¿Se puede borrar nuestro pasado de internet?

Francesc Bracero
La Vanguardia
31/07/09

Miguel es un hombre que en un momento de su vida, hace muchos años, cometió un crimen bajo el efecto de una enfermedad mental. Muchos años más tarde, ya restablecido de esa dolencia, se integró a la vida laboral y se convirtió en un profesional respetado en su gremio. Pero tiene un problema: cada vez que alguien indaga sobre su pasado, internet le devuelve a la pesadilla. Un buscador expone el enlace a la hemeroteca digital de un diario, en la que aparece una página que explica ese suceso dramático de su vida. La página nació en papel y antes era muy difícil encontrarla, pero hoy se accede a ella desde cualquier ordenador en menos de un segundo. ¿Es posible borrar el pasado?

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El caso expuesto aquí está basado en un hecho real, aunque se han alterado los detalles para que no se pueda identificar a su protagonista. Hasta la aparición de internet, las huellas vitales de las personas eran difíciles de encontrar y requerían a menudo desplazamientos, permisos e inconvenientes que hacían que el tiempo acabara por cubrir con una capa de olvido los actos del pasado. Para hallar entonces un dato en un periódico había que desplazarse hasta una hemeroteca y pedir los ejemplares en función de unas fechas. Después había que buscar página por página. Con un poco de suerte y mucho tiempo, podían encontrarse datos muy escondidos.

Hoy, ese proceso es instantáneo. La hemeroteca de La Vanguardia, que alberga los 128 años de historia de 'La Vanguardia' día a día, está disponible para el público de forma gratuíta. El avance es gigantesco, pero la llegada de la era digital ha abierto algunos interrogantes sobre los que la sociedad ha empezado a buscar respuestas.

Escapar del pasado es muy difícil en muchos casos, pero también es incuestionable que las personas tienen derecho a hacerlo. Existe la posibilidad de que los buscadores no identifiquen un nombre ni lo enlacen a una página, aunque la hemeroteca, que existe en papel en un número indeterminado de ejemplares, no pueda borrarse nunca.

Bárbara Navarro, responsable de relaciones institucionales de Google España, explica que su compañía, que tiene el buscador más utilizado del mundo, "sigue siempre el mismo protocolo". La compañía no quiere hacer públicas las cifras de consultas ni las peticiones que recibe de personas que no quieren aparecer en sus enlaces cuando se coloca su nombre. Google dirige a los afectados al webmaster, el administrador de la página web en la que sale el afectado.

Los webmasters pueden utilizar unos sencillos archivos llamados robots.txt que son capaces ocultar determinadas páginas de una web para que no sean mostradas a los motores de los principales buscadores –Google, Yahoo y Bing– mientras rastrean la red durante sus búsquedas.

Un tipo de casos frecuentes en los que hay gente que quiere borrar su nombre de internet son los de los boletines oficiales de las administraciones, en los que se recogen, por ejemplo, sanciones. Como estas publicaciones están en internet, si se hace una búsqueda con el nombre de un individuo es fácil encontrar un enlace a la página en la que se especifica por qué se le sancionó.

La directora de la Agència Catalana de Protecció de Dades (Apdcat), Esther Mitjans, se ha encontrado muchos casos de este tipo, y defiende el derecho al olvido que tienen los individuos: "El pasado no debe tener un peso determinado en nuestras vidas".

Una medida que recomiendan en general los expertos a los periodistas es que, en sucesos en los que es noticiable el hecho en sí mismo pero no la identidad de la persona, recurran a poner siglas en lugar de nombres.

Se dan montones de casos. Un abogado al que se acusa de malos tratos, una joven a la que se implica en un robo, por ejemplo, son personas que han intentado borrar su pasado en internet. Si se publicaron alguna vez sus nombres, "están condenados a una pena añadida en internet", explica Mitjans. Junto a la medida de utilizar los archivos robots.txt, que pueden excluir páginas de las búsquedas, se pueden hacer otras cosas. Como difundir una cierta información positiva sobre alguien. Eso puede trasladar a los últimos lugares de una búsqueda las informaciones negativas.

En Estados Unidos hay quien ha registrado un conjunto de cinco direcciones de internet con su nombre en diferentes combinaciones. Las usa como blog personal y se ha colocado en los primeros puestos de las búsquedas. Lo negativo, si existe, queda debajo y es más difícil de encontrar,

Uno de los grandes problemas con los que se encuentran los legisladores es que las páginas web están ubicadas en otros países. Así, a menos que desarrollen actividad en España, resulta difícil hacerles cumplir la legislación española o las directivas europeas.

Hay que tener en cuenta que la cultura sobre la preservación del pasado de las personas es muy diferente en Europa y en Estados Unidos. En Norteamérica existe un convencimiento social de que cualquier persona tiene derecho a saber si su vecino estuvo alguna vez en su vida en prisión.

También cabe una reflexión, como apunta Esther Mitjans. Gracias a internet, hoy en día un historiador puede hacer en una tarde lo que antes tardaba un año: "Algún precio tenemos que pagar por estos avances".

Hay iniciativas comerciales que ofrecen a sus usuarios la protección de su historial online, como ReputationDefender. Por una cantidad periódica una persona puede controlar todos los resultados de las búsquedas del nombre propio en internet y decidir qué parte de su pasado quiere que aparezca y qué parte no debe salir cuando alguien la busca en la red. La respuesta a la pregunta que encabeza este artículo es que sí. El pasado en internet se puede borrar en gran medida. Aunque a veces haya que pagar.

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