Pakistán y el mito de la «bomba islámica»

Nicolas Ténèze
Voltaire.net
Traducido para Rebelión por Caty R.
28/07/09

Washington esgrime el riesgo de que la bomba atómica pakistaní pueda caer en manos de «terroristas islámicos» u otros «talibanes» para justificar su participación militar en Afganistán y Pakistán. Sin embargo, según el estudio de Nicolas Ténèze que presentamos, dicha amenaza es imaginaria: la bomba pakistaní se ha desarrollado con asistencia técnica de China y Estados Unidos. Más allá de las peripecias políticas, en la actualidad, Washington sigue conservando el control.

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La Coalición, comprometida desde noviembre de 2001 en «el cementerio de los imperios», Afganistán (1), tiene que enfrentarse a un agravamiento de la situación desde 2005, con bajas civiles y militares en constante aumento, una islamización rampante y las violencias de insurgentes de todo tipo: talibanes, señores de la guerra recalcitrantes, traficantes, separatistas étnicos o simples bandidos. La guerra se propaga hacia Pakistán (se habla de la guerra AfgPak), de la que en realidad forma parte. El país oscila entre una colaboración moderada, y a veces forzosa, con la Coalición y una voluntad de respetar a los talibanes para preservar el frágil equilibrio político interno. En los últimos meses, el avance de los «estudiantes» los aproxima a la capital, Islamabad.

Pakistán, Estado artificial de mayoría musulmana suní, fundado el 14 de agosto de 1947, sobre la base de una federación de regiones autónomas, teóricamente posee la bomba atómica más o menos desde 1987, pero al parecer no la probó por primera vez hasta el verano de 1998; actualmente se considera esa fecha como la del estatuto nuclear del país, que en la actualidad tendría entre 20 y 100 cabezas nucleares, los estudios son divergentes. Pakistán no ha firmado el Tratado de No Proliferación (TNP), ni el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares (TICE), ni el Código de Conducta de La Haya sobre la Proliferación Balística. Además, varios informes concordantes de 1966 (2) recuerdan la existencia de un programa biológico, centrado en el ántrax, a pesar de que la Convención sobre las Armas Químicas (CAC) y la de las Armas Bacteriológicas (CAB) fueron firmadas y ratificadas. Su presencia fue una consecuencia de su empleo por los soviéticos en Afganistán.

En la actualidad, los medios de comunicación mantienen el miedo de que ese arsenal caiga en manos de «terroristas», que entonces podrían utilizarlos o amenazar con hacerlo contra «Occidente», Israel, sus aliados, o contra el enemigo indio. Sin embargo, surgen muchas preguntas con respecto a la misteriosa «red Khan», a la que se acusa de estar en el origen de todos los males de la proliferación y de la «bomba islámica», según la expresión del presidente Zulfikar Ali Bhutto (1972-1977). Se puede dudar de que Pakistán realmente haya proseguido sus investigaciones a espaldas de las grandes potencias y que su arsenal escape efectivamente al control de éstas. Para saber de qué se trata, es necesario hacer una revisión histórica del programa nuclear pakistaní.

UN PROGRAMA POCO «SECRETO»

Una iniciativa china-occidental

El programa nuclear debutó en los años 70, oficialmente en reacción a la guerra contra la India de 1971 y a su ensayo atómico de 1974. En esa época, la India era un «país amigo» de la Unión Soviética mientras que Pakistán, aunque no alineado, «eligió» por reacción el campo estadounidense. También Islamabad se lanzó a un programa atómico competidor del de su vecino, con el beneplácito de Estados Unidos. La bomba estaba llamada a desempeñar un papel en la «contención» de la influencia soviética que, tras la invasión de Afganistán en 1979, amenazaba a Pakistán.

Washington y Pekín organizaron conjuntamente esa proliferación (especialmente después de la visita de Nixon a China, en febrero de 1972). Pekín, aunque reticente a entregar sus conocimientos, apoyó al «País de los puros» proporcionándole tecnología y misiles rudimentarios a través de la China National Nuclear Corporation. Desde los años 60, en efecto, la República Popular China se disoció del Gran Hermano soviético, con la excusa de divergencias ideológicas, para asumir su propia política exterior. Aunque sobre muchos puntos, chinos y occidentales, ceden. En esa perspectiva, Pekín e Islamabad se aliaron sobre la cuestión de Cachemira, de la que ambos países reclaman parte a la India… Así, las bombas indias, chinas y pakistaníes permitirían un equilibrio en la región.

El padre de la bomba pakistaní es el doctor Abdul Qadeer Khan. En la actualidad, los medios de comunicación occidentales le presentan como un peligroso científico loco. Es un ingeniero formado en 1976 en Almelo (Grupo Urenco), en los laboratorios de dinámica física FDO, en los Países Bajos, Bélgica y Alemania. El reactor de Kahuta, primer núcleo del programa, se construyó en 1979 con China y Francia, y se puso en servicio en 1984. Los medios de comunicación transmitieron la idea de que los planos de Almelo (que sirvieron para crear Kahuta) fueron robados por Khan, mientras que en realidad Urenco los entregó en secreto con la aprobación de Estados Unidos (3). Desde la llegada de los soviéticos a Kabul, Estados Unidos delegó en China la transferencia de los planos de armas nucleares a Pakistán para proteger el país. Pero en 1983, el Washington Post denunció la negociación, y en 1985 lo hizo el senador Alan Cranston. Así pues, es probable que Pakistán, desde esa fecha, posea una bomba nuclear, pero no su propia bomba.

