Entrevista a padre de niña vacunada contra el papiloma: ´Mi hija ha llegado a tener hasta 14 ataques en un día´

Diario de Mallorca
03/04/09

Por razones obvias, no quiere que su nombre se haga público ni que se revele la localidad en la que vive -"ni mis iniciales, aquí me conoce todo el mundo"- porque ahora todas sus preocupaciones sólo tienen un destinatario: su hija de catorce años que está pasando por un calvario desde que el pasado 16 de diciembre le administraran la segunda dosis del preparado cervarix, la vacuna que dispensa gratuitamente el Servei de Salut de Balears para prevenir el cáncer de cuello de útero.

"Mi hija ha llegado a sufrir hasta catorce ataques diarios. Ya puedo identificarlos con claridad antes de que se produzcan. Se queda callada, con la mirada fija. Entonces comienza un temblor leve que se transforma en violentas convulsiones mientras los ojos se le giran hacia arriba. Luego se queda hecha polvo. No puedo afirmar al cien por cien que sea a causa de la vacuna, pero estoy esperando a que los médicos me digan qué le está pasando a mi hija", afirma este padre cuyo infierno en la tierra comenzó ahora hace casi tres meses ya que el primer ataque fuerte que padeció su hija se produjo el 13 de enero aunque ya sufrió algunos leves desvanecimientos tras serle inoculada la primera dosis, unos meses antes.

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Es el único caso conocido en Balears de posibles reacciones adversas tras la administración de esta vacuna, pese a que a más de 4.000 niñas del archipiélago se les ha inoculado este preparado que, ya de partida, ha generado mucha polémica. Por las dudas sobre su eficacia para prevenir los tumores uterinos y por las suspicacias ante las posibles reacciones adversas que provoca la vacuna.

La alarma se encendió con los sonados casos de las dos niñas de Valencia, que no paran de entrar y salir de la UCI del Hospital Clínico de la capital del Turia. A estas adolescentes se les vacunó con gervasil, un preparado que al parecer ha provocado más efectos secundarios que el antídoto empleado en el archipiélago, cervarix. No obstante y desgraciadamente, ya hay una menor con dolencias y reacciones que no tenía antes de ser vacunada. Se está investigando si las convulsiones que sufre guardan relación con el medicamento cervarix. Los médicos no se pronuncian y todo son cautelas en la conselleria de Salud, donde se camina sobre este asunto como sobre un campo de minas.

El progenitor no quiere hablar mal de los médicos que están atendiendo a la niña - "la están tratando muy bien. No tengo queja"-, pero no coincide con los pronósticos insinuados hasta el momento como posible causa de los violentos episodios que padece su hija: "Me han hablado de ansiedad, angustia, histeria, epilepsia. Pero mi hija era una niña completamente normal antes de que le pusieran esa vacuna".

"Le han hecho todo tipo de pruebas, resonancias con contrastes, electroshock... pero nada. Todo sale bien. Un jefe de los médicos me ha dicho que los laboratorios hacen cien mil dosis de las vacunas y que un 2% puede salir mal. ¡Y le ha tocado a mi hija! ¡Menuda desgracia! Tiene sólo catorce años, es casi tan alta como yo, cachonda, bromista, estudiosa, lo aprueba todo, ¡un bombón de mujer!, ¡un diez!", se lamenta este padre que, como todos, no deja escapar una ocasión para hablar bien de su retoño.

"Quiero que estén alerta todas las demás familias que han vacunado a sus hijas, aunque espero que no le pase nada a ninguna porque esto no se lo deseo ni a mi peor enemigo", prosigue el padre.

"Todavía estoy esperando que desde la conselleria de Salud me den una solución. Aquí, en el pueblo, no creo que ninguna otra niña se ponga la tercera dosis de la vacuna. Mi hija ha tenido un episodio de convulsiones en clase y todas han podido ver cómo lo pasaba. Y la verdad es que asusta. Parece que le entra el demonio dentro".

Este padre preocupado afirma ahora que decidió vacunarla contra el virus del papiloma humano (VPH) a instancias de su propia hija. "Vino del colegio diciendo que les habían hablado de esta vacuna que prevenía el cáncer de útero. Y yo pensé, si sirve para prevenirlo... Ahora no creo que le ponga una vacuna nunca más. Los médicos no saben si las convulsiones son por este virus preparado, pero mi hija está segura de que es así. Y yo también lo creo".

Este antídoto que el Sistema Nacional de Salud decidió empezar a administrar el pasado año a las niñas que cumplieran catorce años, se dosifica en Estados Unidos desde 2006. "Allí seguro que saben más cosas sobre estos efectos adversos. ¿Qué si la llevaría allí para tratarla si pudieran curarla? Tú dirás. Por mi hija haría lo que fuera", contesta rotundo este padre que dice llevar la situación medianamente bien gracias al trabajo. "Me enfrasco en él y consigo distraerme un poco. Otra cosa es mi mujer, está hecha polvo. Y es lógico porque sólo vive para sus hijas. Su hermana también lo está pasando mal. Estudia en Barcelona y cuando se enteró quería dejar los estudios para venir a estar con ella".

"Mi hija ha pasado por casi todas las dependencias de Son Dureta, incluida la UCI. Estuvo en la unidad de psiquiatría infantil durante casi veinte días. Había chicos jóvenes, pero en un estado que nada tenía que ver con el de mi hija. Allí me la hubieran desequilibrado, así que decidí sacarla. Parecía una cárcel. Sólo podíamos visitarla de cuatro a siete de la tarde. Pero, repito, no quiero hablar mal de los médicos, que se han portado de maravilla. Estuvo ingresada en la cuarta planta del materno infantil de Son Dureta, donde toda la gente ha sido un encanto", rememora su periplo hospitalario.

"El último ataque, ya muy flojo, fue el jueves de la semana pasada. Y el viernes pedimos el alta voluntaria. El martes pasado (de esta semana) se habló de ingresarla de nuevo, pero nos dijeron que no importaba. Si ahora las cosas van bien, lo dejaría estar, pero como comiencen de nuevo los ataques... me sacarán los nervios y tendré que gritarlo", avisa este padre preocupado que lanza un mensaje a la conselleria de Salud: "Si han metido la pata con la vacuna, al menos que lo reconozcan. Si nos usan como cobayas, que nos den soluciones. De momento no puedo demandarles porque no está demostrado que los ataques sean por la vacuna".

Este padre también tiene un mensaje para los laboratorios que han comercializado, a un precio muy elevado, este preparado: "Que estudien mejor los efectos secundarios y cómo se pueden evitar antes de inyectar nada a unas niñas".

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