Bombas de tiempo en el viejo continente

07/04/10
Red Voltaire

El Viejo Continente se revuelve. La Unión Europea (UE) deja caer la careta y lejos de confirmar el mito de “mecanismo perfecto de integración”, se convierte en olla de grillos donde la flema, el estiramiento y el pretendido refinamiento descienden al nivel de la más rústica chancleta.

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El asunto es la deuda externa griega, la cual parece haber puesto en jaque la “estabilidad económica” del área y provocado los más agrios debates entre quienes proclaman se debe virar la cara al enfermo y los que piden asistencia, no por solidaridad, sino porque sus arcas también amenazan con secarse.

El debate viene desde hace semanas. Atenas acumula un adeudo cuatro veces superior al tres por ciento del Producto Interno Bruto nacional (PIB) la más alta escala permitida por la UE para sus asociados, y algunos de ellos se niegan a cargar con las pretendidas culpas ajenas.

No basta que el gobierno griego haya aplicado, en medio de la represión policial a sus atribulados trabajadores, severas medidas económicas restrictivas para cortar gastos públicos, reducir salarios o cercenar empleos, de manera de “recaudar” en favor de los usureros.

Para naciones como Alemania, la semi herrumbrosa locomotora continental, un pecador de esa índole no merece sino desprecio.

Desde luego, Berlín ha sido cuidadoso al divulgar que este año su débito es de más de cinco por ciento, con lo cual también salta la barrera máxima de la UE y por tanto se haría acreedora de similares sanciones.

Pero el problema es más grave, porque países al borde del “síndrome griego” parecen multiplicarse en Europa, lo que augura para algunos una cadena explosiva de proporciones incalculables.

De hecho, según el sitio digital GurusBlog, España, Italia, Portugal e Irlanda se acercan en inestabilidad a su socio griego.

Recuerda el citado espacio que si bien Grecia debe pagar cerca de 208 mil millones de euros; España, adeuda la cifra de 950 mil millones de esa moneda; Italia, cerca de 347 mil millones; Portugal, 177 mil millones e Irlanda 123 mil millones de euros.

Algunas de estas deudas tienen importantes porciones próximas a vencerse, y deberán ser enfrentadas con nuevas solicitudes de préstamos.

De hecho, todas estas naciones a las que se suman Francia y la propia Alemania, ya han sido advertidas oficialmente por entidades de la UE sobre la urgencia de reducir sus cuentas pendientes, que en todos los casos están muy por encima del consabido tres por ciento del PIB.

Nada, el comején ha mordido fuerte las patas de la mesa europea y no puede descartarse que un bien día el refinado mueble se vaya abajo, porque cojeando ya está.

Néstor Núñez

Periodista

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