Con el fin de legitimar sus propios «proyectos» nucleares, Israel denunciaba el peligro pakistaní, alternándolo con los de Iraq y Libia, mientras que ambos países tejían, por aliados interpuestos (EEUU y Arabia Saudí), interesantes relaciones secretas (4). Entonces se instrumentalizó la noción de «bomba islámica», hecho que molestó a Pakistán porque la expresión mezcla dos conceptos, uno religioso y otro político estratégico, con una connotación peyorativa: Pakistán no sería un Estado de derecho, sino un nido de terroristas. Es entonces cuando apareció la idea de que los activistas podrían robar o simplemente utilizar esas bombas. Abdul Sattar, ministro de Asuntos Exteriores de Pakistán, recordó que en los años 70 Zulfikar Ali Bhutto señalaba que las bombas atómicas occidentales no eran «bombas cristianas» ni las israelíes «bombas judías».

A continuación, Pakistán adquirió la capacidad de enriquecer el uranio por ultracentrifugación en Dera Ghaza Khan. Arabia Saudí y Libia participaron en la financiación de esa etapa: Trípoli para su propio programa (al parecer sin el aval de EEUU), y Riad por orden de Estados Unidos. En cambio para China y Francia, los dos principales proveedores, eran divisas suplementarias. Washington presionó a París, en 1976, contra la venta de una instalación de tratamiento, sometida al control de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA). De hecho, Francia habría proporcionado la tecnología atómica bajo orden de Estados Unidos, pero tomando algunas iniciativas. En cualquier caso, Francia suspendió su contrato pero proporcionó una planta de extracción de plutonio (5). Tras el golpe de Estado contra el presidente Bhutto en 1977, el general Zia ul Haq (1977-1988) recibió una ayuda de Washington más importante. Dicha ayuda pasó de 5 millones a 10, después a 35 millones y luego a 1.000 millones de dólares para esa most favored nation (nación más favorecida), una de sus «mejores aliadas fuera de la OTAN». En 1986, el país empezó a producir el UAE (Uranio Altamente Enriquecido).

A menudo se afirma que la entrega de misiles stinger a los rebeldes afganos impulsó la retirada soviética de Afganistán. Eso es exagerado. Aunque ese punto explica el estancamiento del Ejército Rojo, no justifica su retirada. Según el director adjunto de la CIA, Richard Kerr, por el hecho de que Pakistán obtuviese su primera arma nuclear en 1987, la URSS, para evitar una crisis mayor, decidió retirarse gradualmente de Afganistán (6). El 31 de diciembre de 1990, Pakistán compró a China un potente reactor nuclear de 300 megavatios del que algunos elementos procedían de Estados Unidos, Japón, Francia, Alemania e Italia. Se habló de la compra de otros tres reactores y 5.000 imanes especiales.

En 1988, el presidente Ghulam Ishaq Khan y la Primera Ministra Benazir Bhutto tomaron las riendas de un país que se había vuelto inútil en una Guerra Fría que agonizaba. En el tumulto, en 1990, la subvención estadounidense de 574 millones de dólares anuales se interrumpió.

Pero el temor de que el arsenal pakistaní pasara de la defensa a la ofensiva y la filtración de tecnología hacia China y los «Estados canallas», pronto suscitaron la inquietud de Washington. El 6 de enero, el senador republicano Larry Pressler anunció que Pakistán poseía el arma y dio a entender que Islamabad cooperaba con Teherán a la vista de las estancias de Khan en ese país. De repente, George H. Bush denunció la «bomba islámica» que hasta entonces había evitado. Acusada de corrupción, Benazir Bhutto fue derrocada en beneficio de Nawaz Sharif, más próximo a los militares. El centro de investigación de Karachi se modernizó y el de Kahuta ya tenía capacidad para producir uranio enriquecido. La CIA denunció, pero dejaba hacer, encargando a varios servicios de investigación occidentales, entre ellos el BVD holandés (¡una prueba de la pista Almelo!), para que vigilaran que el programa no se volviera incontrolable y demasiado ambicioso.

En 1993, Washington favoreció el regreso de Benazir Bhutto al poder después de que ella aceptase apoyar a las fuerzas pastunes (talibanes) en Afganistán contra las fuerzas tadjiks (las del comandante Massud). Sin embargo, Bill Clinton presionó al presidente Faruq Leghari para que firmase el TNP, pero este último se negó.

En 1996, Benazir Bhutto fue destituida nuevamente por corrupción y sustituida por su eterno rival Nawaz Sharif. Parecía que éste había aceptado que Pakistán no produjese más materiales de uso nuclear.

1998: Los ensayos oficiales de una potencia presuntamente no nuclear

El doctor Samar Mobarik Mand, jefe del programa nuclear, efectuó sus primeros ensayos nucleares el 28 y 29 de mayo de 1998, como respuesta a los ensayos indios. Esas pruebas, cinco, eran de 30 a 40 kilotones, la del 30 de mayo de 15 a 18 kilotones (7). Las cargas eran escasas pero Mand pretendía que el país pudiera efectuar pruebas termonucleares. El Primer Ministro pakistaní triunfó: «Hemos igualado a la India (…). Pakistán se ha visto obligado a ejercer su opción nuclear debido a la militarización del programa nuclear indio» (…). Khan explicaba: «Las bombas testadas el 28 de mayo eran de fisión mejorada, es decir, las cargas utilizan el uranio 235, como en los ensayos indios. Una de las explosiones era una poderosa bomba de unos 30 ó 35 kilotones. Las otras cuatro cargas pakistaníes eran tácticas, de baja potencia».

