Israel lidia con problema iraní

Ramzy Baroud
Asia Times Online
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
30/07/09

Los funcionarios israelíes enfrentan un acertijo que puede requerir más que demostraciones de fuerza militar: ¿Cómo encarar a Irán? La solución a ese dilema requerirá nada menos que puro genio político.

Debe ser frustrante para los responsables políticos israelíes y sus amigos y patrocinadores en otros sitios tener que quedarse tranquilos mientras Irán continúa con su programa de enriquecimiento de uranio, ante sólo golpes de pecho de EE.UU. y Europa y una simple amenaza de más sanciones, que difícilmente van a influenciar la determinación iraní.

...Siga leyendo, haciendo click en el título...


La frustración es doble si consideran la relativa facilidad que llevó a EE.UU., a su tímida coalición y a los animadores israelíes a desatar una guerra contra Iraq. Lamentablemente, esos días se acabaron hace tiempo. Ahora, EE.UU. oculta ansiosamente su fracaso en Iraq presionando la necesidad de ocuparse de batallas más urgentes en otros sitios, sobre todo en Afganistán.

Sin considerar el motivo por el cual EE.UU. atacó a Iraq, y por qué no logró sus objetivos, los propios cálculos de Israel tuvieron un éxito sorprendente, ya que la amenaza iraquí (fabricada o real) ha sido eliminada, y el fantasma del caos probablemente perseguirá a ese desafortunado país durante años.

Ahora, es el turno de Irán. De hecho, ha sido el turno de Irán desde hace años, pero pareciera que nada se mueve en ese frente. Si el experimento de Iraq hubiera tenido éxito, EE.UU. definitivamente hubiera aprovechado la oportunidad para aplastar a Irán, un país rico en petróleo con un posicionamiento estratégico crucial. El control de Irán hubiera sido la pieza faltante en el rompecabezas que impulsaría las fronteras del control y de la influencia de EE.UU. para darse un encontronazo, si fuera necesario, con los gigantes asiáticos emergentes, y por cierto, Rusia.

Pero una acción militar de EE.UU. contra Irán, en las circunstancias actuales, no es nada menos que un suicidio militar. Iraq ha establecido los límites de las capacidades militares de EE.UU., e inspirado a los talibanes a determinar las suyas. Julio de 2009 se ha establecido en la historia como el mes con las mayores bajas entre las fuerzas de EE.UU. Este julio aniquilador promete muchas repeticiones debido a que los temerarios talibanes y toda clase de milicias tribales en Afganistán emergen más fuertes y más hábiles.

Un ataque militar en gran escala de EE.UU. contra Irán, y sobra decir, una invasión y la ocupación resultante es simplemente irrealizable. Si tuviera lugar algún día una imprudencia semejante, también se armaría un lío en Iraq, considerando los sólidos vínculos políticos y sectarios que unen a ambos países, que también comparten una inmensa frontera.

Ésta es precisamente la fuente de la frustración de los funcionarios israelíes, que contaban con la generosidad militar de EE.UU. para intimidar a los enemigos de Israel o, como era el caso en Irán, para destruirlos.

La frustración israelí también se debe haber convertida en furia cuando la secretaria de estado de EE.UU. Hillary Clinton volvió a mencionar el tema del “paraguas defensivo” sobre Oriente Próximo para protegerlo contra un futuro Irán nuclear.

“Si EE.UU. extiende un paraguas defensivo sobre la región, y si hacemos aún más por desarrollar la capacidad militar de los que se encuentran en esa región, es poco probable que Irán sea más fuerte o seguro porque no podrá intimidar y dominar como al parecer cree que lo podría hacer una vez que tenga un arma nuclear,” dijo según una entrevista en la televisión tailandesa.

La reinvención por Clinton de la idea del paragua defensivo – introducida en un informe del 4 de marzo por un think-tank pro-israelí, el Washington Institute on Near East Policy (WINEP) – discrepa de su entusiasta promesa de “arrasar totalmente” Irán si atacara a Israel, mientras trataba de atraer partidarios durante su campaña del año pasado para obtener la candidatura a presidente. Parece que EE.UU. – a pesar del uso de lenguaje agresivo – se orienta a vivir con Irán y a la “contención” de un Irán nuclear pero que, como era de esperar, Israel no lo hace.

El gobierno derechista del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu maniobra ahora para atraer una posición más dura de EE.UU. hacia Irán, especialmente ya que la reciente desestabilización interna de la República Islámica no dio resultados. Las maniobras israelíes son políticas y militares. The Times informó sobre un acuerdo quid pro quo según el cual “concesiones” israelíes respecto a sus asentamientos ilegales en los territorios palestinos ocupados serán compensadas por un gesto de aprobación occidental para un ataque israelí contra instalaciones nucleares de Irán. “Israel ha decidido colocar la amenaza iraní por sobre sus asentamientos,” dijo un alto diplomático de la Unión Europea a The Times el 16 de julio.

Ese ardid político fue suplementado con una demostración de fuerza cuando se permitió que dos barcos de guerra porta-misiles y un submarino capaz de lanzar un ataque con misiles nucleares israelíes navegaran por el Canal de Suez egipcio por primera vez. El despliegue sin precedentes en el Mar Rojo pretendía ser una señal de que Irán está al alcance de Israel. Es posible, sin embargo, que el mensaje haya contenido un significado político más profundo – que Israel es capaz de atacar a Irán con la ayuda de aliados regionales. En otras palabras, que Israel no es la parte aislada en este conflicto. Además, considerando los serios intentos de EE.UU. de debilitar la alianza Siria-Irán, el mensaje del Canal de Suez tenía un contenido político aún más importante, aunque todavía queda por determinar su valor militar.

Desde el punto de vista militar, las cosas no son muy promisorias, ya que el tan pregonado ejercicio militar israelí – realizado recientemente en EE.UU. – tuvo poco éxito. Israel canceló las pruebas de su sistema antimisiles Arrow debido a problemas técnicos. El programa Arrow, financiado a medias por EE.UU., tiene el propósito de interceptar y destruir misiles iraníes como el Shehab-3.

A medida que se disipa en gran parte la opción militar de EE.UU. contra Irán, la frustración y las preocupaciones de Israel aumentan. Si Irán no es neutralizado con medios militares – como EE.UU. hizo con Irán – un Irán nuclear es cosa de tiempo. Si Israel ataca Irán, no hay garantías de que un tal acto – que ciertamente perjudicaría los intereses estratégicos de EE.UU. – destruya en todo caso, o incluso reduzca, el programa nuclear iraní.

EE.UU. y sus aliados europeos parecen carecer de ideas sobre cómo encarar a Irán, lo que deja a Israel ante un importante dilema: vivir en la sombra potencial de un Irán nuclear, como potencia regional a largo plazo, o atacar a la República Islámica en la esperanza de que su régimen, erróneamente visto como “tambaleante”, se derrumbe rápidamente, que EE.UU. se ocupe de los platos rotos, y que toda la región se las arregle con el caos resultante.

-------------

Ramzy Baroud (www.ramzybaroud.net) es autor y editor de PalestineChronicle.com. Su obra ha sido publicada en numerosos periódicos, revistas y antologías en todo el mundo. Su último libro es: “

The Second Palestinian Intifada: A Chronicle of a People's Struggle” (Pluto Press, London), y su próximo libro es “My Father Was a Freedom Fighter: Gaza's Untold Story” (Pluto Press, London).

(Copyright 2009 Ramzy Baroud.)

0 comentarios: