Obama saca sus soldados de Irak para afrontar los problemas en casa

Andrei Fediashin
RIA Novosti
07/08/10

El Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se demoró apenas un cuarto de hora para "dar una vuelta a la página" del conflicto en Irak.

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El inquilino de la Casa Blanca puso fin a una guerra que duró 7 años y 5 meses, proclamó la soberanía completa de Irak y anunció el regreso de los soldados estadounidenses a la patria.

En la segunda alocución televisiva de su presidencia, el pasado 1º de septiembre, el mandatario norteamericano declaró que la "Operación Libertad Iraquí" había llegado a su fin, lo cual, por supuesto, no significa que con ello, EEUU logró la victoria.

Obama anunció haber cumplido la promesa principal de su campaña electoral: el retorno de las tropas estadounidenses a casa, y parece que es verdad, 90.000 militares ya salieron de Irak.

Los restantes 50.000, estacionados en 94 bases militares, de unidades de combate fueron trasformados en grupos de consejeros y asesores encargados de entrenar y formar a los militares, policías, agentes de servicios secretos de Irak.

La necesidad de retirar las tropas era evidente: después de Vietnam, la guerra de Irak es el segundo conflicto con menos apoyo entre la opinión pública en EEUU. A pesar de que el número bajas entre los militares estadounidenses es incomparable: 4.500 bajas en Irak y más de 50.000 muertos en Vietnam.

El asunto es que el propio Obama, más que los soldados estadounidense también necesita "volver a casa" porque no le queda otra opción. Los republicanos con sus ataques ya le estropearon el pasado el verano y prometen hacer lo mismo el próximo otoño.

En vísperas de las elecciones al Congreso del próximo noviembre, en la cuales se reelegirá toda la Cámara de los representantes y un tercio del Senado, la popularidad de Obama no supera el 50 %.

Los electores están desencantados con su política económica, con el recorte de las prestaciones sociales, y también con la carga económica que supone la financiación de dos guerras, la de Irak y la de Afganistán.

Y en general, el país (un indudable éxito de la campaña electoral de los republicanos y las fuerzas radicales de derechas) parece estar mirándolo con ojos muy críticos, preguntándose "¿Será Obama de verdad tan buen ciudadano y cristiano, como pretende?".

Parece que nadie tiene en cuenta que Obama debe superar dos pruebas muy difíciles, poner en marcha su propia estrategia y quitarse de encima los graves problemas que heredó de su antecesor George W. Bush, como la crisis económica y financiera y las dos guerras ya mencionadas.

En lo que respecta a su vida cotidiana y la política, los estadounidenses son muy impacientes e impetuosos y al hablar de su prosperidad y bienestar personal, todavía más. Así que la situación del presidente Obama no es nada envidiable.

Después de las elecciones, los demócratas pueden perder muchos escaños e incluso quedar en minoría.

En realidad, de todas sus promesas electorales, Obama sólo puede cumplir la de poner fin a la guerra en Irak, pero la solución propuesta dista mucho de ser ideal.

Según sus promesas, las tropas estadounidenses debieron salir de Irak el pasado 1 de septiembre y formalmente, así fue. No obstante, no se puede decir que en Irak la situación es estable.

El gobierno iraquí impuesto por EEUU parece desalentado ante la inminente retirada del contingente estadounidense. Hasta el momento, en Irak no ha sido posible formar un gobierno de consenso nacional, a pesar de que las elecciones se celebraron hace medio año.

Casi todos los expertos coinciden en pronosticar que en ese país se intensificarán inevitablemente los conflictos internos y se derramará todavía más sangre.

Pero eso ya no importa en Estados Unidos porque ahora todos, incluida la Casa Blanca, están absortos en el diseño de las estrategias para la futura campaña electoral, aunque las elecciones presidenciales sólo tendrán lugar en noviembre de 2012, es decir, dentro de un año y medio.

El equipo de Obama está francamente preocupado por los escasos éxitos de su presidencia, que tampoco podrían haber sido tantos, teniendo en cuenta la herencia, dejada por el antecesor.

En un arrebato de desesperación Obama decidió probar suerte con el tema del arreglo de la situación en Oriente Medio y el 1 de septiembre, sostuvo una entrevista con el Presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, y con el Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu y para el 2 de septiembre, convocó la reanudación de las negociaciones directas palestino-israelíes con miras a iniciar otro proceso de paz en Oriente Medio.

Vale la pena recordar que varios presidentes estadounidenses anteriores intentaron solucionar este complicado problema, pero ninguno logró cimentar avances duraderos y productivos.

Por su parte, los republicanos ya están fijando los primeros objetivos para futuros ataques. Entre ellos figura el nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas Nucleares START, firmado por Obama y Dmitri Medvédev. Los líderes de los dos países tenían la intención de ratificarlo en breve.

No obstante, el Comité para Asuntos Extranjeros del Senado de EE.UU. celebrará la votación correspondiente sólo a mediados de septiembre, lo que quiere decir que los debates principales serán en octubre, el periodo "políticamente más caliente" en EEUU.

Los republicanos ya prepararon "700 preguntas sobre el Tratado". Para la aprobación del documento se necesitarían dos tercios de los votos de los miembros del Senado. Los demócratas, que disponen de 59 escaños, necesitan el apoyo de 8 senadores del Partido Republicano y de momento sólo han conseguido convencer a uno de ellos.

Así que no quedan esperanzas de que el START sea ratificado rápidamente.

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