México: Bolas de fuego en Los Tuxtlas

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07/05/09

La caída estrepitosa de un meteorito ha cambiado la vida de los habitantes de esta comunidad. Unos dicen que es parte de los sucesos extraños que se viven cotidianamente aquí; otros, que es algo nunca antes visto. Para Mateo Cabrera Pérez y Estela Camacho, es una prueba de que su hora final no ha llegado, ya que el meteorito cayó a unos cuantos centímetros de donde ellos estaban sentados.

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La noche del domingo 26 de abril, el estruendo de una gran explosión alarmó a los pobladores de esta comunidad regularmente tranquila. Situada en una zona donde los sucesos extraños son el pan de cada día, La Nueva Victoria vivió momentos de terror cuando de repente una gran explosión en medio de fuego celestial quebró el silencio de la noche.

"Serían como las nueve de la noche cuando todo ocurrió", dijo Mateo Cabrera Pérez. "Mi esposa estaba cenando y yo viendo la televisión cuando de pronto una piedra cayó a unos cuantos centímetros de donde estábamos, rompiendo dos de las láminas del techo de nuestra casa. Fue muy rápido todo, sólo oímos un gran ruido, fue un enorme ruido parecido a una explosión y en segundos nuestra casa se llenó de gente de todo el pueblo que nos preguntaba qué es lo que había sucedido y si estábamos bien. No supimos qué decir y sólo vimos una piedra en el suelo que estaba caliente aún", dijo el entrevistado.

Según testigos del suceso, Anastasio y Catalino Echeverría entre ellos, quienes viven en Toro Prieto, una comunidad cercana, desde hace varios días se han visto en la zona bolas de fuego rojo y verde en el cielo, pero comentaron que esa situación es algo más o menos común en esa zona del Estado.

"No sabemos qué son esas bolas, pero las hemos visto, no muy seguido pero se ven. El domingo nos sorprendió mucho saber que en La Nueva Victoria una de esas bolas cayó en la casa de uno de nuestros amigos. Cuando fuimos inmediatamente de que cayó la bola de fuego, la casa ya estaba llena de gente. Pensamos que algo les había sucedido a Mateo y a Estela, pero afortunadamente ellos estaban bien", dijeron.

Mateo Cabrera aseveró que en los primeros segundos después de la caída del meteorito no sabía qué hacer, pero después reaccionó y levantó la piedra con papel periódico sintiendo que estaba un poco caliente.

"La pusimos sobre un plato de plástico y ahí mucha gente le tomó fotografías y videos (imágenes que la gente del lugar vende ahora a todos los que llegan a preguntar por la piedra). Después la pusimos sobre un cristal y se pegó ahí y ya no pudimos despegarla. Eso es algo muy raro, nunca había sucedido, pero mi esposa y yo damos gracias a Dios de que no nos haya pasado nada porque la piedra cayó muy fuerte a un metro más o menos de donde estábamos sentados", aseveró.

Mateo vive en la calle Agustín de Iturbide, en La Nueva Victoria. Su domicilio no tiene número, pero todo el mundo sabe indicar cuál es su casa. Las láminas del techo lucen aún el hoyo que dejó el aerolito y sus residentes preguntan ahora a todo el que los visita quién les va a pagar el daño hecho por el meteoro y como no encuentran respuesta solicitan una cooperación voluntaria para poder reparar las láminas e incluso están pensando en vender el meteorito a quien le interese.

El entrevistado reveló que el jueves 30 de abril, la piedra fue trasladada por un amigo de él y su esposa a Xalapa para su estudio.

"Es un amigo íntimo de nosotros, la piedra se la llevó a un laboratorio de Xalapa para que sea estudiada y me dijo que en esta misma semana la traerá de regreso", dijo y aun cuando se le cuestionó cuatro veces a qué laboratorio habían llevado el meteorito, el entrevistado no quiso revelar el nombre.

Una pierda café y pegajosa

Narde Facundo fue una de las primeras personas en tomar fotografías de la piedra, por desgracia las imágenes que tomó se las borraron de su cámara.

"La piedra no es muy grande, es como de un kilo de peso y de color café. Es brillosa y pegajosa, es una piedra que para mí es rara", dijo.

Yareli Amorós, una joven de esta comunidad, grabó tres videos en su teléfono celular. Dijo que la piedra es casi redonda, con brillo como de barniz y de color café y que ese color a veces es más claro y a veces más oscuro.

Por las fotografías se puede ver que por un lado a la piedra se le ve lo que parece ser la huella de una hoja de un árbol, por el otro los habitantes de La Nueva Victoria han querido ver la forma de una tortuga.

"Lo que es muy raro es que a la piedra se le puede hacer un hoyo y como media hora después ese hoyo ya ha desaparecido", aseveró Yareli Amorós.

Quienes tuvieron la oportunidad de ver la piedra antes de ser trasladada a Xalapa aseguran que es pegajosa y un tanto blanda.

"Cuando se toca da la impresión de que tiene rociada laca porque es pegajosa y es un poco blanda. Por la velocidad con que caía y por el fuerte impacto contra el piso adoptó una forma circular, pero lo raro es que sea pegajosa y sea un poco blanda, eso es muy raro", comentó Alvaro Quino Mixtega, uno de los primeros comunicadores que acudieron para saber más del suceso.

En esta semana, cuando el meteorito regrese de los estudios en Xalapa, se podrá saber qué propiedades tiene la piedra, aseveró Mateo Cabrera. Mientras tanto, la comunidad permanece a la expectativa y alimentando más el suceso de las bolas de fuego.

"No sé si quiera creerme o no, pero en las fotografías que le tomaron a la piedra se pueden ver muchas figuras de animales. A lo mejor es mi imaginación, pero en serio que se ven muchos animales y hasta caras de personas", dijo Mateo.

Un lugar místico

La Nueva Victoria es una comunidad situada en uno de los lugares más extraños de San Andrés Tuxtla. Hay dos lagunas, una de ellas la de Majagual, en donde según los pobladores, se han visto objetos voladores no identificados además de bolas de fuego como si flotaran en el aire.

"Todo sucede en la tarde, ya casi para anochecer, aunque a veces se han visto esas bolas a la medianoche. Es algo raro, pero hasta ahora nadie sabe con certeza qué es lo que sucede y por qué son provocadas", aseveró Anastasio Echeverría.

Para llegar a La Nueva Victoria, desde El Trópico, sobre la carretera que lleva de Angel R. Cabada a San Andrés Tuxtla, hay que transitar por un camino desde el cual se ve un valle donde se asegura hay vestigios arqueológicos olmecas.

"Es una zona mágica. Ahí vivieron nuestros antepasados y ahí suceden muchas cosas que son como mágicas, a veces se ven situaciones extrañas", dijo Catalino Echeverría, y recordó las bolas de fuego, los objetos voladores no identificados y en ocasiones corrientes de aire muy fuertes.

Las historias populares de sucesos sin explicación alguna se alimentan más por la presencia del volcán San Martín del cual, se dice, emana una fuerza magnética misteriosa de la que se alimentan los brujos de la región.

"Nosotros estamos seguros de que la bola de fuego que cayó en casa de Mateo tiene mucho que ver con el lugar en donde vivimos. A ellos afortunadamente no les pasó nada, pero la piedra los pudo haber matado y no lo hizo. Eso es señal de que viene algo más grande aquí. Ojalá sea algo bueno para todos, ojalá", comentó Anastasio Echeverría y agregó: "Lo que cayó en casa de Mateo es solamente una bola de fuego de las muchas que cayeron ese día en el campo y que se han visto en los últimos días aquí".

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