Micheletti será un "segundo Pinochet" por su diputación vitalicia, augura Evo Morales

Aporrea.org
15/01/10

El presidente de Bolivia, Evo Morales, afirmó hoy que el mandatario de facto de Honduras, Roberto Micheletti, se convertirá en un "segundo Pinochet" por la decisión del Congreso hondureño de declararlo diputado "vitalicio".

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Morales se refirió al tema en un discurso pronunciado esta noche en la ciudad central de Cochabamba, durante la presentación de un libro sobre sus luchas políticas y sindicales realizado por la escritora argentina Stella Calloni.

Morales expresó que, tras leer la información proveniente de Honduras sobre la decisión del Congreso de ese país, pensó inmediatamente en que Micheletti "es el segundo (Augusto) Pinochet", en referencia a lo ocurrido en Chile, tras los 17 años de una dictadura de derecha que encabezó el represor más sanguinario de la nación suramericana.

"Tarde o temprano serán los pueblos los que juzguen", dijo el gobernante boliviano.

Protección "de por vida":

En Honduras, el actual titular del Parlamento, Alfredo Saavedra, impuso a Micheletti la Condecoración "Extraordinaria Gran Cruz Placa de Oro" del Congreso y una medalla de oro, y lo declaró diputado "vitalicio" por su trayectoria de casi 28 años como legislador y su desempeño en la presidencia del país, en la que el Congreso lo designó el 28 de junio de 2009 tras el golpe y posterior derrocamiento de Manuel Zelaya.

Este "reconocimiento" de la mayoría del Congreso de facto hondureño, fue repudiado por algunos diputados de izquierda y rechazado por la población, que denunció la estrategia como un mecanismo para proteger de por vida al dictador.

El presidente Morales, así como las naciones de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), de la OEA y la Comunidad Internacional, ha demandado varias veces que Zelaya sea repuesto en su cargo.

Como parte de la farsa dictatorial hondureña, Porfirio Lobo, presidente "electo" en unas elecciones rechazadas por la casi totalidad de las naciones americanas, asumirá el próximo 27 de enero, a cuya investidura no asistirá prácticamente nadie, como se quejó el propio Lobo recientemente.