Para los occidentales, el problema no eran los ensayos indios, sino los pakistaníes. Aunque después del golpe de Estado del general Musharraf en 1999, Pakistán era un régimen militar autoritario próximo a los islamistas radicales, en la época la India estaba dirigida por los hindúes radicales del BJP (8). ¿Cuál es la razón de esa parcialidad? En realidad, Islamabad buscaba arrebatar el liderazgo «islámico» disimulando sus relaciones occidentales, incluido Israel, sobre el que fabulaba pero no amenazaba. Así, el 27 de mayo, el ministro de Asuntos Exteriores Shamshad Ahmed informó a Estados Unidos de que los ensayos se debían al temor de un ataque aéreo nuclear… indio-israelí, procedente de la India, del tipo del bombardeo del reactor Osirak por Israel. El embajador de Pakistán en Egipto, Tayyab Siddiqui, señaló que Israel apoyaba claramente a la India a mejorar su disuasión nuclear (9). El 1 de junio, el asesor mediático de Benjamín Netanyahu, Shay Bazaq repitió que Tel Aviv no tenía intención de atacar a Pakistán. Por su parte, el embajador indio en El Cairo afirmó falsamente que no existía cooperación militar entre la India e Israel (10). Las preocupaciones israelíes sobre esta proliferación se relativizaron el 5 de junio por la declaración de un oficial pakistaní: «Pakistán ha llevado a cabo las pruebas nucleares únicamente para su defensa y no con la intención de transferir su tecnología a otros». Pakistán quiso incluir en el protocolo de negociación no sólo la prohibición de la futura producción de materias fisibles, sino además la instauración de un control internacional sobre las existencias, decisiones que afectaban en primer lugar a la India e Israel. Pero los Estados dotados del arma nuclear (EDAN) rechazaron la iniciativa (11). Washington aseguró que esos rumores sólo eran pretextos que disimulaban las intenciones hostiles hacia Nueva Delhi, que se iba convirtiendo poco a poco en un aliado de Occidente a medida que éste rebajaba la colaboración con Pakistán.

Oficialmente, Israel no es aliado de Pakistán. Pero, sorprendentemente, Tel Aviv raramente ha denunciado al único país musulmán realmente nuclear, pertrechado de misiles competentes, salvo para justificar su propio programa en la materia. Pakistán casi nunca ha amenazado a Israel, pero le ha atacado en la OIEA. Sin embargo, sus madrasha (escuelas religiosas) nutren los circuitos «terroristas» y el doctor Khan colabora con los programas iraní y libio. El embajador israelí en Estados Unidos recibió la confirmación de que Islamabad no tenía intención de compartir su poder con Irán «u otros adversarios de Oriente Próximo». Sin embargo, Pakistán exportaba al menos su conocimiento balístico, acelerado por la visita del ministro de Asuntos Exteriores iraní, Kamal Harrazi en mayo de 1998 (12). También Simon Peres consideraba que, al contrario, esa situación retrasa las negociaciones sobre la desnuclearización de Oriente Próximo (Middle East Nuclear Free Zone – MENFZ) ya que Pakistán es una clara amenaza para Israel: «Me sentiría más seguro si se destruyeran todas las armas nucleares, es la forma más segura para todo el mundo» (13). Pero sabemos que su diplomacia es de geometría variable. Sin embargo Pakistán, al contrario que Irán, Libia, Corea del Norte e Iraq, nunca ha amenazado a nadie con sus armas de destrucción masiva, excepto a la India, y no posee, salvo que se demuestro lo contrario, vectores capaces de llegar a Israel.

Pakistán y la India anunciaron finalmente su decisión de no divulgar su tecnología nuclear, ¡con la condición de que no los reconocieran como poseedores de la bomba! Esto se hizo cuando los cinco Estados dotados del arma nuclear (EDAN) declararon que «a pesar de sus ensayos nucleares, la India y Pakistán no tienen el estatuto de Estados dotados de armas nucleares», es decir, ironizaba Lorentz (14): «¡Estados que poseen la bomba atómica pero no son potencias nucleares!». Así, el Senado francés hizo un análisis de medias tintas: «En realidad, los ensayos nucleares indios y pakistaníes de 1988 hicieron oficial la ascensión de ambos países, que no forman parte del TNP, al rango de potencias nucleares (…) El hecho de que la India y Pakistán estén actualmente prácticamente reconocidas como potencias nucleares de hecho, refuerza la expresión de ese sentimiento de desigualdad» (15). La hipocresía, o al contrario, la honestidad occidental (si la teoría de los ensayos practicados por otros es la buena), se hizo efectiva cuando los miembros permanentes se pusieron de acuerdo en Ginebra: «A pesar de sus recientes ensayos nucleares, la India y Pakistán no tienen el estatuto de EDAN, según el TNP» (16). En cualquier caso, en principio los ensayos indios y pakistaníes pagaron sanciones formales que se levantaron un año después ante la indiferencia general.

En 1999 y 2000, el general Pervez Musharraf tomó el poder convirtiéndose sucesivamente en Primer Ministro, presidente y jefe de los ejércitos, con el apoyo de Estados Unidos, con el fin de estabilizar el país contra el islamismo.

Para obligar a Libia a abandonar sus armas de destrucción masiva y dar la apariencia de la que comunidad internacional lucha contra la proliferación denominada clandestina, se arrestó a Khan en 2001. Estaba acusado vender secretos a Libia, Irán y Corea del Norte; después le liberaron… ¡A cambio de que se excusase públicamente! Estados Unidos presionó para que la investigación se terminase enseguida. El doctor, sólo condenado a confinamiento, precisó las condiciones en las cuales pudo adquirir en el extranjero ciertas tecnologías nucleares esenciales y llevar a cabo con éxito sus investigaciones, por un coste reducido de 20 a 30 millones de dólares anuales (17). Realmente Khan es la cabeza de la red de proliferación, pero únicamente la «cabeza visible» que enmascara la implicación de otros países. La implicación de las firmas BSA Tahim, Gulf Techinical Industries, SMB computer, SCOMI Precision Engenering, y de los intermediarios como John Meyer, es conocida. Por otra parte, el Senado francés lo explica ocultando la ayuda francesa:

«Eso no significa que el gobierno malasio tenga una responsabilidad en esta situación. Los Emiratos Árabes Unidos son una zona de paso importante y los países europeos están implicados en esas redes. En Alemania, Austria o España, se encuentran empresas que han contribuido a esa red pakistaní convertida en mundial, con corresponsales por todas partes, a veces empresas de buena fe que han entregado, con certificados de utilización final en regla, los componentes que se han desviado después hacia terceros países» (18).

