere frenar la colonización. La asunción del gobierno en el Día de los Inocentes -que se celebra en Israel el 1° de abril- elevó una serie de burlescas consideraciones por parte de la oposición de centro e izquierda, ya por los extraños títulos que se dieron a los cargos de 30 ministros y 7 viceministros, hasta por las proclamas en favor de una paz con los palestinos que hizo Netanyahu en el Parlamento, cuando dijo que "le digo a los líderes palestinos que si realmente quieren la paz, podemos lograrla". Durante todo el día fueron muchos los que se quedaron esperando que el mismo Netanyahu o alguno de sus ayudantes saliera a decirle al público: "Que la inocencia les valga".

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