La NASA se prepara para una potencialmente dañina lluvia de meteoros en 2011

Ciencia Kanija
17/06/10

La NASA está evaluando el riesgo que supone para las naves espaciales la próxima lluvia de meteoros Dracónidas de 2011, una tormenta de siete horas de diminutas rocas espaciales que tienen el potencial de impactar con grandes naves que orbitan la Tierra, tales como la tripulada Estación Espacial Internacional o el Telescopio Espacial Hubble.

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La evaluación del riesgo de la lluvia de meteoros es más un arte que una ciencia, y hay cierta variación entre los niveles de intensidad proyectados para las Dracónidas de 2011 por parte de los pronosticadores de meteoros. Pero los operadores de las naves ya están recibiendo notificaciones para sopesar acciones defensivas.

Los actuales modelos de predicción de meteoros predicen un potente estallido en las Dracónidas, posiblemente una gran tormenta, el 8 de octubre de 2011, de acuerdo con William Cooke de la Oficina de Entorno de Meteoroides del Centro de Vuelo Espacial Marshall de la NASA en Huntsville, Alabama.

Las Dracónidas presentan cierto riesgo para las naves, confirmó Cooke. Podrían convertirse en el próximo evento significativo en la órbita baja de la Tierra, en lo que a meteoroides se refiere, añade.

Cooke y Danielle Moser de Stanley, Inc., también en Huntsville, presentaron sus datos de las Dracónidas en Meteoroids 2010 – una conferencia internacional sobre cuerpos menores del Sistema Solar que tuvo lugar del 24-28 de mayo en Breckenridge, Colorado. La conferencia estuvo patrocinada por NorthWest Research Associates/CoRADivision, NASA, el Laboratorio Nacional Los Álamos y la Oficina de Investigación Naval.

Menos llamativa, pero existe el riesgo

La lluvia anual de las Dracónidas no es conocida por ser un brillante espectáculo de meteoros, dice Cooke.

Los ritmos de intensidad predichos para 2011 se extienden a lo largo de un orden de magnitud, añade, con el Ritmo Horario Cenital máximo, o ZHR, variando de unas pocas decenas a varios cientos, como se verían por un observador.

Un Modelo de Flujo de Meteoroides del Centro de Vuelo Espacual Marshall basado en observaciones ópticas y de radas de antiguas lluvias Dracónidas, sugiere que el ritmo máximo será de varios cientos por hora.

Entonces, ¿por qué preocuparse?

Cooke dice que una fracción significativa de las anomalías en las naves producidas por lluvias de meteoroides están provocadas por descargas electrostáticas cuando el meteoroide llega al satélite.

Y, aunque no se informaron de problemas eléctricos en las naves durante el estallido de Dracónidas de 1985 y 1998, dice que la falta de viejas anomalías no debería tomarse como una carta blanca por parte de los operadores de satélite e ignorar la de 2011.

La probabilidad de anomalías eléctricas es baja, no obstante, debido a la baja velocidad de las Dracónidas, señala Cooke.

“Ya estamos trabajando en programas con la NASA para evaluar los riesgos de las naves”, dice Cooke. “Imagino que cuando se publiquen estas palabras habrá un furor draconiano, y tendré las habituales llamadas procedentes de las compañías de satélites de comunicaciones así como de los programas espaciales gubernamentales”, dijo a SPACE.com.

Sobre el limbo

La Estación Espacial Internacional tiene un escudo pesado contra los escombros orbitales.

Siendo este el caso, “no esperamos que pase nada malo allí”, dice.

No obstante, las Dracónidas aparecerán sobre el limbo de la Tierra creando un espectáculo celestial que podrán disfrutar a través de las ventanas los miembros de la tripulación de la estación espacial.

“No estoy preocupado por la estación espacial. Incluso aunque las Dracónidas fuesen una tormenta de meteoros a gran escala, confiaría en que el programa de la estación espacial tomaría los pasos necesarios para mitigar los riesgos”, señala Cooke.

El paso más radical sería reorientar la estación espacial, comenta Cooke.

“Pero, francamente, dado el nivel de flujo, no creo que tengan que hacer eso”, añade. “Pero es su decisión. Daré los niveles de flujo y ellos tomarán la decisión”.

Una medida que los funcionarios de la estación espacial podrían tomar, apunta, es no realizar paseos espaciales durante la lluvia.

Para el Telescopio Espacial Hubble, si los operadores juzgan que el riesgo es lo bastante alto, apuntarán el observatorio lejos del radiante Draconiano – el punto desde el que parece emanar la lluvia.

“Cada vez que tomas una estrategia de mitigación, como cambiar la altitud de la nave, o desconectar el alto voltaje, también se incurre en un riesgo”, dice Cooke.

La precaución es la clave

Cada nave es única, y los componentes tienen distintos umbrales de daño, por lo que se anima a los programas a llevar a cabo análisis para determinar su son necesarias o no estrategias de mitigación para sus vehículos antes de las Dracónidas del año que viene.

Cooke dice que la amenaza para las naves procedente de las lluvias de meteoros en el pasado – particularmente las Leónidas de 1998 – produjeron más nervios que los impactos a hipervelocidad.

“Realmente no comprendíamos qué estaba pasando”, señala. “Ahora nos sentimos mucho mejor. Pero las Leónidas sensibilizaron a los operadores de las naves sobre la preocupación en las lluvias de meteoros. Tal vez, a veces, se preocupan más de lo que deberían”.

Cooke dijo que a principios de 2011 revisaría la predicción de las Dracónidas – también haciendo uso de datos procedentes de otros pronosticadores de todo el mundo – los cuales se publicarían a los operadores de las naves.

“También hay una gran cantidad de resistencia allí”, añade Cooke. “Somos como los hombres del tiempo… nuestros pronósticos cambian… y la tendencia general siempre es a la baja”, dice Cooke.

Aún así, la precaución es la palabra clave.

“Debido a que ahora podemos predecirlas, tenemos una forma de prevenirlo. Si te impacta un meteoro esporádico es mala suerte. Si lo hace una lluvia de meteoroides, es negligencia”, dice Cooke.

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