La OIEA subraya que la cadena de aprovisionamiento usa falsos certificados de utilización de forma que en algunos casos, el suministrador de origen puede ignorar el auténtico uso final de los equipamientos y materiales. ¿Es una forma de ocultar a los medios los bajos fondos reales de la proliferación?

El reactor de Kushab, que se puso en marcha en marzo de 2000, podría producir suficiente plutonio para fabricar 4 ó 5 armas nucleares al año, con una capacidad de 1.000 megavatios térmicos (MWth) (19). A finales de 2001, Condoleezza Rice saludó a ese país como «nuestro importante aliado en la guerra contra el terrorismo» (20). Y «curiosamente», a partir de esa fecha, la «bomba islámica» ya no es objeto de discordia. Pero con la intensificación de la lucha en Afganistán y la mala voluntad de Islamabad, el asunto se vuelve a recordar… A partir de imágenes de satélite del 19 de mayo de 2009, el ISI (21) señaló que Pakistán había aumentado las capacidades de dos sitios estratégicos, entre ellos el de Dera Ghazi Khan, así como el número de las cabezas nucleares.

Una potencia vectorial con fuerte dependencia extranjera

Pakistán se fijó como un reto producir sus propios misiles, a pesar de sus modestas capacidades industriales; Estados Unidos en principio se negó a suministrar los cazabombarderos F16 y los misiles de largo alcance y alta tecnología para evitar la proliferación y una escalada. Pero en febrero de 2003, Estados Unidos aceptó la venta de los F16. Mientra tanto, la francesa Dassault, por cuenta de Washington, vendió los Mirage III de potencial atómico. Francia (DCNS) y Alemania (HDW) se disputaban el mercado para la venta de submarinos. Francia ya había vendido los Agosta 90B, que contenían los derivados de M-11 (Tarmuk) y de Tomawack (Babur).

La National Developement Complex de Mund y la PAEC estudiaban los misiles a carburante sólido mientras que los propulsados por carburantes líquidos incumbían a la KRL (22). Sobre todo eran los sistemas de orientación, navegación, control de impulso y escudos térmicos los que planteaban problemas. Es porque, en realidad desde los años 70, Islamabad alberga balísticas chinas y norcoreanas. En enero de 1989, tuvo lugar una serie de ensayos de Hatf 1 y 2, con capacidades bastante modestas, que en los años 80 se destinaban a golpear objetivos soviéticos en Afganistán y después en la India. Los científicos trataban de aumentar los alcances, pero China y Estados Unidos no podían, por razones diplomáticas, vender misiles de largo alcance. A partir de 1991, se entregó a Pakistán una cantidad indeterminada de M-9 y M-11 los cuales, una vez modificados, dan lugar a dispositivos que alcanzan 700 kilómetros. Sin embargo hubo que esperar hasta el 15 de abril de 1999 para que tuviera lugar el primer ensayo del Sahaheen-1. En 1999, China vendió al menos 30 misiles M-11 en piezas sueltas, de un alcance de 300 kilómetros. Parece que se montaron en serie desde 1997, para una cabeza atómica de 500 kg., que se probó por primera vez en 1998.

Sin embargo, China cedió a las presiones occidentales, en particular estadounidenses e israelíes, preocupadas por tales ejercicios. Islamabad se volvió hacia Corea del Norte, que subcontrató el negocio por cuenta de China con el fin de evitarle problemas diplomáticos. La transferencia está relacionada con la tecnología No-dong y Taepo-dong, de mayor alcance, pero de precisión nula.

El 6 de abril de 1998 tuvo lugar el primer ensayo exitoso del Ghauri-1, con un alcance de 1.100 kilómetros. Se proclamó falsamente como nacional, mientras que plagiaba el No-Dong-1. Le siguió el Ghauri-2 (Hatf-6) testado con éxito el 14 de abril, tres días después del ensayo del Agni-2 indio. Aunque la capacidad de carga no había evolucionado, en cambio el alcance máximo se elevaba a 2.500 kilómetros, lo que permitiría amenazar a más del 50% del territorio de la India. Un Sahaheen se probó con éxito el 15 de abril de 1999.

En 25 de junio de 1999, las autoridades indias arrestaron a un cargo norcoreano que hacía la ruta hacia Pakistán transportando los planos y manuales de instrucciones, así como elementos de misiles. En mayo, Anwarul Haq, responsable de los Ghauri en Kahuta, prometió una tercera versión con un alcance de 3.000 kilómetros.

En 2003, Estados Unidos impuso sanciones a una compañía norcoreana (Changgwang Sinyong Corp) que exportaba misiles a Pakistán e Irán. Los misiles de largo alcance con propulsor líquido (laboratorios Khan) y con propulsor sólido (laboratorios Samar Mubarak Mand), desembocaron en el misil de alcance medio (2.400 kilómetros) Shaheen-2, desvelado en marzo de 2000. Para defender a un país transformado en aliado, el Pentágono aseguró, en enero de 2001, que sólo se trataba de un prototipo, como el Ghaznavi, de un alcance de 2.000 kilómetros (23).

