Los buenos cuidados a los hijos triunfan sobre el estrés prenatal

URMC / Ciencia Kanija
04/03/10

Madre e hijo

Los cuidados de una madre pueden proporcionar una potente protección contra los riesgos a los que su bebé se enfrenta en el útero, según un artículo online publicado el 25 de febrero en la revista Biological Psychiatry. La investigación demuestra que los fetos expuestos a altos niveles de la hormona del estrés – que ha demostrado ser precursura del desarrollo cognitivo pobre de los bebés – pueden escapar a su destino si sus madres les proporcionan cuidados sensibles durante la infancia y la niñez temprana.

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El nuevo estudio representa la primera evidencia directa de que los fetos humanos expuestos a niveles elevados de cortisol, la hormona del estrés, pueden tener problemas para prestar atención o solucionar problemas más adelante. Pero lo que puede ser más intrigante es la segunda conclusión del estudio, que esta relación negativa desaparece casi por completo si la madre crea una conexión segura con su bebé.

“Nuestros resultados confirman la teoría de que la exposición fetal al cortisol, que puede ser controlada en parte por el nivel de estrés de la madre, y la experiencia del cuidado temprano, se combinan para influir en el desarrollo neurológico del niño”, según el autor del estudio del Doctor Thomas O’Connor, profesor de Psiquiatría y de Psicología en En Centro Médico de la Universidad de Rochester, y director del Centro Wynne Para Investigación Familiar. “Si estudios futuros confirman estos resultados, necesitaremos no sólo desarrrollar formas reducir el estrés del embarazo, sino también promover el cuidado sensible de las mamás y los papás”.

Amor de madre

Para el estudio, los investigadores reunieron a 125 mujeres¿en una clínica de ammiocentesis en un hospital urbano de maternidad, tomando una muestra de su líquido amniótico para poder medir las hormonas del estrés. Las madres estaban, de media, en la 17ª semana de gestación; sólo se siguió a madres con embarazos normales y saludables y sus consiguientes partos.

Cuando sus hijos alcanzaron los 17 meses de edad, los investigadores les realizaron el test de la escala del desarrollo infantil de Bayley, que se basa en puzzles, juegos de simulación y en retos de “memoria” del bebé para medir el desarrollo cognitivo de los jóvenes. También observaron a los bebés y las madres, usando el test de “Situación Extraña” de Ainsworth, que juzga la calidad del cuidado de los hijos, clasificando parejas mamá-bebé mostrando ua unión segura o insegura entre sí.

Con los niveles de cortisol, los resultados de la calidad de la relación y la clasificación de la cognición, los investigadores analizaron como las dos primeras medidas podrían influir en la tercera. De hecho, en los niños que muestran una “unión insegura” con sus madres, se ha relacionado un alto nivel de cortisol prenatal con una atención menor y un lenguaje débil y menor habilidad para resolver problemas. Pero curiosamente, en los niños que disfrutaban de unas relaciones estables con sus madres, se eliminó cualquier vínculo negativo entre la alta exposición de cortisol prenatal y el desarrollo cognitivo de los niños.

Según O´Connor “esta es una noticia refrescante para las madres. El embarazo es una experiencia emocional para muchas mujeres y lo es más para las madres que son cuidadosas y se preocupan. Es un alivio saber que, al ser buenos padres, pueden “proteger” a sus hijos contra posibles obstáculos”.

El estudio genera cuestiones futuras

O’Connor señala a continuación un par de matices importantes del estudio. El primero es que el cortisol amniótico (en el útero) estudiado, podría proceder de dos fuentes, y es difícil precisar cuál. Podría, por ejemplo, pasar a lo largo de la placenta de una madre ansiosa a su bebé – o ser creado y excretado directamente por el estrés del propio feto.

“Aunque muchos estudios a gran escala han observado que el estrés prenatal puede influir en el desarrollo infantil, nuestro estudio, en particular, arroja algo de luz sobre el ‘cómo’,” comenta O’Connor. “Sin embargo, es necesaria una investigación mucho mayor para delimitar mejor los mecanismos exactos que hay detrás de una madre que “transfiere” su estrés a su bebé nonato”.

Este estudio se encuadra en la teoría mucho más grande de la “programación fetal”, que suguiere que los acontecimientos en el útero puede preparar el desarrollo del niño para su salud y desarrollo a largo plazo. Estudios anteriores, por ejemplo, han encontrado que la dieta de una embarazada puede influir en el riesgo a largo plazo de que un niño tenga enfermedades del corazón, diabetes y obesidad. Junto con la dieta, el estrés prenatal ha surgido como un gran factor amenazante en este tipo de programación.

“Nuestros resultados apoyan esta teoría emergente”, comentó la coautora del estudio, con sede en Londes, la Doctora Vivette Glover. “En la neurología, la idea más extendida es que los niños nonatos sienten los niveles de la hormona del estrés de sus madres, programándoles para una mayor atención . Estamos intentando determinar si la sensibilidad procede de una mayor ansiedad durante la infancia, y si es así, lo que podemos hacer al respecto”.

El próximo estudio del equipo revisará a estos mismo niños cuando cumplan 6 años; en ese momento, los investigadores esperan darle al grupo una serie de tests más definitivos para ver la interacción entre los niveles de cortisol en el útero y el éxito de la crianza a largo plazo. Estos tests incluirán estudios de las imágenes del cerebro de los niños, buscando ver si los niveles más altos de cortisol puede estar vinculados a cambios anatómicos.

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