Dice Micheletti que uno de los errores de Zelaya fue rodearse de "comunistas de taberna"

Aporrea.org
12/10/09

Reunión de la resistencia en apoyo al presidente hondureño Manuel Zelaya, ayer en Tegucigalpa. La policía informó que la madrugada del sábado hubo disparos contra la Conferencia Episcopal y una de las hipótesis es que el atentado se debe al apoyo de la Iglesia católica al golpe.

"Desde que se generaron los hechos del día 28 de junio esto no había ocurrido. El proceso de consultas que llevó adelante el presidente (Óscar) Arias tuvo como interlocutores a las dos partes, pero nunca estuvieron sentados juntos", dice la canciller mexicana Patricia Espinosa.

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Le fallan la memoria o sus servicios informativos, o se le impone el objetivo de convencer que es "un avance importante" el solo hecho de que los representantes de los dos bandos estén frente a frente, mesa de por medio.

Habla la canciller el jueves 8, un día después de la regañada que el golpista Roberto Micheletti les puso a los representantes de los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA).

No existe tal logro de la regañada OEA.

Que alguien en la embajada de México en Costa Rica se tome la molestia de recordar a la canciller que los dos bandos ya estuvieron sentados, en la casa del presidente de Costa Rica.

"Tuvimos tres rondas de pláticas con ellos y no se llegó absolutamente a nada", dice la diputada Silvia Ayala, una de las representantes de Zelaya en el diálogo de San José. Ayala recuerda, además, que la delegación de Micheletti la integraron dos de los negociadores actuales. "Estuvieron cerrados y parece que siguen así, ahora con el añadido de que los cancilleres vinieron a ser la burla de Micheletti", lamenta Ayala.

La burla no impide que la canciller mexicana llame "los hechos que se generaron el 28 de junio" al golpe de Estado, ni que insista en que México defiende el "orden constitucional" y no a Zelaya porque "el tema no son los individuos" (evidentemente, el gobierno calderonista le sigue cobrando a Zelaya sus expresiones pícaras en el Distrito Federal).

Aguantan sin chistar

Salvo los delegados de Brasil y Argentina, los representantes diplomáticos restantes aguantan casi sin chistar los ladridos de Micheletti.

"Lo mismo nos dijo la vez pasada", dice la canciller Espinosa. Y puede ser, pero ahora Micheletti hizo transmitir su revancha verbal por la televisión.

Como haría un estadista. Por algo la congresista republicana Ileana Ross-Lehtinen, icono de los anticastristas de derecha, dice que Cuba debería tener un gobernante como Roberto Micheletti.

Mientras llega ese día, los que disfrutan a Roberto Micheletti son los catrachos.

Seis a la mesa

Los negociadores abren una pausa para la fiesta que se convierte en duelo. "Me gustaría que Honduras ganara 4 a 0, pero me conformo al menos con un gol", había dicho Micheletti la víspera del partido entre la selección hondureña de futbol y su rival de Estados Unidos. El marcador fue 3 a 2, a favor de los “yankees que nos la van a pagar”, como decía un periódico local antes del encuentro.

El futbol y las consultas de cada parte abrieron una pausa en el diálogo, que se reinicia este martes, a dos días de que venza el plazo puesto por Manuel Zelaya para llegar a un acuerdo.

Honduras ha puesto su futuro inmediato en manos de una abogada nacionalista aliada de un liberal, un académico de pasado sandinista, un dirigente sindical, un jurista liberal, una abogada procedente de la "izquierda universitaria" y un poderoso empresario democristiano.

Las biografías de los negociadores de la crisis arrojan luz sobre las fuerzas que se enfrentan en este país desde antes del golpe de Estado (o de "los sucesos del 28 de junio", como prefiere la canciller Espinosa).

Por el lado de Zelaya, participan el ministro de Gobernación, Víctor Meza; la ministra del Trabajo, Mayra Mejía, y el líder sindical Juan Barahona. Los tres provienen de la izquierda, pese a que Zelaya es un liberal de pura cepa.

Micheletti ha enviado a la mesa a dos repetidores, es decir, que participaron en las pláticas de San José. Son el empresario Arturo Corrales y la ex presidenta de la Suprema Corte Vilma Morales. El trío lo completa el abogado Armando Aguilar, quien fue ministro en el gobierno del liberal Carlos Roberto Reina (1994-1998).

Los ñángaras

"Vamos a vigilar a tu ministro, y al menor desliz lo hacemos mierda con una campaña mediática." Eso le dijeron a Manuel Zelaya algunos políticos y empresarios cuando puso a Meza en la cartera de Gobernación, justo en el año de las precampañas. El ministerio de marras suele ser utilizado por los dos partidos que han gobernado Honduras los últimos 30 años (el Liberal y el Nacional), para cerrar o abrir la llave de recursos en tiempos electorales.

Meza llegó al gobierno de Zelaya después del segundo año de gobierno, en coincidencia con el viraje del hombre del sombrero, que unos atribuyen a una conversión y otros a pragmatismo puro.

Antes de entrar al gobierno de Zelaya, Meza era un crítico de los virajes ideológicos y administrativos del presidente: "Aquí domina una lógica caótica", solía decir.

Tras el golpe de Estado, fue uno de los miembros del gabinete de Zelaya que se quedaron en el país. Antes se había distanciado del presidente debido a que él y el ministro de Defensa, Edmundo Orellana, estuvieron en desacuerdo con desobedecer la orden de la Corte Suprema que prohibió a Zelaya realizar la consulta sobre la cuarta urna hacia la Constituyente.

Pocos días después del 28 de junio, enterado de que su nombre estaba en una lista de personas por aprehender, Meza buscó al general Romeo Vázquez, jefe de las fuerzas armadas hondureñas: "Le dije que sabía que nos querían capturar de modo humillante y violento, y que no lo iba a permitir, que me tendrían que matar". Vásquez le aseguró que no había ninguna orden de captura en su contra.

"Entonces aproveché para preguntarle si no se daba cuenta de que ellos, los militares, estaban siendo usados para reprimir a los pobres en las carreteras, mientras los otros se estaban repartiendo el botín en la casa presidencial", decía Meza en agosto.

Miembros de la resistencia atribuyen a Meza, jefe de la delegación zelayista, grandes dotes para la negociación, aunque en realidad Zelaya no tuvo mucha tela de donde cortar, dado que su gente de mayor confianza está fuera del país, sin opción de regresar puesto que el gobierno de facto ha anunciado una y otra vez que hay órdenes de aprehensión al menos en contra de Milton Jiménez, encargado de la vicepresidencia, y Enrique Flores Lanza, ministro de la presidencia. El "círculo de hierro" de Zelaya lo completa la canciller Patricia Rodas.

Algunos dicen que Meza fue trotskista y otros que pro chino, pero más bien se le recuerda como un miembro con carnet del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), algún tiempo cercano a Tomás Borge y muy amigo de Edén Pastora, el Comandante Cero. Terminó peleado con la cúpula sandinista.

Ese pasado no significa que Meza fuera de los miembros del gabinete felices con la relación de Zelaya con el presidente de Venezuela. A Meza le gusta citar al también venezolano Teodoro Petkoff: "Como él dice, uno no se divorcia de Stalin para casarse con Chávez".

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