Comenzó el estudio de un misil de un alcance similar lanzado por un submarino. En marzo de 2006, Pakistán efectuó, con éxito, un segundo disparo de prueba de un misil de crucero de tipo Hatf-7 Babur, capaz de transportar una carga nuclear a 500 kilómetros. El presidente Pervez Musharraf estalló en un discurso ditirámbico que ocultaba las ayudas externas. «La nación se enorgullece de sus investigadores y de sus ingenieros, que han demostrado una vez más su capacidad para dominar tecnologías excepcionales con facilidad y profesionalidad (…). El programa estratégico, que simboliza la determinación del país de garantizar su seguridad, proseguirá, se hará más poderoso y su piedra angular será la constitución de un umbral mínimo de disuasión creíble». El ministerio de Asuntos Exteriores pakistaníes no informó a Nueva Delhi «porque nuestro acuerdo va únicamente sobre los ensayos de misiles balísticos. Hemos propuesto a la India incluir los misiles de crucero, pero lo ha rechazado» (24). El 19 de abril de 2008, el país disparó los Shaheen-2, aunque hasta ahora no existe ninguna prueba de un eventual apoyo de Pekín.

UNA POTENCIA QUE NO ES PROPIETARIA DE SU DISUASIÓN

¿Un arsenal bajo llave y bajo vigilancia?

Si China y Estados Unidos han permitido a ese país pobre obtener la bomba, se plantea una cuestión legítima: ¿Pakistán es propietario de su bomba, o está bajo llave estadounidense o china? En primer lugar, ¿las bombas de 1998 eran de los mini-nukes chinos? Islamabad prueba, quizás, las bombas iraníes o chinas, Pekín (aliado de Irán) cumple una moratoria desde agosto de 1996. La periodista Dominique Lorentz desarrolla esta teoría en su obra, prologada por Jacques Attali y Alexandre Adler, en la que considera que los ensayos se realizaron por cuenta de Irán o China: «Ellos necesitan llevar a cabo una última campaña de disparos antes de evaluar únicamente los simulacros» (25).

Durante la guerra del Kargil, de mayo a julio de 1999, Islamabad fantaseaba con emplear el arma nuclear tras la contraofensiva india en Cachemira (26), según una conversación entre Bill Clinton y Nawaz Sharif, en julio. El proyecto fue destacado por la prensa. Pero más bien se trataba de presionar para que Washington interviniera. Sin embargo, Attali nos enseña que, curiosamente, «esos dos países han establecido un acuerdo mutuo de no agresión de sus instalaciones nucleares» (27). Ya que Estados Unidos y China llaman a la contención, eso indicaría que la bomba no es pakistaní.

La idea de una bomba estrictamente nacional choca con la opinión de los especialistas de investigación que tienen, por definición, un poco más de credibilidad que los expertos, para pasar del análisis a la fuente. El dispositivo estaría claramente bajo vigilancia estadounidense (28). Así, según Éric Denece, especialista reconocido, si se temiera una confiscación por parte de los terroristas o un chantaje de un Estado incontrolable, la Junta Especial de Operaciones Comando estadounidense y el Sayeret Matkal israelí, estarían preparados para evacuar las bombas nucleares pakistaníes en caso de necesitad (29). El periodista Rashid Zujbair también considera que: «Los estadounidenses quieren desestabilizar el país. Pakistán debe considerarse un Estado fallido, con el fin de poder requisar de nuevo su arsenal nuclear. El ejército estadounidense ya dispone de una unidad especial para esta tarea (…) En cuanto a las bombas atómicas, no son petardos de feria que se puedan llevar en el bolsillo (…) 80 ojivas nucleares necesitan 70.000 personas, entre ellas algunos miles de científicos» (30).

Hasta el año 2000 no se creó una autoridad nacional de mando para gestionar el arsenal. Por otra parte, a finales de 2001, Estados Unidos financió por importe de 100 millones de dólares el sistema de seguridad de las instalaciones e incluso propuso hacerse cargo de los propios códigos de disparos. En realidad, las bombas ni siquiera estarían montadas, los elementos están dispersos precisamente para evitar un empleo accidental y abusivo (31). Incluso en caso de robo, habría que pasar además el sistema de permiso «Action Link». Por regla general, sólo tres personas por Estado nuclear poseen las claves y el código, como es el caso, por ejemplo de Israel. Incluso existen «códigos informáticos programados para destruir los componentes estratégicos del arma en caso de intrusión no autorizada» (32). Por su parte, el resumen de las agencias de investigación presentado al Senado de Estados Unidos en febrero de 2008, menciona que:

«Aunque Nueva Delhi e Islamabad tienen en servicio una grande y madura estrategia nuclear, no parece que estén comprometidas en una carrera armamentista de tipo numérico como durante la Guerra Fría. Consideramos que la incertidumbre política que existe en Pakistán no amenaza seriamente el control militar de las capacidades nucleares, aunque la vulnerabilidad existe. El ejército pakistaní supervisa el programa nuclear y consideramos que sus responsabilidades, incluida la seguridad física del arsenal atómico, no se han resentido por la crisis» (33).

Así, si las palabras tienen un sentido, el término «supervisar» significa que el ejército pakistaní vigila una disuasión de la cual no es propietaria. Todo lleva a pensar que la «bomba islámica» sólo es un nombre.

Esta tesis está confirmada por numerosas declaraciones oficiales, tanto estadounidenses como pakistaníes, e incluso indias (34).

Así, el Primer Ministro de Pakistán, Raza Gilani confirmó que: «la defensa de Pakistán está en buenas manos. Y nuestro programa de armas nucleares está seguro». El almirante Mike Mullen, jefe de la junta de jefes de estado mayor de Estados Unidos, también declaró que «el arsenal nuclear de Pakistán está seguro», aunque los talibanes están en el distrito de Buner, donde está ubicada una planta de enriquecimiento. Por otra parte, este aspecto es muy plausible según otro especialista (un experto del Mossad muy conocido, aunque controvertido), que señala que «en efecto, Benazir Bhutto confesó que ¡Ni siquiera ella estaba autorizada a entrar en los laboratorios de su propio país!» (35). Tel Aviv afirma que la posición de los centros pakistaníes ya está integrada en sus programas informáticos, ¡entregada por el propio Pakistán a la CIA! En junio de 2009, Mustafá Abu Al-Yazid, un «responsable de Al Qaeda en Afganistán», tuvo este lapsus en Al-Jazeera: «Con la ayuda de dios, las armas atómicas no caerán en manos de los estadounidenses y los muyahidines, se tomarán para utilizarlas contra los estadounidenses» (36). Parece que el país no ha repetido los ensayos de 1998, lo que confirma esta tesis.

