Una crisis interna debilita a los opositores de Evo en Santa Cruz

Pablo Stefanoni
Clarín

A dos meses y medio de las elecciones presidenciales

Atrás parecen haber quedado la fuerza y la cohesión con las que durante tres años la dirigencia autonomista de Santa Cruz se enfrentó a Evo Morales. Y, a dos meses y medio de las elecciones presidenciales, la división y el enfrentamiento abierto reinan en sus filas.

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Lo que venía siendo una pelea velada hizo eclosión esta semana: la línea dura -atrincherada en el Comité Cívico local- salió a acusar de "traidores" a los sectores empresariales nucleados en la Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz (Cainco), luego de que estos invitaran a Evo Morales al acto inaugural de la Expocruz, feria orgullo de la agroindustria local. La división llegó a tal punto que la ceremonia fue suspendida por temor a enfrentamientos entre los propios cruceños. "No vamos a invitar a Evo Morales mientras nos persiguen", declaró el "duro" presidente del Comité Luis Núñez.

Previamente, la pelea entre los grupos de poder locales, afiliados a las logias secretas Caballeros del Oriente y Toborochi, impidió la conformación de un frente electoral. Según encuestas y analistas, esta división (por un lado, el dirigente Germán Antelo y por el otro el actual presidente del Senado Oscar Ortiz) abre la posibilidad de que el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales gane en esta región hostil las elecciones generales del próximo diciembre.

Surgidas en el siglo XIX, estas logias controlan espacios claves del poder regional, como los colegios profesionales y las cooperativas de servicios públicos.

El propio prefecto, Rubén Costas, se abstuvo de apoyar a alguno de los dos bloques. "Los dirigentes cruceños no pueden ser enemigos entre ellos. El verdadero enemigo es el proyecto totalitario del gobierno", reaccionó Leopoldo Fernández, que pelea por la vicepresidencia desde la cárcel de San Pedro, acusado por la masacre de campesinos de 2008 en Pando, donde era gobernador.

En los últimos años, el sector sojero boliviano -opositor a Morales- también sufrió varios golpes. Primero se enfrentó a los tratados de libre comercio de Colombia y Perú con EEUU, primer productor mundial de soja, lo que puso en riesgo el mercado andino. Pero, además, Evo Morales fue debilitando su posición política y económica mediante la empresa estatal de alimentos EMAPA, que interviene en el mercado pagando mejores precios a los campesinos y erosionando el complejo financiero, político y productivo armado por los grandes empresarios agroindustriales.

También la nacionalización del gas restó protagonismo a la Cámara Boliviana de Hidrocarburos, que agrupa a las petroleras extranjeras y su sede está en Santa Cruz.

El presidente boliviano aprovechó la crisis para hacer campaña: "Donde me invitan voy, donde no me invitan no voy. No estoy desesperado. Quizás algunos no quieren que vaya porque están cuidando algún armamento", declaró, apuntando al caso de "terrorismo" protagonizado por el boliviano-húngaro Eduardo Rózsa Flores. Ese caso ya amenazó con provocar la detención del ex líder autonomista y empresario aceitero Branko Marinkovic y dejó en posición de debilidad al conjunto de la dirigencia local.

La invitación empresarial a Morales se parece bastante a un pedido de tregua a un gobierno que, según todas las encuestas, será reelegido en diciembre.

"Después de 500 años tomamos el gobierno para quedarnos, no Evo ni Álvaro, sino guardatojos (cascos mineros), ponchos, monteras y corbatas, otros 500 años en busca de igualdad y justicia", declaró ayer Morales.

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