Un programa conocido y encuadrado

En segundo lugar, ya lo dijimos, la red Khan no puede ser totalmente secreta, debido a sus ramificaciones occidentales y asiáticas (China, Malasia (37), Dubai, Tailandia, Irán Libia, Corea del Norte, EEUU, Países Bajos, Alemania, Francia, España, Austria, Emiratos Árabes Unidos, Sudáfrica). En 2009, los principales proveedores de armas de Pakistán estuvieron en Suiza, Dinamarca, Alemania, EEUU, Francia y Arabia Saudí (38). Como reconoció el Senado francés: «Es muy probable que al menos una parte de sus actividades (de Khan) no sea conocida por las autoridades estatales» de los países proliferantes (39). El especialista Bruno Tertrais (40) mantiene esta teoría:

«No se puede decir que Khan actúe solo, pero tampoco se puede decir que en los más altos niveles del Estado hayan estado siempre al corriente de los movimientos de este hombre. Ciertamente se ha beneficiado de complicidades gubernamentales (sobre todo militares), pero eso no quiere decir que el Estado pakistaní, como tal, sea directamente responsable de ese tráfico (…). En términos de riesgos de utilización del arma nuclear, Pakistán es el más peligroso (…) Sin duda Pakistán será inducido a “lanzar el primero” el arma nuclear» (41).

Así, resulta difícil de creer, como indica el New York Times, que «La administración del presidente Obama se pregunta sobre la capacidad de los militantes para conseguir un arma durante un transporte o de infiltrar a los simpatizantes en los laboratorios o instalaciones de enriquecimiento de combustible nuclear. Washington no sabe exactamente dónde están situados todos los centros nucleares pakistaníes y la preocupación ha crecido durante las dos últimas semanas tras la entrada de los combatientes talibanes en Burner» (42). Sin embargo, si la CIA puede elaborar informes muy precisos sobre los arsenales iraníes y norcoreanos (Estados aislados y opacos), ¿por qué no puede tenerlos sobre el arsenal de su aliado pakistaní? Existen satélites apropiados para vigilar los sitios nucleares de todo el mundo. En 1955, el tratado «Open Sky», entre Estados Unidos y sus socios, autorizaba el sobrevuelo de los territorios respectivos a cambio de la venta de tecnologías sensibles (43). Por otra parte, unas semanas después, el mismo periódico informaba finalmente de que el Congreso estadounidense temía que la ayuda anual no financia un programa que «crece rápidamente», de 80 a 100 cabezas. El Congreso está tan preocupado… que vota la ayuda de 3.000 millones anuales, a pesar de la aseveración del jefe de la junta de jefes de estado mayor, el almirante Mike Mullen, de que los fondos tendrían muchas posibilidades de financiar la disuasión del país (44).

En sus informes, en todo caso, la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), aparece perfectamente informada. En el año 2000, el arsenal no parece plantear problemas. El organismo estipula que el programa nuclear pakistaní garantiza un 1,7% de sus necesidades de electricidad (45). En 2001, la OIEA incluso firma con Pakistán «contratos de investigación y desarrollo y programas de ensayo». En un anexo de su informa anual, la OIEA clasifica los acuerdos que enmarcan los programas nucleares de cada Estado, entre ellos el de Pakistán, bajo el título: «Situación relativa a los acuerdos de garantías y de protocolos adicionales» (46). Se puede leer y dice así:

Fecha - Nº de acuerdos
Vigentes el 5 de marzo de 1962 - 34
17 de junio de 1968 - 116
17 de octubre de 1969 - 135
18 de marzo de 1976 - 239
2 de marzo de 1977 - 248
10 de septiembre de 1991 - 393
24 de febrero de 1993 - 418

En el informe 2005, todavía se lee: «A la vista de sus resultados, Pakistán ha adoptado un programa de desarrollo a largo plazo previendo la construcción de centrales nucleares de 8.800 MW (T) durante los próximos 25 años». Los reactores se mencionan claramente en un documento anexo denominado Cuadro A5. Instalaciones bajo garantía de la OIEA o que contienen materiales bajo garantía, a 31 de diciembre de 2005: «KANUPP (tramo 1), Karachi y Chasnupp-1 (tramo 1), Kundian. Reactores de investigación y montajes críticos: PARR-1 [1], Rawalpindi, PARR-2 [1] Rawalpindi. Instalaciones de almacenaje independientes: Depósito de Hawks Bay Karachi» (47). Ciertamente, no todas las instalaciones están sometidas a la OIEA (como en la India e Israel). Pero es curioso que la OIEA, cuyo presupuesto es inferior al 1% del conjunto de la inteligencia estadounidense, sea la mejor informada…

Conclusión

Desde los atentados del 11-S, Pakistán y Estados Unidos, con relaciones tibias desde el fin de la Guerra Fría, se reconciliaron. Su deuda de 1.700 millones se aplazó sine die. Washington concedió una ayuda de 3.000 millones de dólares para 2004-2009 en el marco de la lucha contra el terrorismo (48). La ayuda total al ejército pakistaní ascenderá a 7.000 millones de dólares entre 2008 y 2012. En 2008, de los 21.000 millones de ayudas internacionales a Kabul, un tercio se esfumó entre los donantes y los receptores, de los cuales algunos son pakistaníes. En Afganistán, 242.000 armas se han «perdido» por la coalición, el ejército y la policía afgana, pero sobre todo por el ejército estadounidense, según el Governement Accontability Office (GAO) (49). En este momento, la guerra cuesta 100 millones de dólares diarios. Esta cifra se explica por las deserciones en el ejército y la policía afganas, cuyos soldados se pasan con armas y equipos al enemigo, e informan sobre las tácticas aliadas. Hay que decir que gracias a los tráficos de todo tipo, los rebeldes pagan mucho mejor que los aliados.

Suponemos que en el desarrollo de las ayudas, Islamabad ha prometido un vasallaje atómico. Está prevista la creación de un gasoducto que unirá Uzbekistán con el océano Índico a través del puerto de Gwadar. La visita de Georges W. Bush el 22 de septiembre de 2006 dio continuidad a la asociación contra el terrorismo, renovada bajo Obama con un efecto inmediato: la contraofensiva pakistaní (50). Los talibanes, originariamente entrenados y armados por el ISI, acaban de obtener concesiones legislativas en las zonas tribales y lo único que quieren es una autonomía local y en absoluto la bomba. Eso corrobora la opinión de la investigadora asociada al CERI-Sciences Po, Mariam Abu Zahab. Cuando le preguntaron «En caso de que ganen en Pakistán, ¿cuál es el programa de los talibanes?», ella respondió «La cuestión ni siquiera se plantea, porque los talibanes pakistaníes son un movimiento periférico, al margen de la sociedad y el Estado» (51).

A principios de 2009, Islamabad llegó a un acuerdo con los talibanes de la región de Swat, restituyó al antiguo reinado su autonomía legislativa y se comprometió a no llevar a cabo acciones militares. Pakistán elaboró un doble juego. Oficiosamente, la «bomba islámica» disuadirá a Rusia y China (actualmente, el país se disputa entre Washington y Pekín) en un futuro conflicto. Pero la India, convertida en aliada de Washington e Israel, podría cumplir ese papel. Entonces, China podría ampliar el acercamiento nuclear con Pakistán. En la actualidad, Islamabad hace que crezcan las apuestas entre China y EEUU…

El programa disuasorio pakistaní, deseado por Occidente y China, parece que está controlado y no puede ser utilizado por los terroristas, porque necesitarían saber dónde se encuentran las armas y conocer los códigos y sus funcionamientos. Incluso la posibilidad de una «bomba sucia» exige un mínimo de conocimientos, infraestructura y equipamiento que los talibanes no poseen.

Por otra parte, ¿quién se opone al programa nuclear pakistaní como se hace con Irán y Corea del Norte? Esto demuestra que Pakistán no es en absoluto la amenaza nuclear islamista que Bernard Henri-Lévy quiere hacernos creer en su obra Qui a tué Daniel Pearl. No existe realmente ese peligro, ya que Estados Unidos viola con frecuencia la frontera pakistaní de Afganistán para golpear a los talibanes, sin miedo a represalias atómicas. ¿Qué pasaría si lo hiciera la India (salvo en Cachemira)? Tanto es así, que algunos think tank ya no creen oportuno hablar de la amenaza de la "bomba islámica", ni considerar que el país es una potencia nuclear independiente, como ocurre con la disuasión británica, que depende de la voluntad estadounidense.

(1) «L’Iran, une puissance dévoilée», Chaîne Histoire, Jean-Michel Vecchiet, 2008.

(2) Servicio canadiense de investigación de seguridad, informe nº 2000/05, «La prolifération des armes bactériologiques», 9 de junio de 2000.

(3) Dominique Lorentz, Affaires atomiques, Les Arènes, 2001, página 453. (La documentación reunida por Dominique Lorentz constituye una referencia; sin embargo, las conclusiones que saca –que justifican la retórica israelí- nos parecen a menudo engañosas, Nota del editor)

(4) Pakistán también compra armas polacas, israelíes y egipcias (todas las armas soviéticas se adquieren a los aliados árabes de Moscú por Israel) que entrega a los muyahidines por medio del ISI, Le Point, 10 de enero de 2008, «Missiles, sexe el rock’nroll». A finales de abril de 2007, el ministerio israelí de Asuntos Exteriores celebró la propuesta del presidente Musharraf de efectuar una mediación entre países árabes, palestinos e israelíes. «Los países musulmanes moderados como Pakistán, pueden tener un papel positivo en el proceso de paz en Oriente Próximo», afirmó el portavoz del ministerio israelí, teniendo siempre en cuenta que la influencia de Islamabad sólo tiene un alcance limitado. Israelinfos.net, 23 de abril de 2007.

(5) Dominique Lorentz, op. cit., página 315.

(6) Leonard Weiss, «Turning a Blind Eye Again ? The Khan Network’s History and Lessons for US Policy», Arms Control Today, marzo 2005.

(7) Haaretz, 31 de mayo de 1998.

(8) IHEDN, La dissuasion nucléaire est-elle encore nécessaire dans le contexte géostratégique actuel, informe del Comité 6, quincuagésima segunda sesión nacional, diciembre de 1999. Documento descargable.

(9) BBC, 3 de junio de 1998, «Envoy to Egypt Says Reports ’Confirmed’ India-Israel Coopération».

(10) Haaretz, 31 de mayo de 1998.

(11) «La prolifération des armes de destruction massive et de leurs vecteurs», informe de la Comisión de la Defensa Nacional y el Ejército, presentado por Pierre Lellouche, Guy-Michel Chauveau y Aloyse Warhouver, Asamblea Nacional (Francia), 7 de diciembre de 2000.

(12) The Nonproliferation Review, otoño de 1998, «Nuclear and missile related trade and developments for select countries»

(13) Mohamed Abdel Azim, Usage politique du nucléaire au Moyen-Orient. Israël et ses voisins 1995-2000, D.E.A, Science politique, à l’Institut d’études politiques de Lyon, 1999-2000, página 103.

(14) Dominique Lorentz, op. cit., página 29.

(15) La prolifération nucléaire, Informe elaborado en nombre de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Defensa y el Ejército, presentado por Xavier de Villepin. Senado (Francia), 30 de junio de 2004, página 13.

(16) Le Monde, 6 de junio de 1998.

(17) « La prolifération des armes de destruction massive et de leurs vecteurs », informe de la Comisión de Defensa Nacional y el Ejército, presentado por Lellouche, Guy-Michel Chauveau y Aloyse Warhouver, Asamblea Nacional (Francia), 7 de diciembre de 2000.

(18) La prolifération nucléaire, Informe elaborado en nombre de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Defensa y el Ejército, presentado por Xavier de Villepin. Senado (Francia), 30 de junio de 2004, página 13.

(19) associated Press, 19 de mayo de 2007.

(20) Gordon Thomas, Mossad, les nouveaux défis, París, Nouveau monde éditions, 2006, página 69

(21) El Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional (ISIS) tienen previstas visitas similares a las del gobierno estadounidense.

(22) Missile Proliferation and the Strategic Balance in South Asia, Andrew Feickert y K. Alan Kronstadt, Congressionnal Research Service, Washington, 17 de octubre de 2003.

(23) Centro Canadiense de Investigaciones de Seguridad. Ibid.

(24) AFP, marzo de 2006.

(25), Dominique Lorentz, op.cit., página 579.

(26) Adrian Levy y Catherine Scott-Clark, Deception: Pakistan, the United States and the Global Nuclear Weapons Consipracy, Atlantic Books, 2007. Ver el comentario del general indio Vinod Saighal: «Les généraux pakistanais sont-ils fous ou font-ils juste semblant ?», Réseau Voltaire, 30 de octubre de 2007.

(27) Jacques Attali, Économie et apodalypse. Trafic et prolifération nucléaires, Fayard (1995), página. 43.

(28) Según la Dirección de Investigación Militar, el Pentágono, efectivamente, ha confiado el espionaje de Pakistán a Israel. El satélite EROS vigila en particular el sitio de producción de plutonio y titrio de Ku¡hushab, donde además se han construido dos reactores nucleares.

(29) Éric Denece, Histoire secrète des forces spéciales de 1939 à nos jours, Nouveau Monde Editions (2007)

(30) «L’Administration US veut faire du Pakistan un État défaillant», Rashid Zubair, Horizons et débats/Réseau Voltaire, 1 de junio de 2009,.

(31) Marianne, 2 de mayo-8 de mayo de 2009, «L’arme nucléaire n’est pas à l’abri».

(32) Jacques Attali, Économie et apocalypse, op.cit., página 23.

(33) Annual Threat Assessment of the Director of National Intelligence for the Senate Select Committee on Intelligence, 5 de febrero de 2008, J. Michael McConnell, Director of National Intelligence, página 17.

(34) Pakistan’s Nuclear Weapons : Proliferation and Security Issues, par Paul K. Kerr et Mary Beth Nikitin, US Congressional Research Service, 12 de junio de 2009.

(35) Gordon Thomas, Mossad, les nouveaux défis, op.cit., página 72.

(36) Le Monde, 22 de junio de 2009, «Al-Qaida prêt à utiliser, le cas échéant, l’arsenal nucléaire pakistanais».

(37) Le Point, 18 de enero de 2007, nos enteramos de que el hijo del Primer Ministro de Malasia, Abdullah Badawi, es accionista de Scope, una sociedad de importación y exportación cuya filial Scomi Group colabora con la Gulf Technical Industries de Dubai hacia Pakistán y Libia.

(38) Israelvalley, 4 de febrero de 2009, «Les ventes de la Suisse à destination d’Israël ont nettement progressé de 0,2 à 1,7 million de Francs Suisses».

(39) Francia, Senado, Informe de Xavier de Villepin, op. cit.

(40) Bruno Tertrais es director de investigación en la Fundación para la Investigación Estratégica (FRS) y ex colaborador de la Rand Corporation (Nota del editor).

(41) Le Monde, 12 abril de 2004, «Prolifération nucléaire: où en est-on?»

(42) Le Monde, 4 de mayo de 2009, «Inquiétude sur l’arsenal nucléaire pakistanais»

(43) Jacques Attali, Économie et apocalypse, op.cit., página 12.

(44) Le Monde, 18 de mayo de 2009, «Pakistan: l’arsenal nucléaire progresse et suscite l’inquiétude des parlementaires américains».

(45) OIEA, GC(46)/2, Informe anual, 2001, página 143.

(46) Ibid.

(47) OIEA, GC(50)/4, Informe anual 2005, páginas 110-118.

(48) Rashmi Jain, The United States and the Pakistan, 1947-2006: a documentary Study, New Delhi, Radiant Publishers, 2007.

(49) Afghanistan Security : Corrective Actions Are Needed to Address Serious Accountability Concerns about Weapons Provided to Afghan National Security Forces, US Governement Accountability Office, 12 de febrero de 2009.

(50) United States of America, White House, Departement of State, Office of The Press Secretary, «President George W. Bush; President Pervez Musharraf of Pakistan», 22 de septiembre de 2006.

(51) Le Monde, 29 de mayo de 2009, «Le dialogue avec les talibans aurait dû être engagé dès 2001».

Nicolas Ténèze es doctorado en Historia por el Instituto de Estudios Políticos de Toulouse en abril de 2009. Su tesis, financiada en parte por el Instituto de Altos Estudios de la Defensa Nacional (IHEDN) trata de la disuasión, convencional y no convencional, israelí.

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